treinta y seis

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El sol me pega en el rostro cuando despierto, olvidé cerrar las cortinas anoche, antes de irme a dormir, y eso por lo general es algo que me molesta demasiado

Hoy no me genera nada negativo

Mis ojos se abren lentamente y en lo primero que pienso es en ella, en Alessia

En como la besé anoche, en como tomé firmemente de su cintura sin ganas de soltarla, en como su boca gustosa se abrió para mi y sus manos inquietas recorrieron mi espalda

Incluso puedo recordar el gusto dulce que tenía en la lengua a causa de los tragos, y en el pequeño jadeo que se escapó de sus labios cuando tiré de su labio inferior con mis dientes

Una sonrisa se me dibuja en el rostro sin quererlo

Tan solo quiero levantarme e ir a buscarla para que me de otro beso como el de anoche, o incluso mejor, porque éstas ganas de ella no parecen irse pronto

¿Estará en su balcón?

Me levanto de la cama con una energía que hace mucho no recorría mi cuerpo, y procedo a vestirme y lavar mi adormilado rostro antes de salir de la habitación

Mis ojos miran hacia la terraza con curiosidad, e incluso agudizo mi oído, con ganas de oírla cantar o regar sus plantas...pero no encuentro ninguna señal, así que decido abrir la puerta de vidrio y salir

Para mi sorpresa, los ventanales de su hogar están cerrados, y lo que es peor, las cortinas también

Tal vez no esté en su casa

Intento que mi ánimo no decaiga, y sigo mi día con total normalidad, hasta que un mensaje de mamá llega a mi teléfono; como es costumbre, soy invitado a su casa a almorzar, y acepto sin siquiera pensarlo

Con una botella de vino bajo el brazo y las llaves de mi auto en la mano, abro la puerta de mi apartamento para emprender marcha

Me apuro cuando veo las puertas del elevador a punto de cerrarse, y pongo mi brazo en medio de ellas. La sorpresa me la llevo cuando veo a Alessia dentro; automáticamente sonrío, porque verla era lo único que quería

Pero mi sonrisa se borra casi de inmediato, porque hay un aura oscura alrededor de ella, y aunque intente ocultarlo, noto cuando limpia un par de lágrimas que caen de sus apagados ojos

Siento como un pinchazo me molesta en el medio del pecho cuando, preocupado, doy un paso hacia Alessia y ella se voltea un poco hacia una de las paredes, con los brazos cruzados y la mirada perdida en el piso

-Alessia...

-Estoy bien- responde en voz baja

-No pareces bien- digo yo con obviedad

La morocha larga un suspiro y se apresura a cerrar las puertas del elevador con un botón, y allí empezamos a descender de pisos

Mantengo mis ojos en ella, analizando la situación y esperando a que diga algo

-Ale...

-¡Por Dios, Charles! ¡Estoy bien!- vuelve a repetir, con un poco de enfado

-No puedes estar bien si estás llorando- argumento firme ante su tono

Alessia no me mira, jamás, sus ojos claros siguen en alguna parte del piso

Acerco mi mano a su mejilla, limpiando otra lágrima que cae de ahí. Sus ojos se cierran al primer tacto, como si la quemara

-Mirame, Alessia- pido suavamente- Solo quiero ayudarte

-No puedes ayudarme- murmura, retirando su rostro de mis caricias

-Dime que pasa, sé que no estás bien

-Si estoy bien o no lo estoy no es de tu incumbencia- dice con frialdad- Sólo déjame en paz

La puertas de metal se abren, y con pasos rapidos, la morocha se aleja en camino a la salida del edificio

¿Qué le sucede?












Estuve enferma estos últimos días, espero sepan entender y disculpar la demora 💌

-Julia

Enfoque - Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora