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Desperté gracias a un movimiento en mi hombro y la voz de una mujer.
— señorita, señorita!
— si, que pasa? —murmure quitándome el antifaz y mirando a la azafata—
— estamos por aterrizar, por favor ajuste su cinturón de seguridad —indico ella y asentí en respuesta—
Ella sonrió y se marchó, yo en mi lugar hice lo que dijo y ajuste mi cinturón mientras apretaba fuertemente el libro que minutos antes posaba en mi falda, el avión tal y como la azafata había dicho comenzó con el aterrizaje y con ella las turbulencias que me hicieron cerrar con fuerza mis ojos.
Suspiré aliviada cuando el avión por fin se detuvo y espera a que la gente bajara para hacerlo luego yo con más tranquilidad mientras eso pasaba guarde mi libro en mi pequeña mochila y colgué está en mi hombro.
Al bajar del avión fui directamente a buscar mis maletas que eran seis en total, dos pequeñas y cuatro grandes, tras eso fui en busca de Fede, quien se había ofrecido felizmente a recogerme en el aeropuerto.
No pude evitar reír divertida al verlo, iba vestido todo de negro, gafas de sol, gorrito de lana, estaba apoyado en su auto y llevaba un pequeño cartel que decía en letras desprolijas y coloridas “Madrina Eve te extrañamos mucho” y tenía una pegatina del escudo de Peñarol, sonreí enternecida ante el detalle de traer consigo un cartel hecho por Beni.
Caminé a paso apresurado hacia el y cuando estuve lo suficientemente cerca me abalance hacia el para abrazarlo.
— te extrañé mucho Fede —dije aún entre sus brazos—
— yo a ti, pequeña —respondió el apretándome más contra si— Beni esta en el auto y Mina nos espera en casa para cenar —me comentó el cuando nos separamos—
— okey, aunque creí que me llevarías a mi apartamento —dije viendolo subir mis maletas al maletero—
— eran necesarias tantas maletas? —pregunto divertido— y si te llevaré a tu apartamento pero mañana, está noche la pasaremos en familia los cinco.
Sonreí enternecida una ves más, agradeciendo mentalmente el haber conocido a Fede años atrás.
— okey y gracias, en serio.
— no tienes que agradecer eres como mi hermana aunque seas rubia y de ojos azules y yo castaño de ojos marrones —hablo divertido y reí apenas— pero encerio, eran necesarias tantas maletas?
