Nadie sabe de los monstruos qué las demás personas enfrentan hasta que nos toca estar en una situación similar, situación en las que muchas ocasiones no pedimos y mucho menos pensamos que seríamos partícipes en primera persona, porque después del terrible accidente de mi esposa ahora nos enfrentamos a constantes obstáculos.
La depresión, es uno de esos obstáculos.
Ese es el más grande de todos los que llevaba hasta ahora, durante el tiempo que ella estuvo en coma me sentía decepcionada de la vida y de todo lo que me rodeaba, porque la había perdido a ella, no de manera completa, pero me sentía sola. Sin embargo, tenia a mi lado a mamá y a Mati qué fueron mi salvavidas, quienes me motivaron a seguir por mi y por mi hija, pero también para que cuando Mel despertara me viera bien.
Lo que ninguna imaginamos fue su perdida de memoria, eso aumento más mi decepción de seguir sin ella.
Pero hoy, luego de un mes de que Mel despertó, me siento en la peor batalla qué he tenido a lo largo de mi vida y eso que han sido muchas. Me duele ver como se está dejando vencer por la frustración de no poder recordar nada, no entiendo del todo como se siente, pero lo que sí entiendo es el dolor en su mirada al verme y no reconocer quien soy para ella a pesar de que ya lo sabe.
Cada día que llegó a visitarla, espero que sea ella quien abra la puerta, pero no es así. Cuando Mati estuvo en su departamento era ella quien abría, y me gustaba ver a Mel con la energía de antes, la qué siempre andaba de un lado a otro, la qué buscaba inspiración desde diferentes ángulos o la que acudía al techo para ver las estrellas.
Esa Mel ya no estaba.
Un par de días después de que le dieron el alta luego de ese desmayo, Mel corrió a Mati. Le pedimos explicaciones de esa actitud y la única respuesta qué obtuvimos fue; quiero estar sola. Intente por todos los medios persuadirla de esa decisión, pero sin ningún éxito. Incluso me ofrecí a quedarme con ella conociendo lo difícil que podía ser para mi y mis sentimientos no correspondidos por la mujer que amo y que no me recuerda.
La situación empeoró cuando decidió encerrarse de manera definitivamente en su departamento, no entendía porque y aún no lo entiendo. Un par de veces y en compañía de Mati entramos con las llaves qué aún conservo, para nuestra sorpresa el lugar parecía más un basurero qué un sitio para habitar, lo que me dejo más sorprendida fue el desastre por todas partes, muchas cosas estaban tiradas, algunas otras hechas pedazo y Mel no estaba por ningún lado. Ella nunca fue de tener su casa así, esta no era la mujer de la qué me enamore.
Nuevamente volví a ir al departamento de Mel, pero esta vez lo hice sola y como la vez anterior había muchas cosas tiradas y unas otras qué sufrieron las consecuencias de una mujer con mucha furia dentro. Parecía estar en nuestra antigua habitación, comencé a levantar algunas cosas y le deje otras más en el refrigerador, las qué compre antes de venir para que se mantenga alimentada.
Escuche algunas cosas caer en el piso de arriba y la verdad tenía un gran debate interno, sobre sí sería buena idea subir. Al final mi corazón tomó la decisión.
Quería verla.
—¿Mel? —pregunte antes de entrar a la habitación. —Soy Emma, ¿puedo pasar? —no obtuve respuesta y abrí lentamente la puerta, ella estaba en el balcón, sentada sobre el suelo mirando la ciudad. —Mel. —volví a llamarla y ella no volteo a verme.
Me acerque y antes de llegar a ella, en el piso había fotos de nosotras cuando me pidió matrimonio, mientras nos mudamos, en mi graduación, en la apertura de mi repostería.
Era toda una vida y ella no la recordaba.
—Mel…
—No quiero seguir así… —dijo cuando estaba en la puerta del balcón. —No quiero seguir con la mente en blanco… es un maldito infierno no recordar quien soy… —sus lágrimas corrían libremente por su hermoso rostro, me sentía igual que ella por la dura situación qué estamos enfrentando. —Es una maldita cárcel… en donde no se quien eres… quien soy… quienes somos… ¡No sé nada! —grito al aire. —No sé que me gusta, que no, no sé nada de mi… pero lo más odio es no reconocerte… porque sé que te amo, pero no sé nada de ti, que te gusta, que construimos juntas, que hemos vivido, que odias de mi… ni siquiera recuerdo a nuestro bebé. —se derrumbó, la voz se le quebró y solo se escuchaban sollozos, de ella y míos.
—El día del accidente… —dije mientras intentaba contener mis sollozos. —Ese día teníamos una cena porque… bueno no había un motivo especifico, te gustaba mucho llevarme a cenar sin importar si era una fecha importante decías que…
—El amor se alimenta todos los días… —dijimos al unísono.
—Porque esa es la clave de que una relación se mantenga estable y dure mucho tiempo. —terminó de decir Mel.
—Exacto. —asentí ante sus palabras. —No era una fecha importante, así que yo tenía la noticia que haría el día más feliz de nuestras vidas… —sus hermosos ojos azules se conectaron con los míos, estaban rojos y cuanto odiaba verlos así. —Después de tantos intentos… nuestra bebé se hizo esperar, pero finalmente llegó.
—¿Por qué no puedo recordar? —volvió a soltar y más lágrimas salieron de mis ojos al escuchar su clara frustración. —No recuerdo porque no podías embarazarte… mi cerebro es un maldito libro en blanco y por más que busco… no logró recordar nada de la felicidad plasmada en esas fotos… —señaló las fotos del piso y algunas que tenía a su alrededor. —Perdóname… pero esta situación me esta sobrepasando y ya no puedo más…
—¿Qué quieres decir?
—Que voy a terminar lo que ese maldito accidente comenzó…
—Mel… ¿qué dices? —sus palabras me estaban dando miedo.
—Voy a acabar lo que el destino caprichoso nos quito… así no tendrás una carga más en tu vida… no tendrás que vivir con una persona sin recuerdos y no seré una carga para nadie…
—No, Mel… —me acerque a ella y me arrodille a su lado. —No puedes hacer eso, no puedes dejarme. —tomé su rostro entre mis manos. —Casi te pierdo una vez y… y sentí que me moría contigo, porque sin ti no soy nadie… nunca lo acepte, pero lo sabías… sabías qué después de conocer lo que mi padre hizo desarrollé una dependencia de ti… un apego a ti… —se giro y colocó una mano en mi abultado vientre. —No podría soportar perderte definitivamente… no quiero vivir sin ti…
—Pero no puedo vivir sin recordarte… no quiero…
—No eres una carga… nunca lo serás.
—Perdón. —repitió varias veces. —Yo creía que eso era lo mejor…
—Para mi no lo es y mucho menos para tu hija, que necesitará a sus dos madres para crecer feliz… —no sabia de donde estaba sacando esta fuerza emocional pero lo agradecía. —Si no recordarme es lo que te preocupa… deja de hacerlo, crearemos nuevos recuerdos juntas… me conocerás de nuevo y…
—Será como enamorarme una vez más… —terminó de decir por mi. —Porque siempre me voy a enamorar de ti…
—Te amo, Mel y no puedo perderte… —la abrace y ella rodeo mi cintura con la fuerza suficiente para no hacerme daño.
—Mi corazón y mi cuerpo… te recuerdan… también te amo, Emma. —ambas nos dejamos llevar por los sentimientos y las lágrimas no se iban de nuestros rostros.
Era momento de tener un nuevo comienzo con mi esposa, nuevos recuerdos y nuevas aventuras que tendríamos con la etapa final de mi embarazo, pero a lado del amor de mi vida y de la madre de mi bebé.
R.
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Recuérdame.
RomanceLuchar por la felicidad es algo por lo que se han esforzado en el tiempo que llevan de conocerse. Todo se vuelve más difícil cuando Melissa olvida los últimos cinco años de su vida, olvida a su esposa, sus proyectos, su nueva vida y se siente confu...