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"... Nunca digas adiós hasta

que estés seguro de poder

soportar la ausencia

de esa persona..."



Pov Mingi

Golpeé despacio la puerta del departamento de Minho, uno de mis compañeros de la universidad.

Una sonrisa tranquila me recibió dejándome pasar hacia el interior.

— Min, ¿qué te trae por acá?— preguntó curioso.

—¿Puedo quedarme unos días contigo?— cuestioné cabizbajo.

—Claro, pero ¿qué ha pasado?, ¿peleaste con San?— inquirió preocupado.

—Bueno, es algo difícil de explicar, quizá sea más complicado que una simple discusión— solté tranquilo.

Respiró hondo y se sentó a mi lado.

—Por la cara que traes creo que deberías desahogarte, iré a buscar unas cervezas y me cuentas— dijo moviéndose hasta el refrigerador.

Dejó la lata de bebida delante mío y se sentó otra vez a mi lado.

—Suéltalo— ordenó.

Yo suspiré y me dejé caer de espaldas en el sillón.

—San es el alfa de mi omega— escupí todo de golpe.

La mandíbula casi se le cae al suelo ante esa afirmación.

—Espera, espera... ¿qué estás diciendo?— preguntó incrédulo.

—Lo que oyes... A Wooyoung lo agredieron, su lobo llamó a su alfa para que lo ayudara y para mi sorpresa, no fui yo quien lo escuchó. El ahora está en estado de shock y solo puede estar con su alfa, por eso estoy aquí, porque él ni siquiera sabe quién soy y solo me rechaza— expliqué con las lágrimas casi a punto de caer.

—O sea que San es quien está con él...— repitió casi para sí mismo.

Yo asentí con la cabeza.

—¿Qué significa esto?— cuestionó con cautela.

—Que después olvidará todo y me reconocerá, pero pueden pasar semanas antes de que eso pase, mientras tanto San ya se enamoró de él y no le dejará ir así como así— afirmé dando un trago de mi cerveza.

—Entonces ¿qué harás?— me preguntó. — Ya le perdí Minho, lo supe en el momento que le vi aferrado a la camiseta de San como si la vida le dependiera de ello, por más que me empeñe en retenerlo, tarde o temprano su lobo le ganara y se irá con él— expliqué ahora si llorando.

—Solo hay una cosa que puedes hacer... márcalo en cuanto tengas oportunidad, él te ama y lo sabes, solo tienes que morderlo y su lobo estará obligado a aceptarte— sugirió convencido.

—Pero si él no es mi omega, ¿qué pasará cuando encuentre a mi destinado?, le dejaré con un lazo roto que sabes perfectamente que lo matará, ningún omega sobrevive a eso— solté con amargura.

—¿Qué sientes hacia San ahora?— preguntó con delicadeza.

—Siento muchas cosas, lo odio cuando veo cómo lo abraza, como lo mira, anoche durmieron juntos, abrazados y yo me sentía morir dentro de mi cama, pero a la vez siento que me lo merezco por habérselo quitado antes, debí haber sido un buen amigo y pedirle que me acompañara evitando que pasara lo que pasó, pero no puedo enfadarme con él tampoco porque no fue su culpa, ninguno teníamos idea de que eran destinados, no sé, estoy hecho un lío, no sé exactamente que debo sentir, solo sé que lo amo demasiado y que todo esto me duele como no te das una idea— respondí.

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