Capítulo 34

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De ahora en adelante tendremos escenas menos calientes, porque Wattpad dijo que estaba siendo inapropiado 😀👍👍, eso es todo amigos. Disfruta leyendo.






Lorenzo Michel P.O.V

Luego de terminar la llamada con mi madre quien estaba emocionada y ansiosa por conocer a Luna, me preparé para entrar al campo junto con los demás jugadores. El duelo sería contra uno de nuestros mayores rivales, después del Real Madrid por supuesto, el club Espanyol, joder, los muchachos ni siquiera tenían creatividad, mira ese nombre horrible.

Mi mayor deseo era que el juego terminara pronto y estar con Camila y Luna, tal vez incluso estaría desatento en el campo. Pero nada que me obstaculizara, mi punto fuerte era correr y marcar goles, pero después de que me rompí la pierna, digo que mi capacidad para correr disminuyó alrededor de un veinte por ciento, todavía siento las punzadas que me lo recuerdan. Zayn jugaba con sangre en los ojos, salvo que si cometía más faltas sería expulsado del juego. Otávio me pasó el balón, que se lo pasé a Pedri, que marcó un gol bonito. Así acabó la primera parte, 1-0. Bebí un poco de agua y fui al baño, aproveché para tomar mi celular y enviarle un mensaje a Camila. Gracias a Dios todo estuvo bien en el hospital, guardé mi celular y caminé de regreso al campo.

- ¿Lorenzo? - Me giré para mirar quién era. Gracia.

- ¿Necesita algo? - Yo pregunté.

- En realidad sí... mi tío me pidió que le trajera una carpeta, pero es muy alta para mí, ¿puedes entrar y buscarla? - Señaló una puerta abierta, casi al final del pasillo.

- Será rápido, así puedo. - Ella me acompañó. Tomé la carpeta que me pidió y se la entregué.

- Gracias... Necesito decirte algo. - Se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja.

- Si puede hablar. - La miré atentamente.

- Sé que estás comprometido, pero no me importa y quería conocerte mejor... ya sabes, no tiene que ser nada serio, solo quería saber si estabas interesado. Quizás podamos pasar una noche juntos. - terminó su inadecuada propuesta, la miré fijamente incrédulo.

- Mi hija acaba de nacer, lo único que quería ahora era estar con mi esposa, no tengo ningún interés, y no necesito eso. Ella me satisface y la amo. Puedo ayudarte con cualquier cosa menos eso. Lo siento, tengo que volver a mi trabajo. - La dejé sola.

Volví al campo, el entrenador repetía que teníamos que llegar a la final y que no podíamos seguir desatentos, que el gol era afortunado pero que el club rival estaba jugando mejor. Cada uno con la charla motivacional que se merece. Esperaba quedarme en el banquillo en la segunda parte, me sentí cansado y dolorido, pero no se lo comenté a nadie. Jugué muy mal en la primera parte, pero al entrenador no pareció importarle lo suficiente como para considerar mi sustitución.

El árbitro pitó y nos concedieron la posesión del balón, pero había un jugador en cuestión que me estaba marcando más de lo debido y eso empezaba a irritarme. Seguí corriendo, haciendo marcas, hasta que una fuerte patada en mi pierna fracturada me hizo caer al suelo, gimiendo de dolor. No fue posible, fue intencionado, Austin Kevitch fue expulsado del campo. Mientras me sacaban del campo en camilla, escuché al narrador gritar una vez más que esta lesión podría privarme de otra temporada.2

Eso fue demasiado frustrante para mí, me llevaron al hospital, al menos para recoger mis cosas del vestuario del estadio. Tom me ayudó. Me llevaron a la sala de rayos X y me regresaron a la sala donde tomaba morfina. Saqué mi celular y el reloj marcaba la una de la mañana, le prometí a Camila que volvería temprano para estar con ella, pero parece que fallé. Preferí no llamar, era mejor que ella no lo supiera, no en este momento.

- Señor Jauregui, por lo que vimos en la radiografía, le realizarán una pequeña cirugía, que dura una hora. Es rápido. - Vino a darme la noticia un médico de mediana edad, que por lo que leí en su placa se llamaba Augustus.

- ¿No hay otra opción?

- Lamentablemente no, el yeso ya no sirve, te lesionaste recientemente, no hubo tiempo para recuperarte.

- Tranquilo Lorenzo, todo saldrá bien. - Tom intentó tranquilizarme, la primera vez que hizo eso.

- Cuanta más urgencia haya, mejor. Porque la lesión puede aumentar, corriendo el riesgo de afectar tu movilidad. Entonces, consejo del médico, hazlo.

- Todo bien. - Estuve de acuerdo.

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Camila Cabello P.O.V

Intenté permanecer despierta esperando a que Lorenzo llegara a casa del partido, pero me pareció que tardaba demasiado y no podía controlar mi sueño. Luna ya estaba llena, durmiendo sin preocupaciones, mi madre estaba usando su celular, estaba en el sillón reclinable. Cuando me desperté a las seis de la mañana él tampoco estaba, traté de no preocuparme, tal vez estaba demasiado cansado y prefería dormir en el hotel. Mi mamá apareció con una bolsa de Starbucks y una taza de café.

- Gracias, ¿Lorenzo te dio alguna noticia?

- No hija... tal vez venga más tarde. - Parecía que me estaba ocultando algo, después de todo, yo conocía a mi madre.

- ¿Más tarde? No hay razón para que tarde tanto, hoy no está entrenando, se suponía que debía estar aquí desde anoche. Y ni siquiera responde a mis mensajes, ¿qué pasó? - pregunté con impaciencia.

- Lorenzo está lesionado, pero se está recuperando bien. No te preocupes, le darán el alta más tarde. Pronto estarán juntos.

- ¿De nuevo? Estos tipos quieren matar a mi novio, no es posible. No quiero que juegue más.

- Mi amor, no es tan fácil. Tienes un hermano que es jugador, sabes que todo es la base de un contrato. Y él no puede darse por vencido así, tú y Luna dependen de él.

- Mamá, es rico. No necesita seguir matándose haciendo esto, puede elegir otra cosa. Algo que no ponga en riesgo su integridad.

- Creo que será mejor que comas y luego lo resuelvas con él. Voy a cuidar a mi nieta, tiene que bañarse.

 Voy a cuidar a mi nieta, tiene que bañarse

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