Capítulo 12

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—¿Qué sabes de los payasos del Tetris? —preguntó Horacio, cruzado de brazos frente al sospechoso, yo estaba a su lado pero decidí no intervenir.

—Pues..., lo que sabe todo el mundo, que ponen bombas y eso —respondió el sospechoso haciendo que Horacio soltara una pequeña risita.

El sospechoso se llamaba Guillermo, tenía ascendencia latina aunque había nacido en Los Santos y había pasado aquí toda su vida, se había ido para estudiar psicología y había vuelto después de unos años para ejercer, no tenía mujer ni hijos y no había datos de familia más allá de su madre y su hermana, la cual cuidaba de la pobre anciana.

—¿Nada más? —Horacio imponía demasiado, era un poco más bajo que yo pero su actitud era suficiente, su cuerpo ejercitado con su uniforme ceñido, la placa, su gorra y su máscara de calavera junto con sus ojos bicolores que lo miraban fijamente estaban haciendo a Guillermo sudar.

—No..., nada —dijo aunque su voz sonó un poco titubeante, cosa que por supuesto Horacio aprovechó, apoyó ambas manos en la mesa dando un fuerte golpe que hizo que el sospechoso se sobresaltara y se echara hacía atrás en la silla.

—¿Seguro? Porque los papeles dicen otra cosa. —Horacio solo necesitó hacerme una señal con la mano, mientras seguía mirando a Guillermo fijamente de forma amenazante.

Yo que por supuesto lo había entendido abrí una carpeta que tenía en mi mano y dejé sobre la mesa diferentes papeles, Guillermo ni siquiera se movió para agarrarlos.

—En esos papeles, Guillermo, se ve que has estado metiendo las narices en expedientes que no son de tu incumbencia..., casos en los que no estás relacionado pero que has preguntado por ellos..., casualmente gente que ha sido atacada por los payasos, ¿te suena? —Mientras Horacio hablaba pude ver como el rostro de Guillermo perdía poco a poco el color y el sudor se volvía más notorio, estaba nervioso, demasiado.

—Quiero un abogado. —Fue lo único que dijo, tartamudeando un poco haciendo que Horacio bufara.

Salimos de allí dejándolo solo, en cuanto cerramos la puerta Monier, Parker y Blake vinieron corriendo hasta donde estábamos, Horacio se notaba frustrado por no haberle podido sacar nada de información.

—Si pide un abogado es por algo, se ha visto entre la espada y la pared —hablé yo y Horacio suspiró.

—Dejad que llame a su abogado, voy a tomarme un refresco mientras llega. —Todos respondieron afirmativamente y yo solo seguí a Horacio.

En lugar de tomarse un refresco en la cafetería fue a la máquina expendedora y sacó dos, me dio uno a mi y siguió caminando hasta fuera, se sentó en las escaleras de entrada a la sede y soltó un largo y pesado suspiro.

—Estamos cada vez más cerca de ellos. —Asentí y me senté a su lado, al levantar la mirada vi el cielo, estaba totalmente despejado, ni siquiera una nube, al estar algo alejada de la ciudad la contaminación era menor así que el azul se veía a la perfección.

—Si, pero está claro que no será fácil...

Ambos nos quedamos allí en silencio, últimamente nos pasaba mucho, cada uno se metía en su mundo y ambos sabíamos que el otro estaba pensando en lo mismo, el caso de los payasos era un dolor de muelas y por mucho que lo intentáramos era difícil desconectar de él.

—¿Crees que él forma parte? —preguntó Horacio de repente abriendo su lata, el sonido del gas hizo que recordara que no había abierto la mía así que lo imité.

—Puede, o puede que solo sea un informante externo, lo que sea nos servirá, incluso aunque sea poco algo es algo.

Y era cierto, incluso si era solo un pequeño avance, en un caso tan estancado como este era importante, solo esperaba que realmente Guillermo pudiera darnos algo de lo que tirar porque lo necesitábamos, Maia y los altos mandos presionaban a Horacio y él, aunque se veía tranquilo, estaba realmente agobiado por el tema, lo sabía porque me lo había dicho cuando estábamos solos y era normal

El abogado tardó un poco en llegar, aparcó con un pequeño coche que tenía demasiados años y soltaba demasiado humo y se bajó haciendo que la puerta chirriara, Horacio y yo nos miramos, parecía que era el abogado más barato de la ciudad o un abogado que pensaba que un coche no era tan importante.

—Buenas, ¿me pueden indicar donde tengo que ir? —Era un hombre robusto, tenía algo de barriga y estaba un poco calvo, aun así llevaba un traje bien cuidado y sonreía, haciendo que su bigote se elevara al hacerlo.

—Acompáñeme, por favor —dijo Horacio, dio un último sorbo a su lata y se levantó, tirándola en la papelera al pasar, yo hice lo mismo.

El abogado y el acusado hablaron durante unos segundos, cuando volvimos a entrar parecía que Guillermo estaba bastante nervioso, no tenía cara de que lo que le había dicho su abogado le hubiera gustado.

—Hablaré...


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Llevo demasiadas semanas sin cumplir con todo esto de subir un día si y un día no... me siento hasta rara subiendo capítulo hoy.

Bueno, un capítulo cortito pero necesario, cada vez nos acercamos más a los payasos... y al final.

En fin, nos vemos en el siguiente capítulo ✨(っ◔︣◡◔᷅)っc(◕︣◡◕᷅c)✨

Back to wait... you? ~Volkacio~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora