cuarenta y cinco

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Río al ver como Kali y Verónica discuten en la cocina, mientras me siento en la barra. Unos simples muffins les están ganando a dos muchachas de casi treinta años, y eso me parece demasiado divertido. Intervengo solo para darle la razón a Kali, y comentar que ponerles una cucharada pequeña de café no es una idea tan alocada para realzar el sabor del chocolate

Jamás hice muchos amigos en mi vida, menos cuando era una niña, así que al ir creciendo me parecía cada vez más absurdo e imposible encontrar un lugar seguro en otras personas...hasta que llegaron ellas, y me demostraron que estaba equivocada

Cuando la poca relación que había con mi familia se terminó de romper, primero con la muerte de mi mamá y después con el accidente de mi padre; creí que no iba a volver a recomponer mi familia, como un jarrón que se rompe en mil pedazos tan pequeños, que juntarlos se hace inútil

Luego aprendí que mi familia quizás no tenga las mismas personas que algún día fueron parte de ella, y que tal vez la compongan personas que en algún pasado fueron extrañas, pero que tampoco está mal, siempre y cuando me sienta cuidada

Cada vez que veo a mis amigas, no tengo dudas de que son mi familia, y que las quiero en ella; a veces de lejos, a veces de cerca, pero de cualquier manera

Mientras las chicas hacen de la cocina de Sara un completo desastre, relojeo cualquier cosa en la pantalla de mi celular, borrando imágenes y notas que ocupan un espacio inútil en el móvil... hasta que mis dedos se detienen repentinamente

Me encuentro con mi último chat con Charles, más precisamente, el último chat de Tiziana con él. Un pequeño dolor en el pecho aparece al leer el último mensaje, y recordando como le mentí aquella noche en el bar, cuando nuevamente me negué a contarle la verdad

Una suma más a la lista de estupideces

Cedo ante ese pequeño impulso de seguir viendo las conversaciones pasadas, aún sabiendo que ese dolor triste pero nostálgico iba a seguir incrementando, porque algo de mi hubiera querido que todo se quedara congelado en esos instantes para siempre, y que no haya pasado nada de esto

Noto que la mayoría de las últimas conversaciones solo eran sobre temas tontos, que nos hacían reír y quedarnos despiertos hasta altas horas de la madrugada; y que casi nunca empezaban por alguna foto de mi parte, como solía pasar al comienzo

Una pequeña sonrisa se me escapa al leer nuestras eternas luchas sobre gustos de helados y películas, y al mirar una imágen que me mandó él, acostado en el patio de la casa de su madre

-¿Cuándo se lo vas a decir?

Ahogo un grito del susto cuando escucho un susurro en mi oído que me toma completamente desprevenida. Me doy la vuelta de inmediato, y Sara me mira con sus brazos cruzados

-Me vas a matar de un infarto- me quejo entre dientes, tocando mi pecho con la mano

-¿Qué hacías leyendo esas conversaciones?

-¿Y tú que hacías viendo mi celular?- contraataco

Entrecierra sus ojos un segundo, en silencio

-Tengo chismocitis, deberías saberlo

Largo un bufido, bloqueando mi celular y dejándolo en la barra

-Algún día se va a enterar...- dice y le hago una señal para que baje el volumen de su voz, pues Kali y Verónica no lo saben

-Lo sé- murmuro, mirando hacia abajo

-Pues entonces corta el problema de una vez, si sigues viendo esas cosas vas a seguir poniendote triste- responde Sara, señalando mi celular- ¿Qué sentido tiene?

-Nada de esto tiene sentido- digo- ¿Qué me diría Charles?

-¿Sobre qué? ¿Sobre qué lo estás privando de conocer a la chica que le gusta porque no te animas a contarle la verdad?- cuestiona y suspiro- No sólo estás jugando con sus sentimientos, con los tuyos también, Tizi. Lo quieres, y no te permites estar con él porque tienes miedo...

-¡Hey, ustedes!- exclama Verónica, llamando nuestra atencion- Compartan el secreto

Sara lleva a sus ojos a los mios con reproche, alzando una ceja

Las tres me miran expectantes, y mi celular comienza a sonar

Les dedico una sonrisa inocente mientras me levanto de la silla, y me alejo un poco de la cocina haciendo caso omiso a sus quejas

-Hola, Fran- saludo a mi hermano, contestando su llamada

-Hola, Tizi- habla de vuelta

Su voz se escucha algo rara y apagada, y frunzo el ceño ante eso, porque Francisco es de esas personas que siempre se encuentran alegres

-¿Cómo estás?- pregunto, sentándome en el sillón

-Bien...escúchame, ¿Dónde estás?

-En la casa de Sara, con las chicas- contesto extrañada- ¿Qué pasa? ¿Sucedió algo?

Se escucha un suspiro detrás de la línea, y mi corazón se detiene por unos segundos

-Fran, háblame- pido, con nerviosismo

De lejos, veo a mis amigas que han dejado de lado su conversación para mirarme con curiosidad y preocupación

-Linda, yo...tu abuela me ha llamado, me ha pedido que te lo diga yo, creía que te gustaría escucharlo por mi...

-Fran, no entiendo- murmuro

-Hace unos minutos le volvió a dar un infarto a tu padre, pero ésta vez...

Mis pulmones desechan todo el aire acumulado en mis pulmones cuando se detiene y sus palabras quedan volando

-No pudieron reanimarlo, Tizi, su corazón estaba muy delicado

Y así de simple, me quedo congelada

Mi mirada se choca con la de Sara, que me observa con confusión

Trago fuerte, y me sorprende un poco el gusto amargo; pero me sorprende más que no haya un nudo allí, y ni siquiera una lágrima en mis ojos

Por alguna razón me sorprende que su muerte haya sido tan intrascendente como nuestra relación a lo largo de mi vida

¿Esto es todo? ¿Él se fue?

¿Se fue así?

-Tizi, hermana, lo siento mucho- escucho la voz de Francisco detrás del móvil- ¿Estás ahí? ¿Estás bien? Dime algo, por favor...

-Estoy aquí, lo siento- me disculpo por mi transe- Estoy bien, solo me sorprendió

-Mierda, yo...estoy yendo a buscar a Filipa a la escuela y estoy demasiado demorado...

-Ve tranquilo, estoy bien, te lo prometo

-¿De verdad? ¿Las chicas están allí contigo?

-Lo están, no te preocupes- contesto con serenidad

-Juro llamarte luego, ¿Si? Lo siento mucho- habla con pena- Te amo

-Te amo- respondo antes de cortar

Mi vista se pierde en el suelo de madera, pero noto de reojo que Sara es la primera en acercarse a mí, y luego le siguen las demás, que se arrodillan frente a mí para verme el rostro

Hacen preguntas que no puedo escuchar, y sin embargo, solo escucho un silencio fuerte en mi mente

Que sólo se rompe cuando lo digo en voz alta

-Mi papá se murió


...

Días complicados por aquí, lamento mucho la demora. Muchos besos para todos ️❤️

-Ju

Enfoque - Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora