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Era mi último día en Buenos Aires antes de viajar a España, estaba comprando las últimas cosas que me faltaban para realizar el viaje, no daba más de la emoción.
Estos últimos meses me mantuve en contacto con el resto de los productores, estuvimos discutiendo algunos detalles de la película que le comunicamos a Bayona, pero este insistía en discutirlos una vez ya situados en nuestro destino.
Cuando me aceptaron para este puesto, el productor ejecutivo me envió el guión para que lo evaluara. Cuando lo había terminado, me había quedado helada, nunca antes había leído algo igual. Los guionistas se habían pasado, esto merecía un Oscar.
Esta semana decidí pasármela saliendo conmigo misma. Fui a muchos cafés, visité distintos lugares a los que nunca antes había ido en mi ciudad y fui muchas veces al cine.
Me la pasaba bien sola, nunca fui de salir mucho con amigos más allá para filmar. Siempre estaba ocupada, la carrera consumía la mayoría de mi tiempo, pero no me molestaba, esto era lo que me gustaba hacer.
Amaba producir películas. Desde niña adoraba ir al cine y me di cuenta que quería dedicarme a esto. Mis padres me habían enviado a clases de teatro, pero me di cuenta que no quería ser filmada, sino que yo quería ser la persona detrás de las cámaras.
Cuando terminé de comprar el material que me faltaba, fui a casa para terminar de empacar. Ya tenía todas las alarmas colocadas y tenía preparada mi muda de ropa para el día siguiente. Antes de dormir llamé a mis padres para darles el último adiós, estos habían insistido en acompañarme hasta el aeropuerto, pero no se los permití ya que tenía que estar allí a las 4:30 de la mañana.
Me fui a dormir súper temprano, sabiendo que mañana toda mi vida iba a cambiar radicalmente.
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Me desperté, me vestí, fui al baño y llamé un Uber. No tenía tiempo para desayunar, había decidió hacerlo ya en el aeropuerto.
Luego de hacer todos los trámites legales, pude sentarme a desayunar en paz. Estuve así esperando hasta que me llamaron para subir a mi vuelo.
Intenté dormir, pero estaba demasiado emocionada como para hacerlo. Además, los asientos eras demasiado incómodos, parecía que estuvieran hechos de madera.
Para pasarme el tiempo, decidí releer el guión. Estaba muy bien escrito, pero me percaté que quizás no era la mejor idea leerlo estando subida en un avión.
Cuando lo terminé, ya habían traído las bandejas de comida, así que decidí tomarme una pausa del trabajo.
El resto del viaje me la pasé viendo películas y tomado fotos del cielo. Seguí así hasta quedarme dormida. Me desperté para el desayuno y tenía tremendo dolor de cuello, ahora me había puesto de mal humor.
