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Desde ese día, Sasha y Anne se daban besos a escondidas en todas los lugares oscuros y ocultos de la escuela. ¿Cómo pasó? Pues, al día siguiente en el baño de la escuela, Sasha le robó un beso a la morena, con está correspondiendo, lo que ocasionó que lo hagan seguido sin que nadie se enteré después de las clases.

Las dos sentían cosas por la otra, pero como no lo podían confesar con palabras por la poca valentía que tenían, lo transmitían con los numerosos besos que se daban. Dulces, hambrientos, tristes, felices, cortos, largos.

Fué un cambio sorprendente para las dos.

Estaban besándose con deseo en el cuarto abandonado de los conserjes. Sabían que nadie iba allí por el nuevo, espacioso y limpió cuarto para los de la limpieza que hicieron hace poco. Por lo tanto, nadie visitaba en el que estaban esas dos.

Anne se encontraba sentada sobre una mesa pequeña, mientras Sasha la agarraba de la cintura y se mantenía de pie.

La rubia sabía perfectamente que la pura heterosexualidad que tenía fué borrada gracias a la arbusto con patas. Aunque no siempre lo aceptaba. En las noches se hundía en sus pensamientos, a veces se decía a sí misma; "A la mierda con mi mamá" o sino; "Está mal, deberíamos parar con esto". Pero siempre quedaba en el medio. Su plan era seguir con eso de los besos hasta que sepa en el momento que debería parar y largarse. Un plan demasiado estúpido.

Mientras Anne estaba confundida y feliz. Claro que le encantaban los besos, los pequeños toques, los leves roces, las miradas seguidas entre las clases y todos los momentos compartidos entre ellas. Pero se sentía confundida sobre lo que siente Sasha, no sabía si gustaba de ella o solamente la utilizaba. Aunque dudaba mucho de lo último, ella no haría eso de usarla un rato y dejarla al otro, ¿No?

La morena se sentía ilusionada, más enamorada que nunca, mientras la alemana preocupada y confundida, aprovechando cada momento a solas con la arbusto.

–E-espera Sasha, paremos aquí.– Dice Anne, en medio de un inesperado fogoso beso que empezó la mayor.

–¿Segura? Las clases ya terminaron y falta 1 hora para que cierren la escuela.– Dice confundida y con la respiración agitada. Las dos siempre calculaban las horas exactas de cuando y dónde encontrarse.

–Tengo que ir al Club de tennis. Faltan pocos días para el torneo más importante del año y tengo que estar preparada.– Exclama mientras se bajaba de la mesa con la ayuda de Sasha, agarrándose de sus hombros y sonrojándose en el proceso.

–Oh, de acuerdo Annie.– Las dos salieron del cuarto con sus respectivas mochilas y se dirigieron para la salida.

–Nos vemos mañana, Sash.– Las regordetes mejillas de la más baja aún estaban levemente coloradas.

–Adios, Anna-Banana. Suerte con la práctica.– Dice con una sonrisa y un rubor notorio.

Anne se encaminaba para su casa con una sonrisa de enamorada, mientras la rubia manejaba para la suya con bastante preocupación.

La morena llegó a su casa y entró gritando un "Ya llegué".

–Hola, hija. La comida está en el refrigerador, ya te la recaliento.–

–No hace falta, mami. Voy yo.– La arbusto le sonrió a su madre y se fué para la cocina.–¿Papá se fué a trabajar?–

–Sí. Le dieron un nuevo horario. Y Anne, ¿Sabías que Sasha se muda mañana?– Preguntó mientras barría en piso.

–¿Qué?– Anne no lo había pensando y tampoco le había preguntado. Los besos que se daban cortaban alguna conversación que se aproximaba. Solamente intercambiaban pocas palabras cuando se tenían que ir para sus casas. –¿Tan rápido?– Metió la comida en el microondas ya prendido. Empezando a calentarla.

Sonrisa acaramelada - SashanneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora