Capítulo 4

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—¿En serio me vas a hacer un interrogatorio? —preguntó Horacio agarrando con un tenedor un trozo de sushi porque él decía que no sabía usar palillos.

—Sí, creo que es necesario que respondas algunas preguntas para no sentirme tan fuera de lugar —expliqué yo y él bufó.

—Joder, si te sirve, aun eres así de serio con ciertas cosas, venga, pregunta. —Asentí y dejé los palillos para agarrar la libreta que había bajado conmigo.

Estábamos ambos sentados en el salón, más concretamente en el sofá yo y él en el suelo con esa actitud despreocupada que lo caracterizaba, cenábamos el sushi que acababa de llegar y que seguramente fuera a sobrar porque había pedido demasiado.

—De acuerdo, primero, ¿cómo es que hay FBI en Los Santos? —No era la primera pregunta de la lista pero me parecía la menos problemática de todas.

—A ver..., pues no estoy muy seguro, yo estuve fuera de la ciudad mucho tiempo, Gustabo estuvo un tiempo en un hospital mental y yo lo pasé muy mal, en fin, cuando vine el FBI ya estaba aquí y yo y Gustabo comenzamos a trabajar para él, Conway nos dijo que debíamos hacerlo, luego descubrí que fue porque mi hermana era una de las personas importantes del FBI y me quería tener controlado.

Asentí y mientras masticaba agarré la libreta, tachando la pregunta que acababa de hacer y añadiendo otra: ¿Quién es tu hermana exactamente? No recuerdo que tuvieras familia.

Parecía que conforme Horacio fuera contándome cosas yo añadiría más a la lista y eso no me gustaba demasiado pero era algo bastante común en un interrogatorio y aunque esto no era uno propiamente dicho, se parecía. Me decanté con una pregunta que hilara con lo que él acababa de explicarme.

—¿Entonces dónde está Conway? Acabas de decir que él fue quien os dijo de uniros al FBI pero yo no lo he visto. —Horacio suspiró y se encogió de hombros.

—¿La verdad? No lo sé, un día simplemente desapareció y Gustabo y yo no supimos nada más de él, ahora que lo pienso puede ser algo de familia porque con Gustabo fue un poco así, será por lo que dicen que de tal palo tal astilla.

—¿Qué quieres decir? —pregunté un poco confundido y Horacio rio un poco.

—¡Es verdad! No lo sabes..., pues resulta que Gustabo y Conway son padre e hijo, nos enteramos después de ciertas cosas que pasaron y fue toda una sorpresa.

Los palillos se me cayeron de la mano haciendo un ruidito al tocar la mesa, provocando que Horacio se riera por mi expresión perpleja.

—Venga, siguiente pregunta —dijo moviendo el tenedor para que continuara, yo carraspeé y miré la lista, tachando la pregunta de Conway de ella.

—Esta puede ser complicada para ti..., ¿qué pasó con Gustabo? —Lo miré de reojo y ví como su brazo se quedaba congelado en el aire, a punto que estaba de agarrar otra pieza de sushi, entonces suspiró y dejó en tenedor en la mesa, echándose hacía atrás apoyando el peso de su cuerpo en sus manos.

—Esa es jodida..., bueno, Gustabo y yo éramos del FBI y nos mandaron a Marbella, teníamos la misión de atrapar a una organización de allí, más bien a los hermanos líderes, Gustabo y yo decidimos ir cada uno por uno y..., algo debió salir mal porque yo atrapé al hermano que me correspondía pero no supe nada más de Gustabo, estuve un tiempo en la ciudad solo hasta que decidí llamarte...

—¿Es ese el motivo por el que trabajo ahora para el FBI? —pregunté, quitando otra pregunta que tenía en mi lista de preguntas y él asintió.

—Sí, tú estabas en Rusia, según sé estuviste también en Marbella contra esos hermanos que teníamos que arrestar y decidiste jubilarse de forma anticipada, yo conseguí tu contacto y te llamé, después de pensarlo un poco viniste y nos reencontramos después de muchos años, desde entonces estás aquí, viviendo conmigo, trabajando conmigo..., siendo un apoyo el uno para el otro —dijo con una gran sonrisa que me hizo plantear la siguiente pregunta.

—¿Qué relación tenemos? —Tal vez fui demasiado directo pero era el momento perfecto para hacerla, me parecía el momento ideal.

—Pues..., somos amigos, somos compañeros de trabajo, compartimos casa y somos un apoyo el uno para el otro, déjame adivinar, ahora preguntaras si tengo sentimientos por ti aun, ¿verdad? —preguntó haciendo que frunciera el ceño porque era capaz de ver mis intenciones, se notaba que me conocía muy bien.

—Sí, mi último recuerdo de ti es tú confesándote en mitad de la comisaría —comenté y él rio.

—Dios, el mucho texto, aun tengo pesadillas con eso —dijo riendo y luego suspiró, tomando aire—, sí, sigo teniendo sentimientos por ti, es más, me volví a confesar y tu me dijiste que te diera tiempo porque sentías algo pero no sabías que era exactamente —explicó con otra sonrisa.

Me quedé completamente congelado, sorprendido de que yo pudiera decir algo así. Siempre había pensado que para mí era imposible el amor o tener sentimientos por alguien pero al parecer no había rechazado a Horacio, al contrario, le había dado a entender que tenía sentimientos por él pero que no sabía qué eran exactamente.

Agaché la mirada, mirando mis manos, pensar en alguien como yo diciendo algo como eso me parecía totalmente improbable, como un sueño, suponía que era otra cosa a añadir a mi lista de cosas iguales y diferentes del Volkov que había olvidado que era.

—¿Entonces sigues esperando? —pregunté mirándolo con curiosidad.

—Sí, pero no te preocupes, ahora mismo no tienes recuerdos y sé muy bien como eras cuando eras el comisario de hielo así que no tengo prisa por tu respuesta ni voy a pedírtela, cuando recuperes tus recuerdos entonces será. —Me eché hacía atrás en el sofá y suspiré, mirando al techo.

Me alegraba que Horacio no necesitara una respuesta por mi parte ya que realmente sería igual que la que le di hacía años, no entendía muy bien al Volkov en el que se suponía que me había convertido, estaba claro que habían cambiado muchas cosas no solo en mi vida, también en mi interior y en mi mente, cosas que era imposible que entendiera porque yo no había vivido todo lo que me había hecho tener ese cambio tan drástico.

Miré el cuaderno y comprobé la lista que había hecho, solo quedaba una pregunta y era la relacionada con la recién descubierta familia de Horacio así que decidí soltarla y terminar con este interrogatorio improvisado.

—Has comentado que tu hermana era alguien importante en el FBI pero estoy seguro de que tu no tenías familia... —El largo suspiro que dio Horacio ante eso me dijo que no era un tema nada fácil para él.

—Lo de mi familia es un poco caótico así que..., me guardo esa pregunta para contestar a futuro y no saturarte tanto, ¿tienes alguna más? —preguntó y yo negué, por ahora no tenía ninguna pregunta más.


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Llevo un par de capítulos sin ver los comentarios... fallo mío, hoy mismo voy a leer los que tengo pendientes...

¿Qué os está pareciendo esta parte de la historia? Siento que es muy contraria a la primera parte con el otro Volkov pero supongo que es algo normal porque son personas muy diferentes.

En fin, nos vemos en el siguiente capítulo ✨(っ◔︣◡◔᷅)っc(◕︣◡◕᷅c)✨

Back to wait... you? ~Volkacio~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora