Capítulo 13

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Camila Cabello P.O.V

Me pasaba el día resolviendo cálculos que no sabía que eran necesarios, realmente no nací para estudiar matemáticas. Porque lo único que me gusta que tenga que ver con números es el dinero.

Hice educación física con mis amigas y luego fui a ducharme al vestuario de mujeres, hoy la persona que me recogería del colegio sería mi mamá. Las clases, como siempre, estaban llenas de aburrimiento y profesores aburridos. O tal vez fue solo mi lado adolescente el que era travieso. Busqué el auto de mi madre en el estacionamiento, ella estaba jugando con algo en el multimedia, cuando abrí la puerta y me senté en el asiento.

- Hola amor, ¿cómo estuvo tu día? - besó mi frente.

- Está bien madre. ¿Y tú?

- Está bien, vamos a casa de tu tía, ¿vale? - Arrancó el auto, dando marcha atrás para salir del espacio.

- De acuerdo.

Dediqué la mitad de mi tiempo libre a enviarle mensajes a Lorenzo, pero ninguno tuvo éxito. Tenía la ligera sensación de haber sido ignorada, pero no había hecho nada para merecerlo. Al contrario, no quise seguir haciendo el ridículo y dejé de insistir. Después de que fuimos a casa de mi tía, finalmente llegué a casa, Ally estaba en la cocina con Otávio, estaban cocinando juntos. Papá aún no había llegado.

- Hola Milá. - hablaron al unísono.

- Hola pareja. - dije abrazándolos a ambos.

- Siéntate, prueba lo que hicimos.

Pollo Stroganoff, con arroz blanco y patatas paja. ¿Cómo será la comida cuando estos dos se casen?

Me senté esperando que Otávio me atendiera, como tenía el plato en la mano, Ally sacó el jugo del refrigerador, colocando la jarra sobre la mesa.

Otávio me entregó el plato y colocó encima los cubiertos.

- Esto es... divino. - dije al dar mi primer bocado.

- Me alegro que te haya gustado, cuñada. - Ally puso el jugo en los vasos que estaban sobre la mesa, sirviéndonos a los tres.

- Otávio, ¿sabes algo de Lorenzo? Intenté hablar con él hoy, pero no pude.

- Mila... sé que luego va a la discoteca Quinta con la pelirroja de las fotos... es todo lo que sé y nada más. Eres mi hermana, por supuesto que estoy de tu lado. Llama a Gavi, ve con él allí también. - me dio valor.

Me gustaría entender la mente de Lorenzo, un día está en la cama conmigo y al siguiente sale con otra mujer. ¿Fingiendo que no existo?

Terminé de comer la comida, aunque no tenía apetito. No podía dejar que esa situación me sacudiera.

Llamé a Gavi para invitarlo al club, rápidamente entré a la página web y logré conseguir dos entradas a menor precio. Tuve suerte de que no me dijera que no, después de toda la vergüenza que le hice pasar. Me di una ducha larga, me maquillé ligeramente, usé un vestido un poco más corto de lo habitual y me solté el cabello, me veía hermosa y sensual. Gavi ya me estaba esperando sentado en el sofá, junto con Ally y Otávio, mis padres se habían ido apenas regresó papá.

- Vaya, te ves maravillosa. - Me elogió Gavi.

Llevaba una camisa de vestir negra, seguida de jeans no muy oscuros y zapatillas negras, tampoco se veía mal. Salimos de casa a las nueve de la noche, me subí al Jeep Renegade azul que conducía Gavi y él insistió en abrirme la puerta. Cuando paramos en el estacionamiento de la discoteca, visualicé al conocido troller negro. Maldito seas.

- ¿Vamos allá? - Gavi tomó mi mano.

Entramos al club, le mostré al guardia de seguridad nuestras entradas digitales, afortunadamente no necesitábamos nuestros documentos, el club estaba razonablemente lleno. El sonido fue agradable.

- ¿Quieres tomar algo? - preguntó Gavi.

- Sí, quiero un trago de vodka.

- Eh, ¿no crees que estás siendo un poco radical?

- ¿No crees que deberías ir y hacer lo que te pedí? - dije divertida, sonrió, yendo a buscar la bebida.

Puse los ojos en blanco por el espacio, varias personas besándose, algunas bebiendo, otras bailando. Y allí estaba él, en los brazos de la amargada pelirroja, y peor aún, la estaba besando. Cuando Gavi regresó con la bebida, rápidamente tomé el trago de vodka y lo agarré, besándolo apresuradamente. Sintiendo el sabor del alcohol aún muy fuerte en mis labios, empezó a mezclarse con el sabor de la menta en la boca de Gavi. Con calma sostuvo mi cintura, mientras nuestras bocas bailaban juntas, su beso se sentía bien. Nos besamos durante un rato, hasta que lo terminamos por falta de aire.

- Esto no me lo esperaba. - dijo sin aliento.

- Yo tampoco. - Sonríe acariciándole la nuca.

- Necesito ir al baño, espérame aquí. - Me dio un beso rápido y luego se alejó.

Fui al mini bar de allí y me senté, no volví a ver a Lorenzo y mucho menos a la pelirroja. Le pedí al bartender una bebida de frutos rojos, mientras esperaba que estuviera lista terminé prestando atención al clip que pasaba en la televisión.

- ¿Qué crees que estás haciendo? - Habló Lorenzo entre dientes, más cerca de lo que mi cordura podía procesar. Llevaba el perfume que me gustaba.

- lo mismo que tú. - Respondí sin mirarlo.

- Este chico inútil sólo quiere comerte, ¿no te das cuenta? - dijo indignado.

- Ah, que gran diferencia hay entre ustedes dos. - Solté una risa sin humor.

- Discúlpame. - ahora era manso.

- No quiero hablar contigo, por favor vete. - Todavía no podía mirarlo.

- Todo bien. - me dejó solo, una vez más.

Gavi regresó, se sentó a mi lado y pidió otra bebida cuyo sabor no me importó conocer. Estaba ajeno a todo lo que no involucrara mis pensamientos, me sentía mareada y tal vez melancólica. Teniendo en cuenta los motivos que me hicieron venir a una discoteca, me sentí estúpida, a él no le importaba ni mis sentimientos, le dije que estaba enamorada de él. ¿Y qué hace? Salí con otra chica, volviendo a levantar el muro de mis inseguridades. Agradecí que Gavi fuera capaz de hacerme olvidar, al menos por un momento, toda esa confusión que comenzaba dentro de mí.

 Agradecí que Gavi fuera capaz de hacerme olvidar, al menos por un momento, toda esa confusión que comenzaba dentro de mí

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