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Ahora Pedro iba por el a la Universidad todos los días sin falta alguna e incluso le llevaba, su madre había preguntado, pero se excuso con que le quedaba de paso y que eran muy muy buenos amigos.
Si hablaban de sentimientos diría que estaba rindiendo y cada vez Pedro estaba cerca de tener la llave que abriría el candado de su corazón. Si, sonó muy cursi.

Había descubierto una pequeña obsesión del Alfa, que básicamente consistía en que aquel hombre amaba y adoraba cuando el usaba sus prendas que apesar de ser más grandes que las que normalmente usa, también amaba usarlas.

Odiaba admitirlo, pero su Omega ya era en cierto punto dependiente de las Feromonas Masculinas de su quedaste.

—P-pedro ¡Te eh dicho que no muerdas!

—Shhh, las chicas podrían escucharte Gavi.

El bochornoso momento era una escena perfecta que se podía malentender, Pedro esta encima de él besando y mordiendo su blanquecino cuello, el Alfa había estado cariñoso últimamente, no se había sobrepasado, lo agradecía, aunque, a Gavi no le molestaría para nada que Pedro se sobrepasara con el.
El Alfa se aseguró de dejar bastantes marcas en aquel cuello que anteriormente atacaba sin compasión, sonrió divertido mirando la belleza de Omega que tenía bajo de el, el de cabellos castaños tenía sus ojos humedecidos y brillantes, su cabello desordenado le daba el toque de perversión que su corazón necesitaba.
Río contento ante la reaccion y se acostó sobre el pecho del Omega sintiendo aquel corazón palpitar con fuerza, el castaño rodeo la cintura del pelinegro con sus piernas apagándose más a él disfrutando el calor que emanaba el chico que ahora descansaba sobre su pecho tranquilamente como un Angel, un verdadero Ángel Caído..

Suspiro calmado mientras le daba mimos a su tan querido ¿Amigo?

Su mente se lleno de tantos recuerdos lindos que había hecho al lado del Chico pelinegro, lindos momentos en los que de verdad parecían una pareja.
Sintió la felicidad invadir su cuerpo entero y como un niño pequeño que acaba de recibir un juguete nuevo, sonrió.

 Sintió la felicidad invadir su cuerpo entero y como un niño pequeño que acaba de recibir un juguete nuevo, sonrió

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—Tu tranquilo gavi, quien se atreva a tocarte pierde la mano.

—Pedro, deja de decir tonterías, no estoy nervioso por las personas, si no por el traje, siento que enseñó demasiado..

—Te vez perfecto como siempre Gavira, no hay nada que temer.

Rodó los ojos mientras sonreía, Pedro podía ser demasiado romántico y a la vez pervertido.

Algo que extrañamente le gustaba.

Salieron de la Mansión del Alfa no sin antes Gavi despedirse de las chicas que lo habían arreglado.
Respiro profundo y se limito a concentrarse en su pareja de evento, Pedro le había invitado a una cena de negocios aburrida, bueno, al menos así lo dijo pedro, pero conociendo al pelinegro, podía ser algo importante.

Bajo del Ferrari negro ya conocido para el y espero a su acompañante que entregaba las llaves a un mayordomo anciano, el Alfa ofreció su brazo, sonrió mientras lo tomaba del brazo y caminaba a su lado cual pareja feliz podría hacerlo.

Se adentraron a aquel edificio lujoso, siendo invadido de inmediato por algunos aromas fuertes, su mueca de disgusto alerto al hombre que caminaba tan imponente a su Lado.

—Lamento lo de los aromas, tratare de que no sea un problema.

El pelinegro le sonrió y lo atrajo besando su frente con cariño a la par que lo impregnada de su aroma, ronroneo gustoso sonriéndole al de ojos negros. Siguieron su camino llegando al frente de una gran puerta negra, tan parecida a la de los reinos.

El par de hombres que cuidaban abrieron la puerta para ellos, respiro profundo una vez más enfocándose en el aroma de su Pedro.

Había una gran gran mesa extendida con cubiertos en al frente de cada asiento perfectamente tapizado de rojo, todo tenia un aire tan cercano a un reino de verdad, estos hombres eran reyes, reyes de la maldad.
Habían unos 6 hombres ya sentados, Pedro se limito a asentir delicadamente con la cabeza mientras se sentaba en la punta de la mesa ayudando a que Gavi se sentará en la silla de su lado, su mirada baja llena de vergüenza sintiendo algunas miradas sobre el.
Había algo de silencio, solo algunos destellos de metal seguramente provenientes de la cocina o quien sabe.

Al rededor de 30 minutos la mesa por fin estu o completa, nadie faltaba, bueno, la punta contraria de la mesa estaba vacía, se preguntaba quién se sentaba ahí, ya que Pedro estaba en la otra debería de haber alguien más ahí.
La cálida mano de Pedro se poso en su mano, miró a los ojos del hombre y le sonrió cuan niño pequeño, entrelazados sus dedos disfrutando del roce y la química.

La puerta fue Abierta, giro su mirada brillante hasta ella, un chico, probablemente de la edad de Pedro estaba ahí, acomodando su traje con un rostro imperturbable.

—Disculpen la tardanza, comencemos con esto de una buena vez. ¿Verdad Señor Gonzales?

—Si, João. Tengo prisa.

:>

Chao Bacalao..🧸

"𝘚𝘶𝘴𝘱𝘪𝘳𝘰𝘴 𝘋𝘦 𝘈𝘮𝘰𝘳.." [Gadri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora