veintiocho

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-No esperaba que tuvieras velas- murmura ella, en una risa baja que me hace sonreír- Eres un muchacho romántico, Leclerc

-Más que romántico, práctico- aclaro, encendiendo la última vela- Los apagones pueden suceder siempre

-Si...no te creo- delivera y río

La tormenta no descansa, realmente, parece ser cada vez más fuerte. Las gotas de agua estallan contra el vidrio de mis ventanas y eso es lo único que se escucha junto a los truenos

Mamá me ha llamado para preguntar si estaba bien y si estaba todo en orden, parece que ella se ha asustado un poco también; pero la verdad es que, más allá del apagón de hace diez minutos, el cual no se ha resuelto, no ha pasado nada malo más allá de ese detalle

Pero claro que no sabe que Alessia está en mi casa, porque eso solo levantaría bromas de mamá y mi hermano, y la verdad es que prefiero no escucharlas

La morocha está sentada en el sofá blanco de la sala, con la cabeza apoyada en el respaldo de éste, mirando hacia afuera con tensión cada vez que un trueno irrumpe en el cielo oscuro para iluminarlo por completo

Sigue con mi ropa puesta, y al parecer, unas pequeñas ondas quisieron aparecer en las puntas de su cabello largo y normalmente lacio desde que la lluvia la sorprendió volviendo del trabajo 

La luz del fuego de las velas dejan un reflejo naranja en su rostro, iluminádola cálidamente; parece que las mismas llamas derritieran esa máscara fría que tiene siempre puesta, y me dejara ver una chica más apenada y vulnerable...hasta se le podría decir tímida. Tiene las rodillas a la altura de su pecho, y los brazos encerrando sus piernas, sirviéndole de sostén al mentón una vez que lo apoya allí para observar la lluvia caer a cántaros

El sonido de su celular nos saca del transe a ambos, y yo corro mi vista rápidamente de ella para guardar los fósforos que utilicé en una caja de madera

-Permiso, me están llamando- pide Alessia, caminando hacia la cocina, yo solo le doy una sonrisa antes de verla cruzar la puerta

Me desplomo en el sofá donde antes Alessia estaba sentada con un suspiro largo, mis ojos se pierden en la mesa de café que está frente a mí, hasta que se encuentran con su cámara arriba de ella

Me detengo en el aparato unos instantes hasta que la curiosidad me termina por ganar, y la tomo entre mis manos para encenderla, y luego revisar las fotos

Está mas que claro que no sé un carajo sobre fotografía, pero las imágenes me parecen espectaculares a ojos de un simple espectador como yo; y es que para trabajar para una compañía tan importante como B&N, su labor como fotógrafa debe de ser sin dudas juzgado como brillante

Y a la vez me sorprende que alguien como ella tenga su lugar detrás de la cámara, porque cualquiera que la vea diría que tendría que estar delante de ella

-¿Qué haces?- escucho su voz de la nada y mi cuerpo da un salto del susto

-Mierda- susurro, tocándome el pecho, y dejando la cámara en la mesa- Casi me da un infarto

-Eso te pasa por chismoso- contesta, sentándose a mi lado

-Disculpa...

-Era broma, Charles, no me importa- me interrumpe, con una pequeña sonrisa- ¿Te gustaron?

-Si, mucho- asiento y su sonrisa se ensancha- Felicitaciones

-Gracias- responde y alzo mis cejas

-Wow- murmuro con sorpresa

-¿Qué?

-Es la primera vez que agradeces un halago que te hago

Alessia rueda sus ojos para luego reir y negar con su cabeza

-El cerrajero no va a venir- dice de un largo suspiro

-¿Por la tormenta, verdad?- supongo y asiente

-Si, la verdad es que quiero asesinarlo- habla con un toque de enojo que me divierte

-Pues...es entendible

-¡No lo defiendas!- pide con ofensa- Quiero entrar a mi casa

-Pero mira como llueve, Alessia- excuso yo

-Que venga en canoa, no lo sé- contesta y río fuerte- Dijo que vendría mañana a primera hora si el clima mejoraba

-Puedes quedarte aquí, si quieres

Voltea su cabeza para mirarme y su rostro hace una pequeña mueca

-No debería de estar aquí- habla en una risa seca

Alzo mis cejas, sin entender

-¿Por qué no? ¿Soy mal anfitrión?- pregunto y la pelinegra sonríe

-No, no lo eres

-¿Entonces?

Baja su vista a sus dedos, y juega con ellos a la altura de su regazo

-Te he tratado mal este tiempo- dice, aún sin mirarme

-Yo también lo he hecho- sincero por mi parte

-Si, ya sé que me llamas diablo, de hecho

Trago fuerte al escucharla decir eso

Entrecierro mis ojos cuando Alessia vuelve a mirarme

-Mataré a Arthur- digo, porque no hay nadie más que él que haya tenido el descaro de decírselo

-En su defensa, se le escapó

-Si, claro- hablo, descreyente de su defensa a mi hermano

A él nunca se le escapa nada, al menos, no sin quererlo

-No quiero que sientas que soy tan descarada para usar tu casa y luego llamarte idiota- explica y niego

-Y yo no seré el imbécil que te deje sola en un pasillo por la noche

Alessia inclina su cabeza, sonriendo levemente

-Empecemos de nuevo, ¿Si? Déjame ser un buen anfitrión, y no lo sé, cocinarte algo...¿La pizza te gusta?

Hablo con una rapidez que la hace reír, y eso me hace sonreír a mí

-¿Me quieres intoxicar, no?

-Me descubriste- bromeo- Tomemos esto como una oportunidad para sumar algunos puntos, y comenzar mi carrera a ser tu Leclerc favorito

-¿Oh, sigues con esa idea en la mente?- cuestiona con diversión

-Claro que sí- respondo obvio- Vamos, a Lorenzo ya tengo que haberle ganado, me merezco un segundo puesto

-¿Asumes que Arthur está en el primero?

-Es evidente, será muy difícil ganarle a él- hablo resignado- Pero me conformaré siendo el segundo, por ahora

-Haz la pizza de la que me hablaste, y luego discutiremos tu puesto

Enfoque - Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora