treinta y cuatro

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21:30, no hay rastros de Tiziana

La estoy esperando aquí, hace una hora, sentado en la terraza de un bar de un amigo. Le he dejado varios mensajes, incluso me he atrevido a llamarla, pero no hubo respuesta de su parte

Claro que ésta podría ser una de las situaciones en las que se podría desencadenar mi invitación; y claro que lo imaginé varias veces, pero siempre como si fuera el peor de los casos

Ahora, con los ojos fijos en la brillante luna llena y con la brisa fresca de la noche cayendo en mi cuerpo, sin ella, entiendo que realmente este es el peor de los casos

Ni el trago dulce que tengo en la mano me saca el gusto amargo de quedarme aquí plantado por ella, ni cualquier excusa que pueda inventarme me conforma. Tan solo puedo preguntarme si me dirá alguna, si se disculpará conmigo o jamás tendré respuesta de Tiziana

La pantalla de mi celular se enciende y miro hacia ella, encontrándome con una notificación

tizianaa_: perdón Charles, no puedo hacerlo

Ni siquiera me esfuerzo en responder, tan solo me levanto de la silla y camino hacia dentro del bar. Esquivo a algunas personas, tratando de llegar a la salida, cuando mi teléfono vuelve a sonar el bolsillo de mi pantalón

Arthur: cómo va todo con tu chica T?

El mensaje de mi hermano me distrae lo suficiente para no mirar hacia mi alrededor mientras camino, y peco de torpe cuando siento un choque que casi me hace tirar el celular al suelo

-Perdón...- comienzo a hablar hasta que levanto la vista

Alessia aparece frente a mis ojos, con sus ojos claros abiertos como platos, como si hubiera visto un fantasma. Me guardo la risa que amenaza con escapar de mi boca cuando la veo de esa manera, porque me resulta gracioso el verla tan desalineada y asustada

-¿Me sigues acaso?- pregunto y larga una risa seca

Arregla su pelo y caigo en cuenta de su cambio

-Hey, lo cortaste- comento asombrado, viendo como su pelo negro cae un poco más abajo de sus hombros, con unas pequeñas ondas en las puntas

-Ya era tiempo de cambio- murmura, tocando su cabello con los dedos

Su nuevo corte le da un brillo particular, se ajusta perfectamente a su rostro fino y delicado, e incluso podría decir que ayuda a resaltar más sus ojos y que todo la ayuda a verse mas hermosa de lo que es; pero su mirada sigue medio perdida, y noto un semblante en su cara un tanto extraño

-¿Estás bien?- me animo a preguntar

-Si, estoy bien- responde, sonriendo levemente

-¿Has venido sola?

-No, vine con una amiga, pero se acaba de ir- contesta Alessia y frunzo mi ceño

-¿Tan temprano?- digo, mirando mi reloj

-Si, tuvo un inconveniente y se tuvo que ir antes

La morocha arregla su chaqueta de cuero en un suspiro que parece completo de frustración, y lo que antes me divertía de su semblante, ya deja de hacerlo

Y aquí estamos los dos, parados en la mitad de un bar, con planes a medio terminar; o realizar, en mi caso

Es por eso que cuando le pregunto si quiere tomar algo conmigo, mi pregunta queda a la mitad cuando dice que ya se va para su casa

-¿Quieres que te acompañe?- pregunto amablemente- Yo ya iba para casa

-No, gracias, estoy esperando al Uber- respondo y yo asiento

-Okay, pues...nos vemos- digo, inclinandome a saludarla

-Charles- me llama ella, y me separo para verla- ¿Tú estás bien?

Me detengo a mirar sus ojos por unos segundos, reflexionando sobre qué contestar, pero termino por sonreír un poco y mentir

-Estoy bien- contesto y me devuelve la sonrisa- Me debes una cerveza, no lo olvides

-Okay- dice en una pequeña risa

Y justo cuando creo que la noche estaba por terminar, y nos separan un par de pasos, la voz de Alessia me hace girar nuevamente

-Charles- dice- Ven, no quiero deberte algo, te invito la cerveza

Enfoque - Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora