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"La suerte de las casualidades"

A la mañana siguiente (eso creo) revise la patita de la ardilla, la cual podía mover apenas la tocaba, más que herida creo que solo estaba algo deshidratada y mal alimentada, le di un poco más de leche además de unas nueces que la señora Ryoshin tenía guardadas y luego la ayude a hacer el desayuno despidiendo a su marido, que se llevó mi caja para terminarla de arreglarla en el 'taller'.

- sabe a qué hora volverá?- le pregunte mientras paraba de barrer el porche de la entrada para ver como el señor Ryoshin se alejaba , mientras la señora Ryoshin paraba de limpiaba el suelo-

- depende de cuando trabajo le surja a lo largo del día, trabaja construyendo y arreglando los puentes de casi toda la ciudad, si el día está lento volverá casi a las tres y si surge mucho trabajo más o menos a las 10...pero suelo ir a verlo a lo largo del día a trabajar con él, podemos ir en unas horas si quieres- ofreció levantándose con el trapo del suelo en las manos-

-....- no quería molestarla pero si ella se ofrecía ¿porque no?- de acuerdo muchas gracias-

La señora Ryoshin sonrió y al poco tiempo salimos al mercado de dos horas de distancia con la pequeña ardilla al interior de la cesta, ahora llena, aunque el camino fue largo no lo sinti hasta que nos detuvimos a descansar en uno de los pequeños caminos que cruzaban la montaña, más o menos a una hora y media, esta vez de regreso al taller donde veríamos al señor Ryoshin y luego volveríamos a su casa.

El camino estaba lleno de árboles y distintas plantas y raíces que escapaban por toda la montaña bañando la de verde, acompañados de varios puentes que llevaban de un lado a otro sobre nuestras cabezas, además de la poca luz que  entraba por la parte superior de la montaña acompañada del cálido aire que contrastaba con las cascadad que bajaban desde arriba de la montaña creando una pequeña neblina y pequeños lagos sobre lo que se construyó en un puente bastante más sólidos a comparación con los aéreos, con algunos asientos no muy lejos uno del otro.

- que lindo es por aqui- exclamé con una sonrisa aún mirando a todas partes-

- hay lugares para hacer picnics o leer más arriba, las vistas desde allí son las mejores-  dijo la señora Ryoshin volteando también hacia arriba- en el atardecer aquí es precioso y se puede ver todo hacia arriba-

- y cuando es el atardecer aquí exactamente?~-alargue levantando los hombros con una sonrisa chueca-

- es cuanto el sol se esconde pero no se esconde- ladee la cabeza sin entender- si es extraño de explicar, pero si vivieras aquí lo entenderías mejor-

-no voy a quedarme- le sonreí también para que mis palabras no sonaran tan duras o desagradecidas-

- si lo sé, pero si llegas a volver de visita o algo así, ya sabes donde puedes quedarte-

- tal vez, aunque seria difícil no suelen resignarnos las mismas rutas, pero gracias de todas formas-

- tu compañía parece tener una forma de trabajo bastante incógnita ¿como acabaste en ella? ¿Fue por tradición familiar o porque tu querías?- preguntaba alargando un poco las últimas palabras en tono dulce-

- hay algunas cosas confidenciales, pero a grandes rasgos, entre por qué era lo único que podía hacer, carezco de buena memoria, habilidades de combate, me da pánico la sangre, soy un asco administrando dinero y cocinando-

- parece ser una compañía...interesante- habló entre dientes tratando de sonreír, dándome cuenta de que hable de más maldiciendome con un "malditos tulipanes"-

《En verdad soy una persona idiota, si fuera un poco más idiota capaz y no nasco》

-tiene sus cosas  buenas y malas- continúe volteando la mirada a otro lado ahogando un suspiro-

Suerte {Muichiro Tokito y tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora