Solo Mío

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Pasó rápido la clase el maestro explicando el ensayo y las partes de dicho escrito. Los alumnos iban a realizar una práctica con un ensayo de sus deseos de carrera y motivos para seleccionar ese camino. Al término los estudiantes se retiraron con normalidad, incluso la pelirroja que esperaba ansiosa la hora de su cita. Se dirigió a la biblioteca para pasar las horas mientras Ciffer estaba en la sala de maestros. Posteriormente continuó con sus clases de la tarde antes de ir a la piscina, donde las admiradoras se agrupaban. La de ojos grises salió de la callada estancia para mezclarse entre el bullicio y admirar al profesor. Cuando esté término su rutina la intrepida adolescente dejó el recinto para esperar al pelinegro en la entrada.

El dúo caminó uno a lado del otro por las calles, no hablaban de algo en particular, solo miraban el entorno y esto se volvía tema de conversación. Así llegaron a la cafetería, como era costumbre del caballero se sentaron en la parte de arriba con algunos libros para estudiar. La chica tomaba notas y hacia preguntas, lo que aquel momento se volvió ameno, cuando el local estaba por cerrar, devolvieron los libros antes de retirarse. Para Inoue era un sueño hecho realidad, caminando los dos juntos como una pareja, pero llegaron al punto donde debían separarse para arribar cada quien a su domicilio.

- Gracias por todo profesor Ulquiorra. A sido muy amable y me a ayudado mucho... Solo me quedan un par de exámenes antes de saber que me depara el futuro universitario... - dijo dulce la doncella

- Fue un placer... Ve con cuidado... Nos vemos el lunes... - dijo serio el ojiverde

La estudiante tomó su camino emocionada, ¿cómo sería estar siempre así juntos? Era algo con lo que soñaba despierta, anhelaba poder establecer una relación sentimental con su querido profesor. Para ello debía primero terminar con sus pendientes, por lo que se esforzó en estudiar para entrar a la universidad. Los resultados de los exámenes se darían a conocer en una semana, por lo que quería tener una nueva cita con el ojiverde antes de que esto ocurriera. Ese lunes al acudir a su trabajo encontró una desagradable sorpresa, el dueño iba a cerrar la panadería una semana por la enfermedad de su mamá, así que le pago su semana de ausencia. Con tristeza vio la oportunidad que había buscado, por lo que le deseo lo mejor a su jefe y se retiró a su casa.

Iba a tener toda la semana para lograr un cita o mejor aún tiempo a solas con Ulquiorra. Así que revisó con cuidado las calles, a los vagos que rondaban y el estado del clima. Notó que a partir del jueves iba a haber una alta probabilidad de lluvia, especialmente el viernes después de las 6. Así que con una sonrisa armo su plan para asegurar su atención del pelinegro. Luego de pasar por el andador continuo al domicilio del literato con ropa provocativa, había captado la mirada de uno especialmente libidonosa, un joven apenas mayor que ella de jeans de campana, gorra y playera de béisbol blanca.

Ese último día de la semana escolar estaba el clima frío y húmedo, melancólica se pintaba la tarde con las primeras gotas al pasar el mediodía. La tormenta se volvió más fuerte al caer la tarde, así que cuando la rutina en la escuela del catedrático terminó, una poderosa cortina de agua inundaba la ciudad de Karakura. Orihime tomó su sombrilla, caminó a solo unos pasos de su maestro, quien no parecía interesado en quedarse en su cafetería habitual, no podía averiguar esto porque el pelinegro se había establecido en la barra en lugar de una mesa o subido a la terraza como era su costumbre, probablemente por la lluvia. Solo pidió un café y un pastel, algo poco habitual en el hombre, que con su bolsa en mano dejó el local y se fue a su casa.

Ese fue el momento perfecto para la estudiante, quien audaz pasó justo frente a aquel extraño sujeto. El desconocido la siguió muy de cerca mirando la falda de su uniforme. La chica observó las luces de la casa del ojiverde, así como su silueta recorrer el lugar de un lado a otro. Así que no aceleró mucho pese a que la seguían. Se quedó casi inmóvil, pensando bajo la sombra del faro. "Si yo fuera la lluvia que une al cielo con la tierra, que en toda la eternidad nunca se mezclarán... ¿sería capaz de unir los corazones de las personas?", se dijo para si, entonces aquel malicioso hombre se avalanzo sobre ella.

¡Quiero a mi profesor! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora