epilogo

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Los años pasaron en un parpadeo y aun estoy aquí, pero ya no triste, al contrario estaba realmente feliz.

Me case con Renai, un chico del dojo el que entrenaba con la katana, era alguien que siempre llevo el cabello corto hasta su último día, lunares solo en el lado derecho de la cara, siempre seguía las reglas, tranquilo y justo, con una paciencia inquebrantable, su aura era similar a la del patrón; transmitía calma con cada palabra que salia de su boca, sin duda un hombre maravilloso y al que no hubiera cambiado por nada del mundo. Con el crie a siete niños que ahora eran adultos y vivían sus vidas, algunos más cerca de casa que otros pero aun así todos hacen un hueco en sus horarios para venir a visitarme al menos una vez al mes junto con mis nietos dieciséis y ahora diecisiete en total, a Renai le hubiera encantado...Renai, aún me duele recordar su nombre, solo han pasado tres meses y aun siento que lo necesito, pero también siento que aquel sentimiento se desvanecera en poco tiempo.

Le di otro sorbo al te abriendo los ojos de golpe al escuchar una pelota rebotar junto a mi, volviendo a ver a varios de mis nietos, de mi primer, segundo y séptimo hijo, viendo al mayor del tercero, Nyusu acercarse corriendo para recoger la pelota.

-Lo siento mucho- Se disculpo con una reverencia desde la ventana de la cocina donde lo veía, Nyusu era su nombre y de todos era el más respetuoso y el más parecido a Renai en actitud lo cual no era sorprendente, ya que, ambos pasaban mucho tiempo juntos cuando Renai seguía con nosotros-

-Esta bien- Le sonreí deteniendolo antes de que se fuera corriendo-

-Cabros de mierda les voy a quitar esa pelota de mierda, van a terminar rompiendo un vidrio!! ¿Imaginense la ventana estaba cerrada?- Grito mi hija menos reprimiendo a todos los niños asomandose por la ventana-

-Ya Gurei- Resoplo mi segunda hija ya cansada por el berrinche de la primera dejando de darle forma a los onigiri para poner su atención en su hermana- Ya dejalos son niños-

-Que sean niños no los libera de castigos Rikai, podrias poner eso en practica con tus hijos tambien, tal vez asi comiencen a comportarse mejor-

-¿Escuchaste lo que me dijo?- Me pregunto Rikai señalando a su hermana como si la acusara-

-A mi no me metan en sus peleas, ya están grandes-

-Pero no es justo, soy mayor que ella debería respetarme- Rikai elevo la voz para que Gurei escuchara bien y entendiera que el mensaje no es para mi, sino para ella-

-Y aun así actuó de forma más madura que tú- Siguió Gurei- ¿No es así?- Pregunto volteando en mi dirección en busca de apoyo-

-Entiendo...Bien me voy a revelar unas fotos, vigilen la carne en el horno, cuidado con las verduras cocidas y ya vayan haciendo la salsa para los fideos...y también y vayan haciendo los fideos-

¿Encerio nos dejas así?- Pregunto Rikai como si estuviera ofendida-

-No puedes irte así nada más- Siguió Gurei-

-Me llaman cuando este listo- Fue lo último que dije mientras salia de la cocina-

-Los gritos de Rikai y Gurei se escuchan hasta el otro lado del patio- Río mi hijo mayor Kibaru junto a mi segundo hijo Shibau-

-Que novedad- Rodó los ojos Shibau-

-Como cuando eramos niños animate ¿No es lindo volver?- le pregunto Kibaru a su hermano rodeandole los hombros con un brazo-

-Si es lindo pero seria mejor si las cacatúas se quedaran calladas por una vez en su vida, debimos dormirlas en la primera oportunidad-

-Aun no puedo creer que encerio alguien quisiera casarse contigo- Interrumpio Chisai, mi cuarta hija pero la más baja de todos-

Suerte {Muichiro Tokito y tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora