Entre miradas y silencios.

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  "Conflicto Mágico del Corazón".

En el éxtasis de tu mirada, encuentro la razón para perder el aliento, como si fueras el único faro en medio de la oscuridad, sin comprender el momento exacto en que te convertiste en el epicentro de mi universo.

Anhelo desentrañar este enigma que me consume, estas ansias absurdas de tenerte presente en cada pensamiento.

Estuve a punto de confesarte el torbellino de sentimientos que me embriagan, la llama ardiente que consume mi ser, pero tus silencios me detuvieron en seco. Me debato entre el deseo de revelar mi verdad y el miedo a perderlo todo, a naufragar en un mar de incertidumbre.

Tu mirada, con esa chispa de misterio, enciende la llama de la esperanza en mi pecho, me impulsa a romper el silencio y confesarte mi verdad. Pero la confusión se apodera de mi mente, envuelto en un vórtice de emociones que me desbordan.

Anhelo confesar que mi corazón late incansablemente al son de tu nombre en cada latido.

Sin embargo, la confianza se me escapa como el agua entre los dedos, he preferido plasmar mis sentimientos en esta carta con mi fiel lápiz.

Cada día que pasa lejos de ti, crece el anhelo en mi pecho, mientras compartes tu tiempo y tus emociones con alguien que no te valora como mereces, le ofreces el mundo y él solo se llega a ti con migajas. Mientras tanto, yo deseo que, por un capricho del destino, tus labios se encuentren con los míos, aunque sea por un breve instante.

De verdad, me sorprende cómo aún no has percibido lo que claman a gritos mis ojos cada vez que te veo. Me asombra tu falta de consciencia ante el hechizo que ejerces sobre mí.

Soy consciente de mi papel como amigo, pero ya no encuentro la fuerza para ocultar lo que siento, para seguir fingiendo que solo deseo tu amistad. Me encuentro atrapado en un laberinto de emociones, donde la línea entre la amistad y el amor se desdibuja.

Los días pasan y la pregunta persiste: ¿Qué pasaría si te confesara mis sentimientos? Me debato entre el deseo de expresar mi verdad y el temor a perder nuestra conexión, a romper el delicado equilibrio que nos une como amigos.

En cada momento, en cada sueño, en cada mirada furtiva, anhelo decirte lo que siento, pero el miedo a la incertidumbre, a perderte, me paraliza, porque siendo tu amigo es la una manera de tenerte cerca. Me aferro a la esperanza de que algún día encuentre el valor para cruzar esa línea y confesarte lo que mi corazón grita en silencio.

Desearía tener la audacia de expresarte que eres el sol que disipa las sombras de mis días, pero aquí estoy, escribiendo desde la soledad de mi habitación.

Quizás algún día, estas palabras lleguen a tus manos y puedas comprender la magnitud de mi confesión.

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