MILO MANHEIM

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"Nevada en Brooklyn"

Estabas en tu propia habitación del dormitorio, con los auriculares conectados mientras trabajabas en un proyecto en tu computadora portátil. Justo cuando estirabas los brazos y respirabas profundamente, oliste el alcohol, lo que te hizo quitarte los auriculares mientras intentabas entender de dónde venía.

—Oye, conejito—Lo escuchaste primero antes de verlo. Giraste la cabeza y viste a tu compañero de dormitorio borracho, Milo, apoyado contra el marco de tu puerta, con la cabeza apoyada en el marco y sonriéndote perezosamente.

—Hueles a alcohol— dijiste mirándolo con el ceño fruncido.

—Tomaré un baño y estaré listo para ti, bonita— dijo guiñándote un ojo.

—No me hables así, me desagrada.—dijiste, sabias que hablaba de esa forma por su estado ebrio, sabías que en realidad ni siquiera le importabas en lo más mínimo, pero no podías evitar sentirte atraída por el, su cabello negro, y sus ojos hipnotizantes, sus sonrojadas mejillas y labios, cuanto darías por probarlos, aunque fuese una vez, lo querías , lo deseabas.

Por su parte, se metió en la ducha para que el agua bajara un poco su estado de embriaguez, no estaba pensando con claridad, después de aquella ducha se sintió mucho mejor, tanto como para correr un maratón,se vistió y salió de la ducha,secándose el pelo con la toalla, mirándote, viendo lo concentrada que estabas en tu trabajo universitario,deseando sacarte de aquel sitio en ese instante.

—Me enferma verte estudiar un sábado en la noche,estamos en Brooklyn, no quieres ir a fumar a la esquina o algo?— dijo el pelinegro, en realidad no fumaba, solo lo dijo para sacarte de tu trance.

—¿Fumar?, ¿Enserio?—preguntaste ofendida por aquella invitación.

—Solo lo digo por decir, ¿no te gustaría acompañarme a comer?, hay un puesto nuevo de hamburguesas en la esquina, podríamos ir, no sé...—

Tu trabajo era importante, te tomabas en serio la universidad, pero aquella invitación, te pareció tan conmovedora, que no la rechazarías por nada.

—Bien, pero si me duele el estómago por comer carne de hamburguesa barata, te culpo a ti, y tendrás que cuidarme mientras enfermo.—dijiste sacándole una risa al chico, aquella risa, tan perfecta, que te hacía sentir un sinnúmero de emociones, te pusiste una chaqueta , y salieron del apartamento, en dirección a aquel lugar.

Iban caminado por las calles de Brooklyn, hacía un frío tremendo, casi insoportable, la época no era la mejor, pero estabas bien, con él,te sentías bien.

—Me voy a congelar—dijo el joven a tu lado.

—Si no llegamos pronto a ese tal puesto, me acurrucaré con el vagabundo de allá, el cartón se ve muy acogedor—afirmaste sacándole una risa a tu acompañante.

Llegaron al tan esperado puesto de comidas rápidas, pidieron dos hamburguesas de queso y se sentaron en una esquinita a esperar su pedido.

—¿Porque estabas bebiendo ahora?—preguntaste para avivar el silencio.

—No hay razón, simplemente quería perder la conciencia un rato.— dijo el pelinegro.

—Huh, y yo que pensaba que eras un depresivo— dijiste haciéndolo reír.

En ese momento, llamaron a su pedido, tenían su comida ya en sus manos, al momento de la primera mordida se miraron con ironía, claro estaba, aquella hamburguesa, no era la mejor que podían encontrar.

—Sabe a carne vegetariana—dijo el pelinegro entre risas.

—Peor, como si el 60% fuera carne de gato— te burlaste.

Terminaron su comida y siguieron su camino hacia el apartamento,estaba helando, cuando entonces, sentiste una pequeña gota en tu mejilla, tan fría como para ser agua, era sólida, te paraste en seco y te pasaste la mano por la zona , estaba nevando, empezaron a caer aun más de aquellas gotas, llamadas copos de nieve, sonreíste ante la vista que tenías , una oscura calle, siendo iluminada por la nieve, estabas ya, llena de copos, cuando sientes a Milo, acercarse a ti.

Te miró con aquella sonrisa que te sonroja, pasó sus manos por tu cabello, quitando los copos que habían recientemente caído en el lugar.

—Eres hermosa— dijo, te hizo sonrojar al instante, con el frío y aquel irresistible hombre, claro que ya lo estabas.

—¿Porque me miras así?— dijiste , tratando de entender aquella mirada que te estaba dando.

—¿Así como?— preguntó el joven sonriente, haciéndoce el que no te entendía.

—Así, con aquel brillo en tus ojos— dijiste algo confundida.

—No me entero de la forma en que te miro, pero si lo hago al momento en que mis ojos brillan al hacerlo—

Dijo, bien, sabías que ya no quedaba una gota de alcohol en su sistema, lo que estaba diciendo, ¿era realmente verdadero?, ¿Acaso no quería llevarte a la cama no más?, estos sentimientos, ¿Realmente los estaba expresando?, no lo sabías, aquellas preguntas en tu cabeza desvanecieron, no estabas pensado, cuando te acercaste más a él y lo besaste.

Acunó tus mejillas con sus heladas manos, no sentías frío, no sentías los copos de nieve esparciéndose por todos lados, no sentías nada más que tus labios, moviéndose en sinfonía con los de tu acompañante, daban un movimiento majestuoso, a paso lento y delicado, aquello que no habías contestado anteriormente, ya lo hacías, lo decías todo mientras le besabas, podías sentir como el momento se retenía y pasmaba a lo que estaba sucediendo.

—Tus labios saben a helado— dijo el pelinegro alejándose de él beso, sabiendo cómo la nieve estaba haciendo efecto en sus cuerpos, helando sus bocas.

Solo pudiste reír ante esto, casi derramabas lágrimas, pero estaba tan helado, que podrían volverse cristales en tus mejillas, por lo que optaste mejor, tomar su helada y casi azul mano, y caminar regreso al apartamento, no tenías la más mínima idea de lo que acababa de suceder, ni lo que pasaría después, solo sabías que estarías bien, a su lado lo estarías.

—Debemos hacer planes como este más seguido—
dijo el pelinegro en tono burlón, sabías porque lo decía, reíste, te aferraste más a tu agarre en su mano , y caminaron juntos hasta el apartamento, disfrutando la vista de la ciudad, adornada de la reciente nevada.

—Elizabeth

𝙊𝙉𝙀 𝙎𝙃𝙊𝙏𝙎; 𝙢𝙪𝙡𝙩𝙞𝙛𝙖𝙣𝙙𝙤𝙢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora