cuarenta y seis

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Veinticuatro de diciembre, 20:05

Todas las luces coloridas que decoran la casa de mi madre están prendidas, y el gigante árbol navideño brilla en el centro de la sala, con una estrella amarilla en el tope de él

Visualizo a mi papá, sentado en una silla de la mesa, tomando un vino y vestido impoluto, porque mamá siempre ha querido que en estas fechas llevemos un atuendo formal. Probablemente estaría sonriendo, como lo usual, y haciendo chistes, logrando que todo aquel que lo escuche con su voz grave, ría a carcajadas

Aunque él no esté, mamá se ha empeñado en que todas las navidades sean las mejores posibles, y que su ausencia duela un poco menos en estas fechas, de lo que ya lo hace. Las cosas inevitablemente han cambiado, ya no somos aquellos niños ilusionados por regalos, ni los adolescentes vestidos de saco y corbata; sino que todos vestimos un suéter navideño hecho especialmente por mamá

De todos modos, mientras empina su copa de vino y le da un trago, noto una energía rara en mamá que no es propia de días como éste

-Mamá- la llamo- ¿Qué ocurre?

La mesa, compuesta por Arthur, Lorenzo y su esposa, deja su conversación a un lado y lleva su atención a nosotros

-Alessia- murmura, con la mirada triste- Me pone triste pensar que esa muchacha está sola hoy...

-Yo he hablado con ella sobre eso, me ha dicho que no le gusta celebrar la navidad- contesto

-Lo sé, pero no responde mis mensajes hace días, y...- finaliza con un suspiro profundo

Arthur baja la mirada a su copa, y entrecierro mis ojos

-¿Tú no la has visto?- me pregunta mamá y niego

Y es la verdad, ni siquiera la he visto salir a su balcón

-Tal vez está con su hermano- interviene Arthur

-¿Y por qué no la llamamos?- propone Lorenzo

-No- niega de inmediato mi hermano menor, y mamá lo mira extrañada

-¿Por qué no?

-Porque...no- responde él

-Esa no es una respuesta- se queja ella

-Claro que sí- contraataca el ojiverde

-¿Has hablado con ella?

Arthur revolotea sus ojos a todos los lados del salón, menos a los ojos de mi mamá, que espera expectante una respuesta; y eso lo hace cada vez que quiere mentir

-No...

-Arthur...

-Bueno, si hablé con ella- suspira rendido- Ella está bien, ha tenido unos días difíciles pero me ha pedido que no les diga nada...

-¿Y eso por qué?

-Porque no quería que sientan pena por ella

-¿Está con su hermano?- cuestiono yo

-Eso no lo sé- responde alzando sus hombros

Ha sido muy clara con eso de pasar sus navidades a solas, así que no creo que esté con su hermano ahora mismo

Cruzo miradas con Arthur antes de tomar mi celular

-Voy a llamarla- digo, levantándome de la mesa

-Charles...

-Tranquilo, le diré que no has dicho nada- interrumpo a mi hermano, que suspira con alivio

Salgo de la casa un instante, cerrando la puerta tras de mí, y demoro solo un par de segundos en encontrar su celular en mis contactos, y luego llamarla

Enfoque - Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora