3

469 51 28
                                    


"... No temas dar un paso

Hacia lo desconocido.

Porque donde hay un riesgo,

también hay recompensa..."



Pov San

Aquella semana pasó larga pero sin muchos contratiempos.

Yo paseaba todos los días por el campus buscando la menor excusa con la ilusión de ver aquella cabellera oreo que tanto me había impactado el primer día.

Fue recién el viernes que ya nos íbamos, cuando en medio de la hierba lo vi, sentado con otros tres chicos y unas cuantas chicas, comiendo chucherías y riendo mientras intentaban montar una coreografía.

Arrastré a Hwa del brazo quejándose hasta una banca que había a unos treinta metros de ellos para disimuladamente observar más de cerca.

Al escuchar su risa sonreí cómo un tonto mirándole embobado y agudicé mi oído lo más que pude pero aun así no alcancé a escuchar su nombre entre todo el griterío.

-Ve y háblale como has hecho siempre con tus presas, ¿de dónde sale esta cobardía ahora?- preguntó Hwa riéndose de mí y mi cara de miedo.

-No sé, pero no me atrevo, me quedaría mudo haciendo el ridículo- solté refregándome la cara con impaciencia.

-Piensa algo, no sé, pregunta si alguien vio a Mingi por aquí o alguna otra excusa así- sugirió levantando los hombros.

Volví a mirar al chico bonito, suspiré y negué con la cabeza.

-Así no vas a avanzar mucho- me riño serio.

-Esperaré que Min le conozca y me lo presente, es más seguro que no me rechace- afirmé convencido.

-No me fio de Mingi y tú lo sabes, no me gusta la idea de depender de él para estas cosas- escupió con un poco de rabia porque realmente no se esforzaba mucho en disimular que lo odiaba.

-Hwa, lo sé, ustedes son mis dos mejores amigos, me duele que no se acaban de llevar bien del todo y siempre están a punto de darse a golpes- respondí suspirando resignado.

-Le tengo un poco de cariño, pero no me gusta, quizá sea por la forma que siempre trata a Hong, te juro que algún día le bajaré los dientes- gruñó removiéndose en su sitio.

-Ya, ya, bueno, hay que tenerle paciencia, al fin y al cabo no es mal tipo- insistí como otras tantas miles de veces había hecho con este tema.

-Allá tú con tus elecciones, pero creo que deberías ir y presentarte tú solo, echarle huevos, no sé...- dijo encogiéndose de hombros.

Yo volví a mirar hacia la hierba pensativo, viendo como el grupo se levantaba y se iba hacia las aulas corriendo apresurados.

Mi primera oportunidad se había esfumado como el humo de mi café de la mañana.

"cobarde" me dije a mí mismo dándome un golpecito en la cabeza con la mano.

Ya el sábado por la noche fui a cenar con una bonita omega que me llamó durante la semana, estaba aburrido y no tenía planes.

Ni bien entramos al restaurante, vi al fondo una enorme mesa llena de omegas y ahí estaba otra vez, riendo y hablando animadamente con los otros chicos.

la marca Woosan  Sanwoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora