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00 - Prologo
“Sólo los muertos han visto el final de la guerra."
—George Santayana, 1922

¿Que es la guerra desde la perspectiva de un pequeño niño? Para [Nombre], la guerra era algo que no podía tocar aquella aldea a la que llamaba hogar, en aquel lugar donde sus residentes se conocían bien entre sí, donde todos sabían quién era el padre de quien, quien estaba casado con quien, quienes eran sus hijos y quienes eran sus mejores amigos, en aquel lugar era imposible que la guerra llegase. Pero [Nombre] era una niña pequeña, y ella no sabía la verdad de lo que había más allá de su aldea. 

— Aún creo que es una mala idea enseñarle a [Nombre] a usar el arco —su madre, una mujer que tenía una mentalidad un poco tradicional, estaba opuesta a que su única hija aprendiera a usar una arma tan salvaje. 

tal vez en algún futuro le será útil saber usarlo —su padre le había enseñado a usar el arco desde que tenía unos 6 años. No sabía la razón del por qué, siempre que preguntaba respondía con lo mismo “será útil saberlo”. 

[Nombre] escuchaba a sus padres tener la misma conversación que tenían cada que ella junto a su padre salían a cazar al bosque que rodeaba aquella aldea. Escucho un poco más de su conversación hasta que se aburrió de esta y se separó de la puerta para así caminar por el huerto que su madre cuidaba. Era un día como otro, los residentes de la aldea salían a lavar su ropa, atender sus huertos de trigo, y los niños se juntaban para jugar. Ella por otro lado no se atrevía a juntarse con ellos. Temía que fuera rechazada al ser una mujer, mientras que ellos; niños jugaban a ser guerreros y luchar entre sí como uno. 

Su padre le había enseñado a usar una espada cuando cumplió los 10 años, así que no temía que fuera golpeada por los demás niños. Es así que se dirigió con las niñas que se mantenían a unos pasos de ellos, sentadas y recargadas de las vallas que mantenían a las ovejas dentro. Veían como se golpeaban entre ellos, moretones rápidamente apareciendo en sus rostros y brazos. 

Es así como [nombre] pasó el día jugando con quienes no la rechazaban y juzgaban. Pasó el tiempo, y la noche llegó. 

¿Puedes contarme otra historia de tus aventuras? —le pregunto a su padre, justo ahora se encontraban en la pequeña habitación de la pequeña, ella acostada con varias mantas y pieles de animales que habían cazado juntos

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¿Puedes contarme otra historia de tus aventuras? —le pregunto a su padre, justo ahora se encontraban en la pequeña habitación de la pequeña, ella acostada con varias mantas y pieles de animales que habían cazado juntos. 

Su padre se acomodó a un lado de ella— ¿otra vez? Creí que ya te había contado todo, ¿por qué no te cuento cuando me casé con tu madre? Tu abuelo estaba realmente enojado —río de tan solo recordarlo. Padre e hija voltearon hacia la puerta de aquella habitación al ver movimiento. 

Su madre entraba con una canasta en brazos— ¿no dijiste que estabas asustado cuando mi padre casi te apuñala con su espada? —pregunto viendo a su esposo incrédulo; el mencionado hacía una mueca de sorpresa. 

Su padre estaba a punto de responder cuando escuchó varios golpes en la puerta de la casa, seguido por varios gritos de su nombre— ¡Gjord, Gjord, Gjord! —como un mantra, continuó hasta que su padre se levantó y abrió la puerta. 

Susurrat Virtutis | ThorfinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora