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Después de una intensa semana de rodaje, por fin tenía un día libre. Y por "libre" me refiero a tener que editar tomas desde casa, pero aunque sea no tenía que ir a las montañas.
Los chicos también tenían que trabajar. Por más que no grabaran, habían acordado en ir todos al gimnasio por el tema de la dieta. Era una situación muy intensa para mi: tener que sacrificarse tanto para bajar de peso y luego hacerlo todo al revés para aumentar, no era nada fácil.
Eran las 8 de la mañana. Hoy pude darme el gusto de despertarme unas horas más tarde de lo habitual. Además, ayer había llegado tarde a casa por la salida con Francisco.
Fran, me había olvidado de él. Fue bastante divertido arruinarle el beso. Después de que el me hubiera ilusionado, tenía que pagar.
Ya me había hecho el desayuno. Estaba trabajando cuando me distraje por la vibración del teléfono, era un mensaje de Juani:
"Chiaru, estás libre a las 3?? Podríamos ir a tomar algo ;)"
Me pareció algo raro, ya que suponía que estarían entrenando todo el día. De igual manera, accedí y quedamos en encontrarnos a esa hora.
Seguí con mi trabajo hasta las 2, cuando decidí que ya era hora de arreglarme.
Como siempre, me vestí, maquillé, peiné y salí.
Habíamos quedado en el mismo café al que me había invitado Fran. Como Juani no tenía auto, fui en taxi. Alrededor de unos minutos, ya me encontraba en mi destino.
Cuando llegué me sorprendió el cambio de la vibra según la hora. En la noche se sentía más sereno y acogedor, pero a la tarde estaba bastante lleno y había mucho ruido. Me adentré en busca de mi amigo, y no se cómo, pero estaba en la misma mesa en la que me había sentado antes con Fran.
Al verme, se le iluminó la cara y me hizo una seña para que me acercara.
—¡Chiaruuu!— Saludó.
—¡Juaniii!— Imité en forma de burla.
—No seas mala, che. Siempre es lo mismo con vos.—Dijo quejándose.
—Vos siempre tan exagerado.— Dije rodando los ojos.
—Veni, sentate así ya pedimos.
Cundo nos atendieron pedí mi torta favorita y un café, Juani pidió agua y una ensalada por la dieta. Pude notar su desilusión cuando le entregaron su plato y vio el mío. Al principio me resultó divertido verlo en este estado, pero luego sentí pena.
Estuvimos hablando tranquilamente sobre nuestro día, aunque yo no tenía mucho para contar. Lo más interesante había sido su mensaje, eso me resultó algo deprimente.
El me contó sobre todas las limitaciones que tenía y sobre los duros entrenamientos y series de ejercicio que tenía que hacer. Para todo esto entrenaban algunos días de la semana con un coach personalizado y el resto debían hacerlo por su cuenta.
