23

317 55 4
                                    


"...El problema no es tú

presencia en mis sueños,

si no tu ausencia en mi

realidad..."



Pov San

Aquel viernes después de clase corrí a refugiarme en mi departamento en penumbras, me sentía cansado y con un mal presentimiento presionándome en el pecho que no se iba con nada.

Apenas llegué a casa me di una larga ducha, acostándome después en la tranquilidad de mi sofá tapándome hasta la cabeza porque tenía mucho frío.

Intenté dormir de todas las maneras, pero no encontraba posición y aquel malestar no paraba de acrecentarse en mi interior.

Me levanté a cerrar las cortinas para que la oscuridad me facilitara conciliar el sueño, cuando en lo profundo de mi mente lo sentí... otra vez...

"Alfa ayúdame" "tengo miedo, ven por mí, alfa"

Salí corriendo escaleras abajo como si la vida entera se me fuera en ello, apenas agarrando las llaves y el teléfono, con el destino claro en mi cabeza asustado hasta la médula porque ya había vivido esto.

A escasos pasos de la entrada de su departamento mi teléfono sonó, atendí la llamada corriendo cuando la voz de Beom me gritó: —¡San, ven por favor!—

—¡Beom ábreme!— dije deteniéndome delante de la puerta desde donde se podían oír los gritos desesperados de Wooyoung.

En cuanto abrió, fui directo al cuarto de mi omega y comprobé que estaba cerrado con seguro por dentro.

Sin dudarlo un instante de una patada derribé la pesada madera, para ver justo como Mingi estampaba su mano en la mejilla de Wooyoung, tirándolo al suelo haciéndolo golpear de lleno contra el armario.

—¡Mingi vete de aquí!, ¡ahora!— grité con voz de mando, agachándome para coger a mi omega en brazos que se retorcía con un gesto de dolor.

Min no tuvo más opción que obedecer y salir de allí insultándome de todas las maneras posibles, apretando los puños con aquellas enormes ganas de enfrentarme.

Beom temblaba apoyado contra la pared con la mano en el pecho porque se le dificultaba respirar. Era normal que los omegas se asustaran mucho ante la voz de mando, más si era la de un alfa dominante aunque no fuera dirigida a ellos.

Había ropa tirada por todas partes, la cama estaba revuelta y mi omega... mi omega tiritaba llorando desconsolado entre mis brazos.

Le senté en mi regazo y tomándole por la nuca con delicadeza llevé su cara a mi cuello, soltando mi aroma para tranquilizarlo mientras le acunaba con dulzura.

Apenas podía entender lo que murmuraba pero sentía su aliento chocar contra la piel de mi garganta. —No pueden tocar el nido de un omega, no se puede, ¿por qué?, ¿por qué tuvo que romperlo?, era mi nido, ahora ya nada será igual— balbuceaba Woo entre lágrimas, estremeciéndose por momentos.

Yo no dejé de mecerle y acariciarle con suavidad la espalda, me sentía tan impotente e inservible como alfa que me odie por ello.

—Ya estoy aquí mi amor, tranquilo— le susurraba dulcemente entre mimos acariciando el cabello.

la marca Woosan  Sanwoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora