—¿Regreso? —oyó Nicholas desde lo lejos.
Nicholas tuvo que acelerar el paso y llegar hasta la joven niña que empujaba un carrito.
Se había tardado más de lo establecido.Sorpresivamente Aina había ingresado a su maleta y dejado un par de libros que podían serle de ayuda; entonces se había retrasado debido a la lectura rápida que se dio.
—Si, Noodle. Pero esta vez le puse una trampa y cayó directito en ella —respondió la voz característica de Willy. Nicholas sonrió.
—¿Y donde lo tienes?—pregunto Noodle, luego miró a Nicholas—. Señor Wolf, Hola.
Hizo un asentimiento como saludo y se puso a su lado mientras caminaban.
—¿De qué hablan? —preguntó Nicholas interesado.
—¡Henry, el hombrecillo naranja volvió a visitarme! —exclamó Willy indignado—. Nos peleamos y ganó. Me dio en la cabeza con una sartén y saltó por la ventana.
—Si, como no —murmuró Noodle sin creer nada.
—¿No me crees verdad?
—¿En serio? No.
Nicholas rió por lo bajo.
—No—Agregó Piper saliendo del carrito..
—No —dijo Abacus.
—No —Añadió Larry.
—Por supuesto que no —finalizó Lottie.
Fue bastante divertido ver el rostro fruncido del joven Willy y del cómo lo miro buscando ayuda. No tuvo corazón y se acercó a palmarla levemente su hombro.
—Pero afortunadamente no es necesario vender chocolates.
—¿Y por qué? —preguntó consternado.
El rubio ladeo la cabeza y le lanzó una mirada divertida a Noodle que sonrió y le entregó unas llaves algo pesadas y oxidadas.
—¿Ves el local, con el que sueñas siempre? —preguntó Nicholas apretando su hombro con cariño.
Willy no había dicho nada pero Nicholas solo lo soltó y se hizo a un lado para que todos salgan del carrito y así comenzar con la travesía.
Se dirigían a pasos rápidos a las galerías Gourmet, aunque Nicholas podía haber recurrido a usar la desaparición como medio de transporte, a los demás muggles le parecerían sospechosos. Lo único que le queda, es caminar como uno de ellos aunque hacía más tardado la sorpresa.
De ratos en ratos miraba a Willy que estaba sumido en sus pensamientos pero cuando lo atrapaba, él sólo sonreía haciendo que Nicholas mire a otro lado y le golpeó mentalmente por hacer ese tipo de cosas.
Al llegar, caminaron hasta uno de los establecimientos abandonados y que recuerda haberlo visto por primera vez.
El rubio le entregó las llaves a Noodle y ella se dispuso a abrir el local. Es de esperarse encontrarse con un lugar casi destruido y demasiado sucio, no puedo evitar hacer una mueca como todos los demás.
—Se lo que estás pensando, puede que necesite algo de trabajo —dijo Abacus señalando las escaleras rotas.
—Parece que dejaron abierta el agua hace 20 años y se cayó el techo y el techo de arriba de ese —señaló Piper mirando el alto techo que también parecía querer caerse.
—Y por eso podemos pagarlo —dijo Abacus convencido—. Por una semana al menos.
—Y será un negocio legítimo, la policía ya no tendrá pretextos para molestarnos —añadió Piper sonriente.
—¿Y qué te parece Willy? —pregunto Noodle dubitativa—. ¿te gusta?
Willy se quedó un par de segundos en silencio mirando el lugar, paseándose entre las cajas empolvadas, los escombros de años y la grandiosidad del lugar; luego lo miro fijamente por un par de segundos y Nicholas podía haber distinguido en esos ojos chocolatosos un nuevo brillo tan encantador, dulce e inolvidable. Volvió a Noodle y sonrió con algarabía.
—Me gusta, ¡Es lo que siempre me imagine! —exclamó Willy feliz, luego camino señalando el lugar—. No olviden eso, es mejor de lo que imagine. Solo miren este local, sí, sé que está en ruinas. ¡El potencial! ¡La estructura!. Les prometo, esta será la mejor tienda de chocolates que el mundo haya visto.Todos comenzaron a aplaudir y Nicholas solo se recostó en una de las columnas mientras presenciaba como Noodle se lanzaba a abrazar al joven con cariño.
