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Cuando llegamos a la playa Héctor compró un balón de fútbol y fuimos a la orilla del mar a jugar un rato.

Todo iba bien hasta que Héctor comenzó a hacer trampas. Él corrió hacia mi y me agarro por la cintura tirándonos a ambos a la arena

- ¡oye! -me queje y ambos comenzamos a reír- Que me había lavado hoy el pelo

- No pasa nada, ahora nos bañamos juntos -dijo levantándose

Me agarró por la cintura y me cargó sobre su hombro mientras caminaba hacia el mar.

- ¡Espera! Por lo menos vamos a quitarnos la ropa -pedí y el paro para dejarme sobre la arena

Ambos nos desvestimos quedando en ropa interior y después Héctor volvió a cargarme sobre su hombro mientras corría hacia el mar de nuevo.

- ¡Está helada! -dije cuando me soltó

- Ven -dijo abriendo sus brazos

Yo me acerque a él y le abracé rodeando su cuello con mis brazos y enrollando mis piernas en su cintura.

- Ya verás mañana vamos a estar resfriados -dije

- Pues más cosas que vamos a tener en común -dijo y sentí su risa en mi cuello

- Yo no quiero tener un resfriado en común contigo -dije riendo

- ¿Prefieres otras cosas, no? Si es que ya lo sabía yo -dijo

- ¡Ala! no, eso no -reí

- Si si, tú sigue haciéndote la dura -rió

- no me estoy haciendo la dura cariño mío, como puedes comprender no todas las tías estamos enamoradas perdidamente de ti -dije

- Tu ganas por esta vez, Díaz -dijo y yo sonreí victoriosa apoyando mi cabeza en su hombro- Anda vamos a salir ya, que luego va a hacer más frío

- ¿Y con qué nos secamos? -pregunte aún abrazada a él

- Buena pregunta -rió mientras salía del agua conmigo en brazos

Una vez al lado de nuestras cosas me dejó sobre la arena y esperamos a que nos secásemos un poco.
Cuando más o menos estábamos secos comenzamos a vestirnos.

- ¿Volvemos a la masía? -pregunte

- ¿Quieres ir a otro lugar? -preguntó

- Podemos cenar algo de la que volvemos -propuse

- Vale, vamos caminando y cuando encontremos algo tranquilo cenamos -dijo

Salimos de la playa y fuimos caminando hacia la masía.

- ¿Tienes frío? -preguntó Héctor al verme abrazada a mí misma y tiritando un poco

Yo asentí y él se quitó la sudadera tendiéndomela a mi.

- No, gracias, pero sino vas a pasar tu frío -dije

- Que no, que yo estoy bien, no tengo frío. Anda póntela y no seas cabezota, que después te vas a poner mala -dijo y terminé aceptando

- Gracias -dije y él me sonrío amable para después pasar su brazo por mis hombros y acercarme a él- Cuanta confianza estás cogiendo, eh Fort

- No hay nada mejor que el calor corporal -se excusó y yo reí levemente

Cuando estábamos cerca de la masía entramos a cenar a un mcdonald's que no estaba muy lleno.
Cenamos tranquilamente y después volvimos a la masía abrazados.

- Buenas noches, Díaz -sonrío abrazándome

- Buenas noches, Fort -sonreí correspondiendo el abrazo

Cuando nos separamos él se iba a ir para su habitación y me acordé de la sudadera.

- Héctor, espera. La sudadera -dije

- No pasa nada, ya me la devolverás mañana -dijo- Sino voy yo a tu habitación a buscarla -me guiñó un ojo y yo reí

- Mañana te la devuelvo -dije y el rió

Después se dio la vuelta y continuó su camino, y yo hice lo mismo.

Al entrar a la habitación Mónica estaba sentada en su cama mirando el móvil.

- Hombre, ya era hora, creía que ibas a quedarte a dormir con Héctor -bromeó mientras dejaba su móvil- ¿Y esa sudadera?

- Me la dejo porque tenía frío -dije

- Que romántico por favor -dijo y yo reí- Dime que no ha habido beso

- No no, solo abrazos -dije

- Primero se empieza por abrazos, luego por besitos en la mejilla y luego pum os coméis la boca -dijo

- Que no -reí

- Eso dices ahora -dijo- Por la actitud que tiene contigo yo creo que le gustas, o por lo menos le atraes físicamente

- O solo quiere tenerme babeando por él como hace con todas, una noche y luego pasa de ellas -dije

- Eso ya no lo sé -dijo encogiéndose de hombros- Pero que le atraes de alguna manera está claro

- No lo sé -dije mientras me ponía el pijama

Con Mónica tenía mucha confianza, era mi mejor amiga desde que llegué a la masía y siempre me dice las cosas claras y me aconseja, aunque siempre hago todo lo contrario a lo que me aconseja.

Después de ponerme el pijama me metí en la cama e intenté dormir, pero era algo dificil ya que solo podía oler el perfume de Héctor.

Y es que no entiendo porque el perfume de los chicos es tan fuerte, además de que no se va el olor nunca se te queda el olor impregnado en la piel después de haber tocado algo que tenía perfume, ojalá me pasase eso a mí con el perfume.

Finalmente después de un rato conseguí quedarme dormida

Sentimientos a medianoche - Héctor Fort Donde viven las historias. Descúbrelo ahora