Antes de entrar a la habitación logre reconocer esa mirada, la mirada llena de amor y sobre todo de ternura, lo cuidadosa y amorosa qué fue conmigo en un momento tan revelador.
Le avise a mamá que me quedaría en el departamento de Mel y no tardo mucho en acceder, la verdad que la relación entre mamá y Mel es cada día mejor, muchas veces me pregunta como esta e incluso la invita a cenar cuando sabe que llegará tarde y tiene que dormir sin cenar o pide comida a domicilio. Mamá la cuida y me alegra ver como cada día se vuelven más cómplices.
Nuestra primera vez "sucedió" días después de la graduación, me sentía lista y a pesar de que Mel no me presionaba, yo no sabía como iniciar todo, porque muy en el fondo tenia demasiados nervios de no ser buena y luego de eso ella me dejará.
—¿En que piensas? —preguntó dejando de ver la película. —¿Te sientes mal? —su expresión era de completa preocupación. —Emma, dime algo. —no sabia que decir, ni mucho menos como iniciar la conversación acerca de tener relaciones.
—Mel… —su mirada no se despegaba de la mía y los nervios simplemente se comenzaron a adueñar de mi cuerpo, las manos me temblaban y por algún extraño motivo mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas, intente retenerlas no quería hacerla sentir mal o preocuparla más de lo que ya estaba.
—Amor, ¿qué pasa? —se sentó frente a mi y tomó mis manos entre las suyas, mis manos sudaban y ella lo notó. —¿Te sientes mal? —volvió a preguntar.
—Mel… quiero que… quiero que estemos juntas. —solté muy bajito, esperando que logrará escucharme.
—¿Te refieres…
—Si. —no la deje terminar de preguntar. —Yo llevó… varios días pensando como tomar la iniciativa… pero tengo muchos nervios…
—¿Nervios? —su mirada paso de preocupada a confundida.
—Si, sé que me cuidas y no me harías daño con intención, pero sé que… puede doler. —no había estado con nadie más porque realmente siempre entraba en pánico y simplemente huía de la situación, luego de eso las dos únicas parejas que había tenido dejaron de buscarme y no volvimos a hablar. —Confío en ti, te quiero y quiero intentarlo…
—Amor, no tienes que hacerlo sino quieres… —empezó pero de inmediato la corte.
—Quiero hacerlo… no quiero llegar virgen al altar. —solté sin más.
—Si tengo que esperar hasta ese momento lo haré. —dijo y luego beso mis manos. Mel no lo entendía, quería intentarlo porque realmente quería sentirme cómoda y segura con mi cuerpo, quería sacarme los prejuicios qué yo misma me he creado a los largo de los años.
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Recuérdame.
RomanceLuchar por la felicidad es algo por lo que se han esforzado en el tiempo que llevan de conocerse. Todo se vuelve más difícil cuando Melissa olvida los últimos cinco años de su vida, olvida a su esposa, sus proyectos, su nueva vida y se siente confu...