—¡No lavarás por mucho tiempo Noodle! Luego seremos libres. ¡Libres como flamencos!
Noodle reía con ese sentimiento de libertad añorada, Nicholas sonrió por inercia ante la hermana entre ellos dos; pero no por mucho, ya que Willy la soltó y se dirigió a abrazarlo a él y el rubio solo espero a recibir esa muestra de cariño.
—Gracias, gracias Henry.
El rubio solo asentía un poco incómodo por las miradas recibidas pero aceptó el abrazo dándole suaves palmadas ante la emoción efusiva que el joven mostró. Aunque en su mente eso no le disgusto en lo absoluto. Es lo que había estado esperando que el joven mostrará durante todo el camino y ahora que lo ve. Comparte la misma alegría.
—No hay de qué —repuso Nicholas—. Pero es mejor que te pongas a trabajar, señor Wonka. Este lugar está a punto de caerse a ruinas.
Willy se separó asintiendo con su amplia alegría y miró a todos con decisión. Nicholas supo que este día sería demasiado pesado.
Dejó caer pesadamente su abrigo sobre la cama y se sentó pesadamente sobre la silla de madera, suspirando ante el cansancio que fue haber todo ese trabajo de renovar absolutamente todo el lugar.
Nicholas miró el frasco de chocolates y se atrevió a comerse uno. Quien iba a imaginar que terminaría por gustar un tipo de chocolate en específico; mejor dicho, preparado específicamente por alguien.
Nunca ha sido fan de los dulces y ahora está siendo ayudante de un chocolatero. Nicholas solo se reía de ello.
El picoteo de un pájaro llamó su atención. Sus labios se hincharon a una sonrisa y se dispuso a abrir la ventana, pero antes de tocar el alféizar, vio que ese pájaro no era su cuervo.
Una lechuza parda picoteaba su ventana con ímpetu, teniendo la esperanza de romper y entrar a la fuerza, eso hizo que asustara de sobremanera a Nicholas, obligando a tomar su varita y apuntar a la ave, que entendió y se detuvo.
Con lentitud abrió la ventana y sin medir las consecuencias, la ave entró y voló hasta caer en el escritorio, extendió su pata agresivamente y siguió aleteando para llamar su atención.
La ave parecía disgustada y lanzaba graznidos con mucho enojo, al parecer le habían interrumpido su rutina para enviar correspondencia. Pero eso no podía importarle menos a Nicholas, ya que él estaba más preocupado por el remitente y del cómo descubrieron su ubicación.
Le quitó la carta a la ave y ella sin perder el tiempo huyó despavorida de la habitación, dejó la carta en la mesa y con su varita empezó a lanzar todo tipo de hechizos que puedan detectar alguna extrañeza. Pero todo limpio.
Abrió el pergamino y una letra desprolija apareció en su panorama.
"Ya se donde te encuentras, solo espera el momento Nicholas Rosier. Deberás pagar por lo que has hecho como todos tus amigos"
No tenía remitente y no identificaba la letra, eso era bastante obvio y algo sospechoso, pero no atrajo ningún tipo de alivio, solo una rabia incontenible ante la situación que se le salió de las manos.
Se sentó soltando un suspiro de cansancio y miró a través de la ventana, específicamente a una ventana que aún tenía la luz encendida y una silueta que se movía de un lado al otro.
En momentos como esos, Nicholas tomaba sus cosas y huían a otra parte del mundo, pero ahora tienen una nueva responsabilidad y no puede dejar al joven que le brindó su confianza.
Simplemente, por primera vez, no sabe que debería de hacer.
ESTÁS LEYENDO
The Magic of Sweet | Wonka
FanfictionNicholas Rosier tiene que escapar. Las cosas no han sido de la mejor manera y debe de buscar una solución para no ser encontrado. Huye de su mundo. Huye de donde pertenece y adentrarse en las calles de Londres en busca de seguridad, donde ningún m...