Nuevas posibilidades

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Su día iniciaba exactamente a las 6:00 AM con una sesión de cardio, una actividad que no era ajena a el.

En una sociedad moderna como en la que él vivía las habilidades físicas eran salgo secundario y solo eran importantes cuando te dedicabas de manera profesional a un deporte en concreto, sin embargo eso no le impedía al joven salir a correr todas las mañanas.

-¿Como estás esta mañana Izuku? ¿Quieres un caramelo de wasabi?- pregunto una abuela de la zona.

-Eh... Claro señora Yaga- respondió el chico tomando el caramelo sin ponerlo en su boca.

-adelante mi niño, comelo que no te de pena- respondió la abuelita con una mirada enternecedora.

Al ver el rostro de la señora este no tuvo más opción que llevarse el caramelo a la boca, tratando que no se notará como arrugaba la cara por el picante.

-jejeje, hay pequeño Izuku, eres tan bueno, deberías de dejar de aceptarme los caramelos si sabes que no te gustan, seguiré ofreciendotelos todos los días hasta que me digas que no- dijo la señora mayor mientras le sonreía al chico pellizcandole las mejillas.

-lose señora Yaga pero si no lo hiciera, usted no saldría a saludarme y no podría conversar con usted- respondió el chico a lo que la señora respondió apretando sus mejillas más fuertemente.

-estas sudado, ve a casa y estudia mucho- indico la señora a lo que el chico respondió con un, -lose haré- mientras corría de regreso a casa.

...

La escuela era normal en todo los sentidos, sus notas eran buenas pero había varias personas en esa escuela que podían decir que eran mejor que el académicamente, un joven normal de 16 años en toda la extensión de la palabra, o al menos lo sería de no ser por un pequeño detalle.

Si bien el chico tenía muchas cosas buenas de las cuáles presumir había un detalle que resaltaba, y ese era su escasez de círculos sociales y Aunque esto no fue así siempre ahora lo era y el estaba bien con eso.

Aldera High era una preparatoria normal con estudiantes normales y profesores normales, o al menos esa era la fachada que quería presentar.

Ocultar los aspectos negativos y negarlos y hacer énfasis en lo positivo, esa era la cualidad principal de Aldera High y hace solo 3 meses el lo había descubierto.

Estar en ese lugar era molesto y asfixiante, como si se encontrase en una caja sin agujeros y el oxígeno se estuviese acabando.

Tan pronto como se terminó el ciclo escolar el chico tomo sus cosas y corrió de regreso a casa, correr era algo que no hacía, pero ahora parecía ser su segunda naturaleza.

Con cada día que pasaba su vigor aumentaba y su velocidad también, pero debía ser más rápido, siempre debía ser mas rápido.

-si sigo con este ritmo habré llegado más temprano que la última vez- se dijo a si mismo para darse ánimos y aumentar su velocidad.

Fue en ese momento que pudo observar a un niño el cual cruzaba una calle, esta vista no era nada llamativa de no ser por el vehículo pesado que iba a toda velocidad listo para acabar con la vida de aquel desafortunado niño.

En ese momento la mente del chico fue transportada a Aldera, allí estaba el intentando correr para subir las escaleras de la azotea y llegando un segundo tarde.

"Vamos piernas, más rápido por favor, solo deben ir un poco más rápido" pensó el chico al ver cómo por más que corriera no podía competir con la velocidad de un motor.

En su desesperación este estiro su mano tratando de empujar al chico, solo para qué tanto el cómo las personas que recién notaban lo que ocurría vieran el vehículo atravesar la carretera solo para chocar contra un poste de luz y detenerse.

Ese día Izuku cerro los ojos tratando de no ver algo que nadie debería ver nunca, solo para abrirlos y ver al niño a salvó del otro lado de la calle.

-¿Que fue..., lo que acaba de ocurrir?- pensó el chico en voz alta solo para sentir un leve dolor de cabeza que parecía confirmarle que había algo fuera de lugar.

...

Tras esto el chico se alejo del lugar y camino a casa, al llegar a esta fue recibido por sus padres los cuales notaron algo extraño en el, sin embargo decidieron darle su espació.

Al llegar a la seguridad de su cuarto este se sentó en su cama y con su cabeza aún doliendo extendió su mano y enfocado su mente en un bolígrafo logro empujarlo fuera de su escritorio.

Esta vez su cabeza no dolió, sin embargo estaba más que claro lo que había echo.

Lo siguiente que intento fue jalar en vez de empujar y aquel bolígrafo floto desde el suelo hasta su mano.

Al ver esto el chico solo pudo sonreír con pesar, -si tan solo hubiese podido hacer esto 3 meses entonces...- sus palabras sonaban amargas pero aún así no pudo evitar sentirse contento por esto.

-soy como el profesor Xavier- dijo  tratando de mover cada pequeño objeto de su habitación en cada dirección que se le ocurrió.

Al principio empezó con pequeños objetos pero poco a poco continuo con cosas como cuadernos y luego sillas solo para que esta última se desparramara contra el suelo al ser inundado por aquella jaqueca que había experimentado.

-ok... Hay... Un límite de peso... Quizás mi pequeña... Fantasia solo sers un truco de fiesta- se dijo si mismo el chico mientras jadeaba por lo que parecía un agotamiento físico y mental.

"Este agotamiento lo eh experimentado antes, cuando empeze a ejercitarme y correr, al principio pense que moriría, pero después de varios meses puedo correr de la escuela a la casa sin problemas" pensó el chico recobrando los ánimos.

-si, esto tiene potencial, y hay que llevarlo al límite- declaro el chico encendiendo la computadora.

-vamos Google dame algo bueno- susurro el chico mientras tecleaba en su computadora sitios abandonados.

-la playa de Takoba, ok mañana es sábado, veamos hasta donde puedo llegar en un fin de semana- declaro el chico al ver imágenes de un basurero que al parecer tenía una playa debajo de el.

Justo después de esto el chico cenó con su familia y se retiró a descansar, después de todo su fin de semana seria interesante.

Fin del primer capítulo de esta historia, espero que les interese y les guste si este fue el caso comenten y recomienden para que te pueda llegar a más personas.

El inicio de una nueva eraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora