Capítulo 11

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Habían pasado semanas desde que me encontré con Nikolai pero sus palabras seguían bailando en mi mente, bueno, más bien martillando mi mente. Él me había dicho que hablara con Horacio, que le explicara todo lo que tenía en mi mente porque él sería la respuesta a todos mis preguntas, era la persona con la que vivía antes de perder la memoria y la persona por la que estaba en la isla, era la única persona que podría decirme cosas o ayudarme a que dejara de pensar en esos sentimientos que le había dicho que tenía.

Y lo había intentado, había intentado hablar con él varias veces pero siempre ocurría algo que me lo impedía, a veces estaba cansado, otras ocupado, otras no sentía que era el momento y al final del día siempre sentía que solo estaba poniendo mil excusas intentando extender la espera porque no me sentía capaz de abrirme aún y simplemente me iba a la cama con la falsa promesa de que al día siguiente lo haría, que al día siguiente dejaría la cobardía y me pondría frente a él para hablarlo todo.

Estaba cansado de no ser capaz de hablar con él como debería y además debía sumarle el cansancio de todo lo que estábamos haciendo con los payasos, por supuesto era demasiado trabajo y todo terminaba en manos de Horacio y yo, aunque sentíamos que estábamos cada vez más cerca de descubrir algo con el paso de los días todo era más complicado.

Horacio había decidido que nos tomáramos el día de descanso ya que llevábamos bastante sin hacerlo, a mí prácticamente me había obligado a hacerlo ya que sentía que aún quedaba mucho por hacer, demasiado, por mucho que hiciera parecía que no había un final cuando se trataba de el caso de los payasos.

Estábamos comiendo pizza, sentados en el sofá con la televisión encendida, miré a Horacio, sus ojos estaban en la televisión pero se notaba que realmente no estaba viendo el programa, estaba en otro sitio, seguramente pensando en los payasos aunque no lo podía decir con claridad, a fin de cuentas Horacio era complicado de descifrar a veces.

—Horacio... —hablé y fue como dar a un botón ya que él se sobresaltó un poco y me miró sorprendido, no esperaba que le hablara mientras estaba en su mundo.

—¿Sí? Perdón, me he desconectado un momento... —Asentí y agarré otro trozo de pizza, era el momento perfecto, lo sabía, estábamos solos en la mansión, comiendo, era el lugar perfecto para poder hablar de lo que estaba sintiendo.

Y aunque lo sabía y lo sentía no era tan fácil, algo en mí se había cerrado con los años y por muy cómodo que estuviera con esta vida seguía sin ser el Volkov abierto que se suponía era en la actualidad.

—Quería hablar de algo... —Comencé y él asintió con una sonrisa, se movió en el sofá para quedar sentado frente a mí mirándome.

—Pues adelante, dispara —dijo y yo asentí suavemente.

—Yo..., bueno... —No era tan difícil pero me costaba demasiado, el muro de hielo que me dividía del resto seguía ahí y no sabía que hacer para partirlo y ser sincero por una vez—. Me estaba preguntando como te hiciste la quemadura del cuello —dije, porque fue lo primero que vino a mi mente cuando lo miré pero en cuanto terminé la frase quise golpearme la frente contra la mesa hasta partirla, no era eso, ni siquiera se le acercaba a lo que quería decir.

—Oh, es cierto, tu no sabes nada sobre esta cicatriz —dijo con una risita y yo asentí, intentando que no se notara lo frustrado y enojado que estaba conmigo mismo—. Fue hace mucho tiempo, ¿recuerdas que te dije o bueno, más bien comenté, que Gustabo había estado en un hospital psiquiátrico?

—Algo creo recordar... —respondí, ya que la había cagado seguiría adelante, a fin de cuentas esa marca de quemadura me llamaba mucho la atención.

—Bueno, pasaron muchas cosas y Gustabo y yo terminamos infiltrándonos en The Union, Gustabo no estaba demasiado bien mentalmente y conforme la infiltración avanzaba fue a peor, al parecer Gustabo tenía otra personalidad, Pogo, un payaso, en su interior. —Casi se me calló la pizza de la mano al escucharlo, cosa que lo hizo reír—. Bueno, a mi me descubrieron y pasaron muchas cosas, al final el CNI y The Union estaban enfrentados y yo estaba en un lado y Gustabo en otro, él o bueno, Pogo, perdió los papeles y reventó la iglesia de la ciudad con todos dentro.

—¿Y yo? —pregunté, ya que no había visto ninguna marca de quemadura en mi cuerpo, si había marcas nuevas pero ninguna era una quemadura.

Me arrepentí un poco de preguntar porque Horacio agachó la mirada, realmente parecía que lo que iba a decir le costaba mucho y eso me preocupaba un poco ya que a fin de cuentas estábamos hablando de mí.

—Estabas en coma...

—¿En coma? —repetí sin podérmelo creer y Horacio suspiró, dejando sobre el plato su trozo de pizza.

—Yo creía que podría convencer a Gustabo de que dejara The Union, estaba listo para morir ese día porque iba a matarlo si era necesario pero..., lo que era una reunión solos se volvió algo más complicado, tú apareciste y Gustabo te disparó.

—Espera, espera, ¿estás diciendo que Gustabo me disparó y terminé en coma por eso?

—Sí, realmente no sabía si ibas a vivir o no, yo..., temí mucho ese día —dijo e hizo una mueca que me hizo entender que solo recordarlo le costaba mucho.

El silencio se hizo entre nosotros durante unos segundos, cada uno mirando su trozo de pizza mientras la televisión seguía sonando, estaba claro que no era culpa de Horacio y que yo no debí echárselo en cara o guardarle rencor ya que vivíamos juntos.

—Siempre pensé que a Gustabo le faltaba un tornillo —susurré y miré a Horacio, él me devolvió la mirada y soltó una gran carcajada que me hizo sonreír, la tensión se había ido.

—Yo creo que más que faltarle, le sobraba alguno.


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Holiii, vale, sé que este capítulo viene muy tarde peeeerooooo me enfermé el martes pasado y he estado en la camita así que espero me perdonéis, parta tranquilizaros diré que ya estoy bien :3 perfectamente.

En fin, nos vemos en el siguiente capítulo ✨(っ◔︣◡◔᷅)っc(◕︣◡◕᷅c)✨

Back to wait... you? ~Volkacio~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora