Capítulo 3

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Daemon montó a Caraxes aterrado ante las palabras de Mysaria, no quería creerlas, no quería hacerlo.

Él la había buscado, había buscado él, había pagado a ejércitos enteros que la buscaran cuando se enteró que ella había " Escapado " con Harwin Strong. Nunca la encontró.

Ahora comprendía por qué. Se maldecía por no haber dudado de las palabras de su hermano, se maldecía por haberle creído a la sanguijuela que su madre había parido.

Si lo que decía Mysaria era verdad, los días de Viserys estaban contados.

Pero no podía ser verdad, su hermosa princesa no podía haber sufrido eso.

Prefería que ella estuviera viviendo con Harwin Strong, no importaba si estaba viviendo como los salvajes huyendo de casa en casa, sería algo que ella hubiera elegido, pero si era como Mysaria había dicho, significaba que ella había vivido un infierno 10 años, y él no había podido encontrarla a tiempo.

Dejó a Caraxes lejos, pero lo suficientemente cerca para llamarlo. Se puso una capucha e investigó el lugar.

Era un prostíbulo común, seguramente Mysaria se había equivocado.

Casi se sintió más tranquilo, y entonces vio a un niño que coincidía con la descripción de Mysaria.

El niño estaba peleando con hombres que llevaban la armadura de la casa Lannister.

— Ya basta mocoso, deja a los hombres en paz — dijo la dueña del lugar y cuando iba a golpear al niño, Daemon se paró y detuvo su mano — ¿Quién mierda eres tú? — dijo la mujer y Daemon casi quebró su muñeca apretándola.
— ¿Por qué pelas con estos guardias niño? — preguntó Daemon sin soltar a la mujer.
— Jason Lannister le hará daño nuevamente a mi mamá — lloró él sin saber por qué le había confiado lo que pasaba a ese extraño.
— Cállate niño, los hombres pagan por putas acá, para eso están ellas aquí — dijo la mujer y gritó cuando Daemon la apretó más fuerte — ¿QUE TE PASA? Haré que te maten — dijo la mujer y Daemon se retiró la capucha dejando ver su rostro y su cabello platinado.

La mirada de la mujer confirmó sus mayores temores, Rhaenyra estaba allí y los malditos Lannister lo sabían.

— Mí príncipe, puedo explicar esto — dijo la mujer y Daemon tomó a hermana oscura.

La soltó y cuando la mujer quiso huir, Caraxes apareció fuera del lugar impidiendo que saliera.

El dragón aterrorizó a todos, y nadie salió del lugar, la furia del dragón demostraba la furia de su jinete.

— ¿Dónde está tú mamá pequeño? — preguntó Daemon mirando al niño que tenía una mirada perdida, triste, llena de dolor, ningún niño debería tener esa mirada.

El niño sorprendido por lo que pasaba apuntó a una habitación y Daemon caminó hacia allá, aún rogando que no fuera ella, aún rogando que no fuera su hermosa princesa la que estaba sufriendo.

Entró a la habitación y vio a Jason Lannister besando el cuello y tocando a una mujer que lloraba, y entonces, esa mujer tuvo un rostro, y ese rostro era el de su amada princesa que lloraba dejando que él la tocara.

La mirada de ella se enfocó en la puerta abierta y ella pareció avergonzada.

— Tío — susurró ella y Jason Lannister la apartó.
— ¿Qué dices puta? ¿Incluso ahora piensas en tú tío? — preguntó él y cuando iba a lastimar a Rhaenyra la mano con que iba a tocarla fue cortada.

Cuando se dio cuenta quién estaba allí, suplicó piedad, pero Daemon lo torturó tanto que lo obligó a confesar todo lo que los Hightower habían hecho.

Rhaenyra se cubrió con la sábana mirando la escena aterrada, pero sobre todo avergonzada.

Su tío lo sabía ahora, su tío sabía que ella era una prostituta.

Cuando Daemon terminó con Jason Lannister, fue hacia ella y ella corrió a una esquina a esconderse.

— Princesa, estoy acá, no tengas miedo por favor — rogó él y ella lloró avergonzada.
— Soy una puta ahora, lo siento, lo siento mucho — lloró ella y él negó.
— No digas eso — dijo él calmándola, pero cada vez que la tocaba ella temblaba y lloraba — Maldita sea, te busqué, por años, dijeron que habías huido con Harwin — dijo Daemon maldiciéndose por haber creído eso, debería haberla buscado más. Incluso Laena la había buscado pero nunca pudieron encontrarla.

¿Y si Mysaria no la hubiera encontrado? No quiso pensar en eso.

Su princesa no reaccionaba, ella estaba en shock, y cuando él la cargó para sacarla de allí, ella le dijo que no lo hiciera, que la dueña del lugar le haría daño a él ya ella, y a Jace también.

— Ve afuera con tú madre pequeño príncipe — dijo Daemon mirando a Jace cuando salió de la habitación con Rhaenyra — Espera al lado de Caraxes, puede ser un poco intimidante, pero te aseguro, jamás dañaría a nuestra propia sangre — dijo Daemon y el niño lo miró a los ojos.
— Me quiero quedar — dijo el pequeño príncipe de mirada perdida y Daemon vio el dolor en él.

¿Cómo podía negarselo? No era un espectáculo que un niño tuviera que ver, pero era justicia, y ese pequeño clamaba por justicia, había crecido en el dolor, era lo mínimo que podía permitirle.

Jace abrazó a su madre que lloraba porque aún no creía que fuera verdad que él la estuviera rescatando y Daemon se encargó de matar a cada persona que Jace le dijo les hizo daño en ese lugar.

La dueña del lugar murió quemada y gritando y Daemon vio al pequeño Jace sonreír cuando ella se quemó.

- Ven acá princesa- dijo Daemon cargando a Rhaenyra y subiéndola a Caraxes- Eso es mi pequeño dragón, muy bien- dijo él acomodándola sobre la silla de montar.

Subir a Jace fue más difícil porque estaba asustado, pero cuando se dio cuenta que Caraxes no le haría daño, el niño disfrutó el vuelo, aunque lloraba de felicidad porque por fin sería libre.

Daemon los llevó a Pentos, donde fueron atendidos y Mysaria estuvo siempre junto a Rhaenyra mientras la revisaban.

Ella se pondría bien, no tenía ninguna enfermedad causada por sus años allí, pero lo que había vivido, lo que había sufrido, no fue algo fácil de contar y escuchar.

Daemon ordenó a Mysaria decir todo lo que el maestre dijera, y ella lo hizo.

Daemon jamás abandonó a Rhaenyra esos días, y se quedó con ella y Jace cada noche, tratando de convencerlos de que estaban a salvo, de que nadie los llevaría a ese lugar nuevamente, de que eran libres.

Baela y Rhaena ayudaron y Daemon tuvo que detener a Baela de tomar a Danzarina Lunar e ir a quemar a Otto Hightower.

Danzarina Lunar era muy pequeña, pero Otto moriría, moriría pronto, fue la promesa que hizo Daemon.

Jace era tímido y temeroso al principio, pero Baela y Rhaena lo hicieron cambiar rápidamente, lo hicieron sentir en confianza, y él fue el primero en entender que estaban a salvo.

Rhaenyra necesitó mucho más tiempo, Daemon no la abandonó en ningún minuto.

El sufrimiento De La Princesa Rhaenyra I Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora