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Capítulo 14. Destellos de esperanza



Desde que Syzoth volvió a visitar el pequeño lago en medio del bosque, ahora no había podido dejar de ir los días siguientes. Era como si su alma estuviera partida por la mitad, y la única manera de aliviar ese sentimiento era regresando a ese lugar especial donde había conocido por primera vez al amor de su vida.

Continuaría yendo ahí para tratar de encontrar algo de paz, aunque fuera solo por unos momentos. El zaterrano se acercaba al árbol junto al lago y se sentaba ahí a contemplar el agua para dejar vagar su mente por todos los buenos momentos que había pasado con Tomas.

Eso se había convertido en su rutina, y aunque solo aliviara el dolor temporalmente, era como una especie de lugar seguro para él.

Pero los recuerdos enterrados en ese bello paisaje eran los mismos que volvían a abrir sus heridas y le servían como recordatorio de lo que perdió. Cada vez que veía el dulce rostro de Tomas en esos recuerdos, la herida se reabría y todo el dolor regresaba como si fuera el primer día de su pérdida.

A veces la ilusión de volver a ver a su amado era más fuerte que todo lo demás, al punto de que su mente le jugaba trucos, y casi podría jurar que, en breves momentos de silencio, cuando levantaba su rostro del agua cristalina, podía observar a Tomas en el otro extremo, de pie justo frente a él.

Sus mechones grisáceos moviéndose en su frente al son de la brisa del viento, sus hermosos ojos plateados brillando bajo la luz del sol, esa amorosa sonrisa que se pinta en sus labios cada vez que lo mira. Parecía tan real.

Syzoth cayó víctima de sus propio espejismo una vez más. Miró aquella ilusión con una mirada de ensueño mientras se levantaba del césped junto al árbol y comenzaba a caminar en dirección a su amado.

Sus ojos parecían atónitos y brillantes debido a las lágrimas que comenzaban a formarse, lentamente dibujó una sonrisa en sus labios.

—Te extrañé... —Syzoth susurró a esa ilusión como si realmente fuera él, incluso si su voz ya era bastante baja.

Las lágrimas corrían libremente por sus mejillas e incluso su sonrisa había flaqueado. No podía creer que su amado estuviera de vuelta en sus brazos, o al menos, así lo percibía su realidad.

Tomas simplemente miró al zaterrano con amor, con esa mirada afectuosa y tierna que solía tener. Le devolvió una inocente sonrisa mientras extendía su brazo para que Syzoth pudiera tomar su mano.

No pudo evitarlo. La mirada afectuosa de Tomas junto con su hermosa sonrisa, provocaron que Syzoth olvidara su angustia, al menos momentáneamente. Miró su mano extendida y ahora sintió la necesidad de tomarla una vez más. Lentamente extendió su brazo, el pensamiento de volver a sentir a Tomas cerca suyo, realmente lo emocionaba.

Pero en cuánto su mano estaba por unirse con la suya, aquél bello espejismo desapareció frente a sus ojos.

Esa hermosa ilusión fue tan real que hizo que Syzoth realmente creyera que podría llegar a tocar a su amado una vez más. Ahora estaba  aturdido, todavía tenía su mano extendida, esperando que la visión pudiera regresar de alguna manera. Pero cuando cayó en la realidad, finalmente dejó caer su mano a su costado. Se acabó, lo sabía perfectamente. No volvería a ver a Tomas.

—Pasas demasiado tiempo en este lugar, ¿no lo crees?

Syzoth fue despojado de sus pensamientos cuando escuchó una voz familiar. Aquella voz femenina que no había vuelto a escuchar desde hace dos años y realmente, no quería volver a escuchar en su vida.

—Ashrah —mencionó su nombre en una mueca— ¿qué quieres esta vez? Ya no tienes nada qué arruinar en mi vida.

—¿Yo arruiné tu vida, Syzy? —preguntó en un tono tranquilo mientras caminaba más cerca de él— Tú solito te arruinaste. Quizá si me hubieras elegido antes que a ese hombre, ahora mismo podríamos ser felices juntos.

『 ℂℝ𝕀𝕄𝕊𝕆ℕ 𝕃𝕆𝕍𝔼✰ 』☆⋆。𖦹°‧★ ( 𝑺𝒚𝒎𝒂𝒔 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora