The Magic of Sweet | Wonka

Magia

—¿Para qué quieres que me quede, Willy?

Nicholas observa como Willy se movía de un lado al otro, moviendo la mesa en el centro y la silla a un costado. Vio las intenciones del chico, entonces sacó su varita y murmuró unas palabras en dirección de la silla, duplicando para que Willy y él puedan sentarse.

El muchacho se detuvo con los ojos abiertos y una sonrisa gigantesca aparecía.

—¡Vaya! —exclamó alegre—. ¿Entonces eso es lo que puede hacer?

—Más que eso.

Asintió con mucha curiosidad y dejó la libreta en la mesa y se sentó en una de las sillas. Hizo un ademán para que Nicholas hiciera lo mismo.

—Bien, hagamos esto —dijo abriendo la libreta y rompiendo una hoja—. Voy a mezclar su imagen con la del señor Lejía y así hacer un hombre guapo.

—Interesante —murmuró Nicholas.

—Pero, lo que harás Henry es quedarte tranquila mientras me explicas realmente lo que eres —expuso Willy ceñudo—. Cada vez me pareces fascinante pero misterioso, muy misterioso. Sigo diciendo que usted tiene el cabello negro pero Noodle asegura que no.

Nicholas trató de sonreír ya que no le gustaba que Willy sea distinto a los demás. Más complejo de engañar.
¿Posiblemente sea su vista más aguda? ¿La mente más fuerte? ¿O, está usando poca magia?

Entonces prefirió dejar a un lado esas dudas y enfocarse en otra cosa.

—Soy mago, provengo de un lado de Londres donde personas como yo existen —explicó—. Tenemos por nuestra sangre la capacidad de hacer magia pero debemos de usar una varita para canalizar esa magia y se manifiste.

—¿Pero pueden no usarla? —replicó.

Nicholas asintió levemente impresionado por la forma tan rápida de digerir la noticia. Cualquiera preguntaría todo tipo de cosas, pero Willy tiene la mente tan abierta, que ya nada le es difícil de creer. Eso le dio más comodidad a que suelte un chasquido y la luz de la habitación se apague inmediatamente, haciendo que el joven suelte un sonido de exclamación. Eso le generó tanta gracia que volvió a encenderlo.

—Le recomiendo que baje la voz —aseguró Nicholas—. Puedo notar que estas paredes son lo suficientemente delgadas para que su voz se oye por todos lados

Pero Willy solo lo miraba a él.

—Entonces por fin conocí a un hechicero —murmuró volviendo con el carboncillo.

—¿Ya los conocía? —preguntó Nicholas.

—No en persona, pero oí rumores acerca de un mago tenebroso cuando estuve en Estados Unidos.

Hizo un ademán sin importancia.

—Ya ha pasado mucho tiempo —tranquilizo—. La magia cómo es poderosa, también es muy peligrosa, puede dirigirse a muchos ámbitos, entre positivos y negativos. El mundo mágico ha tenido que pasar por mucho para ser lo que es en estos mismos instantes.

—¿Y por qué está aquí? —preguntó levantando la cabeza.

Nicholas se quedó silencioso ante esa pregunta, y medito lo que tenía que decir.

—Necesito tranquilidad, eso es todo.

Willy asintió, enfrascado en su trabajo.

—Willy, ahora lo que te he dicho, ¿podrías decir que te consideras un mago? —preguntó Nicholas sin aguantar las ganas de hacerlo.

Volvió a levantar la cabeza, esta vez impresionado, tampoco se esperaba esa pregunta, parecía pensarlo lentamente.

—No sé a qué se refiere —sinceró.