Camila Cabello P.O.V
Me desperté con los brazos de Lorenzo alrededor de mi cintura, fallamos en su misión de dormir en el sofá. Pero esta vez no tuvimos sexo, no quería que pensara que era tan fácil. Simplemente nos besamos, pero confieso que tener su cuerpo cálido y tan cerca de mí fue demasiado difícil de resistir.
Hacía dibujos invisibles con la punta de mi dedo en su rostro, dejé un tímido beso en sus labios, lo que lo hizo sonreír, demostrando que estaba despierto.
- Te odio. - Le di una palmada en el brazo y él me agarró aún más fuerte, poniendo su cara en el hueco de mi cuello.
- También fue lindo dormir contigo, Mila.
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Por la tarde fui a la escuela, pasé el día escuchando temas aburridos que no aportaban nada a mi futuro. Esa era una de las desventajas de ser adolescente, de vez en cuando intercambiaba conversaciones con mis amigos. Pero siempre un profesor nos interrumpía, al terminar las clases, íbamos todos a ver el partido que se desarrollaría en la cancha. Eran juegos intercalases, todos los años el colegio organizaba los juegos según cada deporte. Hoy tocaba fútbol sala, jugaba la categoría masculina de tercer año. Realmente no me importaba mirar, pero vine por las chicas.
- Mila, Austin te está mirando. - dijo Alana emocionada y puse los ojos en blanco. Con un Lorenzo a mi disposición, ¿voy a perder el tiempo con un chico como Mahone? De alguna forma.
- ¿Y qué quieres que haga? ¿Sacarle los ojos? - respondí secamente.
- Eres tonta. - Me encogí de hombros.
El juego finalmente terminó y el tercer equipo rojo se llevó la victoria, lamentablemente era el equipo de Austin y tuve que verme obligada a verlo quitarse la camiseta y dar gritos escandalosos, francamente, ¿era realmente necesario todo eso?
A diferencia de mis amigos, salí de la cancha, caminé entre la multitud hacia las puertas de salida, vi el auto de mi padre e inmediatamente abrí la puerta del pasajero.
- ¿Cómo te fue hoy, Kaki? - preguntó, arrancando el coche.
- Estuvo bien, papá. Hoy fue el inicio de los juegos internos, un dolor.
- Pero te gusta ver los partidos de tu hermano.
- Papá, es una excepción. Son profesionales, no un grupo de adolescentes hormonales que gritan por todo. - el acepto.
Cuando llegamos a casa, mi madre estaba viendo un programa de cocina mientras cocinaba. Otávio estaba entrenando en el fútbol de Los Ángeles, probablemente llegaría más tarde o dormiría en casa de Ally, su novia. Después de saludar a mi madre, subí a la habitación para darme una ducha. Abrí mis notificaciones y había un mensaje de Lorenzo, "Más tarde paso por tu casa, ¿algún problema para ti?". Estaba un poco acostumbrada a que él estuviera aquí casi todos los días, pero eso fue antes de que empezáramos a involucrarnos. Controlar mis deseos en torno a mi familia no sería muy fácil.
"te extraño"
Ese fue el mensaje que escribí, después de la ducha me puse un vestido suelto dejando caer mi cabello, aún húmedo, sobre mis hombros. Me apliqué mi crema hidratante y bajé a comer, mi madre estaba preparando pastel de chocolate, mi favorito. Me senté en la silla de la cocina mientras la veía cortarme una rebanada.
- Muchas gracias mamá. - Le agradecí apenas me entregó el plato, ese pastel estaba divino. Miré la pantalla de mi celular, el reloj digital marcaba las nueve y diez de la noche. Era la hora que llegó Otávio con Lorenzo, ambos parecían estar limpios. Ally apareció poco después, sosteniendo la mano de mi hermano.
- Ally, querida, ¿por casualidad te olvidaste de tu suegra? - mi madre la abrazó.
- Tu hijo que casi nunca me trae aquí. - Señaló a Otávio, que ya atacaba el pastel.
Ahora la atención de mi madre estaba puesta en Lorenzo.
- Dios mío, cada vez que te veo te ves más hermoso. ¿Como eso es posible? Por eso a Mila se le cae la baba por ti. - En este momento, si pudiera elegir tener un poder, definitivamente sería la invisibilidad.
- Mamá, basta. Lorenzo, no le creas.
- A mí también se me cae la baba, así que no hay problema. - Parecía que esta situación podría empeorar aún más, no puedo creer que haya dicho eso.
- Oye, Mila sigue siendo BV. -Le tocó a Otávio contribuir a mi vergüenza cósmica.
- Está bien, me voy a mi habitación. - Ignoré todas las voces que me pedían que regresara y subí las escaleras, sin olvidarme de llevar mi pastel, por supuesto.
Después de unos veinte minutos, escuché algunos golpes en mi puerta, le grité a quien fuera que entrara. Era Lorenzo, cerró la puerta al entrar y se sentó en mi cama. Estaba acostada viendo videos.
- ¿No me miras? - Preguntó.
- No. - Respondí sin mirarlo.
- ¿Está segura? - Me quitó el celular de la mano, robándome la atención.
- Mira, ¿qué pasó? - murmuré con picardía, Lorenzo se acercó a mí, tirando de mi nuca y uniendo nuestros labios. En un movimiento rápido me subió a su regazo, dejándome sentado estratégicamente sobre su pene, todavía cubierto por sus pantalones cortos. Gemí ante el contacto, sintiendo mi intimidad pulsando dentro de mis bragas. Lorenzo levantó mi vestido hasta mi cintura y se bajó los pantalones cortos, dejándolo solo con sus boxers blancos, que marcaban perfectamente su dura polla.
- Tengo condones en mis pantalones cortos. - me habló al oído.
- Mis padres están abajo, tenemos que darnos prisa. - dije terminando de quitarme el vestido junto con las bragas. Lorenzo también se quitó la ropa, deslizando ahora el condón por todo su largo.
- Me abre muy bien.
Me abrí lo más que pude, sintiendo a Lorenzo penetrarme por completo, llevó una de sus manos a mi boca, para amortiguar mis gemidos, Dios mío, eso estaba tan delicioso. Lorenzo comenzó a empujar lentamente, explorando cada espacio de mi coño, mientras chupaba con fuerza mis pechos, pero poco a poco fue aumentando la intensidad, tocando cada vez más profundo. Gemí como una puta, mientras él empezaba a follarme sin piedad, no teníamos mucho tiempo y la situación era peligrosa. Lo que hizo todo aún más placentero, hasta que nos juntamos, aún entumecidos desde ese momento. Lorenzo salió lentamente de mí, se sentó en la cama, se quitó el condón y lo tiró a la basura.
Desde mi habitación, empezando a vestirme. Todavía me sentía débil, pero rápidamente recogí mi ropa.
- Enseguida bajo, gastaremos. - miró su celular. - diez minutos. Fue genial. - Me dio un beso.
- Pronto. - Lo empujé.
De una cosa estaba segura: necesitaría otra ducha.
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ihhhh bueno, hasta aqui subo los capitulos, ¿Qué tal les parece? A mi me va gustando mucho jajaja, poco a poco subire los demas ya que igual estudio y es trabajo traducir y corregir errores :(
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Your Hands - Camren Alternativo
Hayran KurguLorenzo Michel es el mejor amigo del hermano de Camila Cabello, además de ser el capitán del equipo de fútbol del club de la ciudad. Lorenzo acaba de cumplir 21 años, mientras que Camila sólo tiene 16. Lo que Lorenzo no sabe es que Camila está secre...