Interlude - The war with one-self

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No recordaba bien su infancia, incluso no recordaba cosas de su pasado reciente. Había olvidado quién era, quién fue, y en quien se convertiría. ¿Quién era [nombre]?  ¿acaso era la guerrera, parte de la banda de Askeladd? ¿O tal vez una simple joven, nativa de Viken, Noruega que se encargaba de la granja de sus padres? ¿O incluso la “protectora” del grupo de Leif y Thorfinn? ¿Quién era en verdad? Ni siquiera ella sabía la respuesta a tales preguntas. 

En la noche de un día de Invierno, alrededor de Enero, el mundo le dio la bienvenida a una pequeña bebe. Un bebé que con su primer respiro soltó un gran chillido que estremeció a todos los presentes. Había sido un parto difícil, o al menos eso era lo que le habían dicho. Por esa razón su madre no volvió a tener hijos, era demasiado el riesgo que cargaba. Y por primera vez, con tan solo 5 años, la pequeña niña sintió vergüenza por haberle causado eso a su madre. 

Cuando cumplió los 8 años, su padre la tomó en varios viajes de casa, enseñándole a usar el arco, un pequeño arco tallado para que solo lo usara ella. Fue en el tercer viaje que logró cazar un venado. La primera vez que había matado a un ser vivo. Su padre y toda la aldea habían celebrado la caza, la habían celebrado a ella, y sin embargo, corrió a los brazos de su madre y lloró en su pecho. Gritando que estaba arrepentida, que no quería hacer eso. Pero que no podía decepcionar a su Padre que con tanto esfuerzo le había enseñado todo. 

A los 10 años, su padre comenzó a enseñarle cómo usar la espada. Enseñó que posiciones debería de mantener. Que tanta fuerza era necesaria. Y le enseñó los puntos vitales de un humano. Todo se lo enseñó a las espaldas de su madre. El mundo era cruel para las mujeres, el peligro se encontraba en cada rincón de ese cruel lugar. Y para ello, su padre se encargaría de que al menos peleará hasta su fin. A los 10 años, aprendió que tenía que proteger a las personas de su alrededor. Tenía que pelear hasta su fin, su cuerpo no sería el tesoro de nadie. 

A los 12 años su padre le había enseñado todo lo que tenía que saber. Y también aprendió lo cruel que podrían llegar a ser las personas. Estaba agradecida con su madre y padre de protegerla, aún recordaba esa noche tan cruel. Los gritos, los lloriqueos de niños, el olor de carne quemándose, de sangre, y el humo que envolvía todo a su alrededor. Al salir de su escondite se encontró con lo poco que quedaba de su hogar. Sintió miedo, el mismo miedo que sentía cuando su madre se enfermaba, cuando su padre y los demás tenían que irse para cazar y ahuyentar osos, y otros animales. Pero este miedo, era un poco diferente, era un sentimiento tan crudo que podía sentirlo en cada fibra de su ser. Arañando sus manos y pies, sin soltarla nunca. 

Fue en este momento que decidió huir de todo, correr a su segundo hogar, con personas que ella conocía. Sabía que estaría a salvo con ellos. Viajó por varias semanas, y fue después de un mes que logró encontrarse con quien se convertiría en su ancla. Thorfinn “karlsefni” Thorsson. El hombre que le daría una nueva razón para seguir adelante. Y sin embargo, ni siquiera podía protegerlo, tantas veces que se había hecho daño cuando ella estaba ahí a su lado. Tantas veces en las que estuvo al borde la muerte. Tantas veces en las que lo dejó ir y poner su vida en riesgo. Se dio cuenta de que era débil. 

Fueron días después de su 16vo cumpleaños que perdió totalmente todo. Perdió a su figura paterna, perdió a su razón de vivir y se perdió a ella misma. Continuo como un caparazón de sí misma. Matando a hombres a su alrededor. Tomando misión tras misión para así obtener dinero, y poder. 

Y ahora, volvía a ser ese caparazón vacío que solo buscaba una sola cosa. 

Fuerza, poder…. Venganza. 

(...)

En una ciudad del territorio de Viken. Sureste. 
Marzo 1019. 

Susurrat Virtutis | ThorfinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora