24.

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Aquella noche me largué inmediatamente del bar. No supe siquiera cómo hice para quitarme a Cameron de encima. El tipo estaba incluso más enfadado que yo.

¿Cómo Austin intentó besar a esa tal Isabella cuando días antes me hablaba como si quisiera casarse conmigo?

No podía siquiera conducir bien. Miraba un tanto mal ya que las lágrimas ansiaban salir de mí y enserio quería llorar. No me di tiempo ni de pensarlo dos veces porque en cuanto llegué a casa, bajé del coche y me adentré rápidamente a mi habitación. Sentí que me temblaban las manos. El nudo en mi garganta no lo pude tragar. Me tiré de cuclillas sobre el suelo y comencé a llorar con tantas fuerzas que enseguida me sentí débil, a la primer lágrima arrojada.

Me imaginé miles de cosas entre Austin y esa tipa. Si conmigo, que soy hombre, insistió demasiado, no dudo que con una mujer no haya sido más insistente. Y con ese dato de que se deja llevar, seguro se dejo llevar mucho por Isabella. Y sí, tanto como para haber intentado besarla.

Jod*r... La situación se puso mal justo cuando yo pensé que estaba todo bien ya. Sabía que no debía confiar en nada de esto... Arruiné mi vida. Me dejé llevar por primera vez y no resultó nada bien. No volveré a hacerlo. No volveré a dejarme llevar. Jamás. Prefiero quedar como amargado y perfeccionista que a nadie le caigo bien, a ser la piedra que se lleva la corriente.

Entre sollozos, lloriqueos y gritos repentinos, logré escuchar un motor cerca. Seguro eran Dan y Cameron. Me gustaría que me dejaran solo, pese a que se me hace un buen gesto que me apoyen en momentos así. Suspiré y en cuestión de segundos volví a llorar, sollozar y gritar. De repente la puerta comenzó a sonar. Y quise gritar que me dejaran en paz, pero ni siquiera eso pude.

-¡Alan! -gritó la voz más ronca y me deprimí más-. ¿Puedes abrir la puerta, por favor? -Austin volvió a gritar, lo que me decepcionó: yo no lo esperaba y no lo iba a recibir, mucho menos.

A los pocos instantes, mi celular comenzó a sonar. Lo tomé y en la pantalla me marcaba "Jirafón", así que no supe qué hacer. Dejé mi celular en el suelo y esperé a que se silenciara.

-Alan..., en realidad no entiendo bien... -escuché que dejó la oración en el aire, suspiró y comenzó a golpetear la puerta-... Cameron fue hasta mi casa y me armó un drama y un pedo total. Pero... Lo más importante es: ¿por qué Cameron sabe dónde vivo, eh? -preguntó alzando la voz para que pudiese oír, pero me interesaba en lo mas mínimo.

Tras unos minutos, todo se quedó en silencio total. Fue ahí cuando mi llanto se fue agudizando y dejé de llorar poco a poco. Alcé la mirada y no vi nada. Suspiré y supuse que Austin se marchó. Pero me quedó claro que me equivoqué cuando se asomó por fuera de la ventana y me sobresalté.

-¿Podemos hablar como personas maduras? -pidió.

-¿Qué...? -comencé a contradecirlo, entre sollozos-. ¿Qué mierd* sabes tú... acerca de madurez... si te dejas llevar de la mano de la situación? Te dejaste llevar de los labios de Isabella, ¿no?

-Alan..., ¿qué? -puso cara de confusión pero yo la vi mas falsa que las plantas de plástico de la casa de Cameron-. Creo que ya sé a dónde vas... Y... Déjame explicarte...

-No requiero explicaciones... -lo interrumpí-. Y si te pido un último favor, es que me dejes en paz.

-Alan..., vamos... Déjame hacerlo.

-Hazlo, pero la bronca será si yo te estaré poniendo atención o no. Haz lo que se te pegue el gusto. No me interesa.

-¿Tú crees que yo sería capaz de eso? Piénsalo... Todo lo que luché por ti, por mí... Por nosotros. ¿Crees que dejaría ir a la mejor persona del mundo solo por una linda cara? Si luché tanto por ti... Enserio no lo haria, no te defraudaría.

-Lástima -dije poniéndome de pie y lo miré con desdén. Me acerqué al cajón del escritorio de mi dormitorio y saqué una bolsa llena de las fotos que tomé con Austin-... Porque me defraudaste.

Tomé la primer foto que tomamos juntos, la dejé en mi cama, y abriendo la protección de la ventana, me acerqué y le pasé a Austin la bolsa con todas las fotos. Él las tomó y de inmediato cerré la protección. Volví y tomé la primer foto, la posé frente a Austin y la desgarré en dos piezas. Le entregué mi parte y me quedé con la suya, guardándola de inmediato en mi billetera.

-Hablamos mañana, Austin. Lo pensaré. Te veo aquí a las cuatro en punto, ¿está bien?

-Sí, Alan... -dijo, acomodando la bolsa entre sus brazos-. Te amo, Alan... -añadió.

Pero yo no correspondí su "Te amo". Tan sólo lo miré irse y me volví en mí para comenzar a llorar de nuevo.

Another Me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora