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Los días a lado de esta Mel qué no recuerda nuestra vida juntas es como si mi felicidad se hubiera duplicado, sí antes ya era atenta ahora lo es el doble. Una de las cosas que más amo es su amabilidad y el amor que sin importar el momento o las circunstancias siempre me lo demostraba.

—Hermosa… —me llamó desde su oficina.

—¿Si? —hace unos días fuimos a comprar cosas para nuestra niña, Mel se volvió un poco loca y casi compra todo de las tiendas qué visitamos, afortunadamente logre persuadirla pero no sobre todo.

—¿Crees que podamos ir a visitar a mis padres? —me sorprendió su pregunta porque ella planeaba todo y me avisaba cuando ya tenía todo debidamente reservado.

—¿Ya tienes los boletos?

—No, primero quiero saber si estas de acuerdo. —me acerque a ella y en la pantalla de su laptop apenas estaba viendo la disponibilidad de vuelos. —¿Podemos?

—De querer, quiero ir. —me senté en sus piernas y rodeo mi cintura. —Pero estoy a la mitad del sexto mes, debo de preguntarle al doctor si es seguro. —su mirada se volvió triste entendiendo la situación y escondió su rostro en mi pecho. —Aunque no quiero quitarte la ilusión de ir con tus padres, puedes ir sin mi e intentar pasar tiempo con ellos…

—No. —sentenció sin pensarlo.

—¿Como?

—No te quiero dejar, no quiero dejarlas. —susurró contra mi pecho. —Podemos ir después de que nazca. —vi una hoja roja qué parecía un pergamino, estaba enrollado y por los lados era dorado.

—¿Qué es esto? —pregunte tomándolo, pero lo quito de mi mano.

—Creo que es la respuesta al anillo qué encontraste entre mis cosas. —dijo metiéndola en un cajón de su escritorio.

—¿Y no me lo darás? —cuestione mientras dejaba un beso en su mejilla.

—No, pero pronto lo tendrás. —estuvimos en silencio durante unos minutos hasta que volvió a hablar. —¿Te di un anillo de novias?

—Sí y tu también tienes uno.

—¿Los intercambiamos? —preguntó asombrada.

—Algo así. —dije y vi su mirada de confusión y decidí seguir. —Cuando cumplimos tres meses de novias, no sabía que regalarte y un día mientras estábamos en la plaza vi una joyería y tu una jugueteria. —le encanta construir legos y tiene una habitación de ellos. —Mientras ibas a la jugueteria yo entre a la joyería, no buscaba nada en especifico y mientras veía unas pulseras entre ellas había unos anillos. —me levante y salí de la habitación, fui lo más rápido que mi vientre me lo permitió y volví con Mel. —La chica de la joyería me habló acerca del significado del anillo, sentía que podía ser como un compromiso pero la chica me animo comprarlos, no todas las relaciones tienen anillos de noviazgo.

—¿Qué te regale yo? —preguntó confundida.

—No te pongas triste ¿vale? —asintió y seguí. —Nada y te disculpaste un millón de veces por casi dos semanas, te sentías culpable por no encontrar el regalo perfecto.

—Siento que nunca fui la novia y después esposa qué tu esperabas.

—Fuiste más que eso, tu me ayudaste a afrontar una dura situación. —le dije.

—¿Qué situación?

—Saber que mi padre me violaba.

La verdad revelada por mamá me dejó muy mal, saber que mi padre me violaba cuando solo tenía tres años me hizo entender que vivimos en un mundo lleno de mierda, de gente que está dañada y termina dañando a los demás.

Recuérdame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora