𝙊𝙉𝙀 𝙎𝙃𝙊𝙏𝙎; 𝙢𝙪𝙡𝙩𝙞𝙛𝙖𝙣𝙙𝙤𝙢

EVAN PETERS

Advertencia: contenido explícito.

"Memories"

« Aquella vez que me hizo suya en el escritorio de una biblioteca, siempre en mi mente seguía. »

Me dirigía con rapidez hacia la biblioteca, era de noche y estaba lloviendo, me había quedado horas allí, para no poder salir por el reciente diluvio, genial.

Fue mi sorpresa encontrarme con el profesor Peters, sentado en un sillón, ojeando un libro, totalmente distraído, seguramente no se había dado cuenta de lo tarde que ya estaba, en el lugar no quedaba sino su persona y yo, más no se dio cuenta de mi presencia, lo cual decidí aprovechar, acomodando mi cabello y subiendo un tanto mi falda, para luego acercarme a él.

—¿A estas horas decide venir a visitar la biblioteca Srta. Bennet?.— preguntó sin alzar la vista de su libro.

—Había estado aquí todo el día, se me hizo tarde simplemente, Profesor.— dije en tono de voz bajo.

Observe de cerca su cabello, sus rizos un poco desordenados y su fornido cuerpo que se formaba a través de su camisa de vestir, no pude evitar pensar lo bien que se veía. Me senté en el escritorio que tenía en frente y me crucé de piernas, mientras le observaba.

—Ese no es un lugar para sentarse Srta.— dijo.

—¿Y cual lo es?.— dije en tono coqueto.

Quitó la vista de su libro y lo puso a un lado del escritorio, me miró fijamente con severidad hasta que habló.

—¿Que pretende con eso?, tengo entendido que usted es una menor, no tiene porque dirigirse hacia mí de esa manera.— dijo con su mirada fija en mis ojos.

No dije nada, más bien, empecé a desacomodar la corbata de mi uniforme, seguido de esto, desabotones los primeros botones mi mi camisa escolar, ya se podía ver mi escote, cuando me detuve.

—¿Le gustaría que siguiera?, profesor, o, ¿No le parece adecuado?...— pregunté.

—No veo razón por la cual detenerse.—dijo acercando su rostro un tanto hacia mi, para tener una mejor vista de mi cuerpo.

Alcé mi falda, mientras se podía ver mis medias de encaje, termine de desabotonar mi camisa, si fuese el, tendría una maravillosa vista, mi camisa desabotonada, y falda subida, dejando ver lo que a simple vista no se puede.

Se levantó de su asiento, se acercó tanto hacia mí que podía sentir su respiración,atacó mi boca como si de una bestia se tratase, nuestros labios se movían con tal hambruna, que parecía que llevásemos años sin besar, dio paso a nuestras lenguas, de una forma ya mas delicada, y caliente.

Posó sus manos en mi cintura, mientras la acariciaba, estuvo así un rato hasta que empezó a bajar su mano hacia mi feminidad.

—¿Tan mojada se encuentra?— dijo entre jadeos.

Sus dedos se hicieron paso hacia mi centro, sacándome un gemido.

—¿Quién la pone así Srta. Bennet?, dígame quién.— preguntó burlón, con una sonrisa de lado, jodidamente atractiva.

—Usted profesor, us- usted...— respondí entre jadeos , sintiendo como sus dedos se arqueaban ente el contacto.

Su pulgar subió hacia el punto del placer, sobreestimulandome, haciéndome sentir el maldito cielo en sus dedos.

Aquella acción hizo que me encontrara más cerca, para el momento ya estaba hecha un desastre, el cabello despeinado, y toda la ropa mal puesta, un desastre en gemidos y jadeos, cuando sentí mi liberación cerca, se detuvo de golpe, dejándome vacía otra vez.

—¿Porqué mierda se detiene?.— pregunto desconcertada.

—Esa clase de lenguaje solo puede ser usado por mi, ¿está claro?.— dijo con firmeza.

—Claro, pero, Profesor Peters,¿que sucedió?, ¿hice algo mal?.— pregunté temerosa.

No dijo nada, me tomó de la cintura y me bajó del escritorio, me volteó y me recostó sobre aquella mesa, mi cara pegada al libro que estaba leyendo anteriormente "Lolita", subió mi falta con rudeza, hizo mis bragas a un lado, y me penetró por detrás.

—Al contrario Srta, prefería complacerla de una mejor manera— dijo y empezó a embestirme con rudeza.

El escritorio se movía salvajemente, agradecía a Dios que no hubiese nadie más en el lugar, los sonidos que salían de mi boca eran prácticamente pornográficos, algunos de los objetos que estaban en el escritorio se cayeron, mientras sentía fuertes golpes en mis glúteos, ardía, pero era placentero.

—¿Esto es lo que quería?, ¿yo tomándola duro en un escritorio?, pequeña puta.— dijo entre jadeos.

Apenas era capaz de pronunciar alguna palabra, puesto que su rudeza me mudaba, pero seguramente balbuceé algo pecaminoso.

Continuó penetrándome con fuerza hasta que mi tan esperada liberación llegó, el sentimiento orgásmico me pegó como una ola de placer, que me hizo gemir fuertemente, escuché un sonido, tal parecía un gruñido de su parte, también había llegado, y en mis adentros.

Salió de mi y se acomodó sus ropas, mientras yo seguía conmocionada por la reciente acción.

—Tienes usted suerte de que no había nadie en este lugar, de lo contrario hubiese tenido que cerrarle la boca con mi mano por sus escandalosos ruidos.— dijo una vez ya se había vestido.

Reí ante su comentario y acomodé mis ropas,y sin previo aviso me besó la mejilla y acarició mi cabello, abrazándome.

—¿Puedo llevarla a casa?, esta tarde para que ande sola por las calles, algo podría pasarle, ya sabe...— dijo en un tono preocupado.

Acepte su oferta y durante el camino a casa en el auto no dijo una palabra, parecía demasiado concentrado en el manejar.

En el pórtico de mi casa, después de un rato de silencio, por fin habló.

—Es usted, una joven muy hermosa.— dijo algo sonrojado, la primera vez que lo veo así por razones sentimentales.

—Muchas gracias profesor.— dije sonrojada igualmente.

—Me deleita su mirada, por favor, nunca deje de tener aquel brillo especial.— dijo con una expresión de admiración.

—Mientras usted esté cerca, siempre la tendré.— dije     para luego darle un beso en la mejilla y entrar a mi casa.

— Elizabeth