二十八

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"La suerte de los celos"

A partir de ahí sentí que el aire que respiraba era más ligero, el tiempo que pasaba con Muichirou volvió a ser lo que era antes aunque eso fue una o dos semanas después de que decidiéramos ir más lento, dormir juntos era psinonimo de pijamada y salir era psinonimo de terminar corriendo de un demonio ocasionalmente y cuando no era así terminábamos perdidos en alguna parte por que mientras hablábamos solíamos caminar y como uno pensaba que seguía al otro terminabamos en cualquier parte.

Todo esto siempre y cuando coinsidieramos, yo seguía entregando el corre  (ahora también con todos mis recuerdos en orden) Lo valoraba y lo disfrutaba muchísimo más, a veces volvía a la sede para descansar y pasar tiempo con Muichirou, en otras ocasiones mis pies me llevaban a la casa de los señores Ryoshin donde ayudaba al señor Ryoshin que ahora por fin recordaba que se llamaba luego de preguntarselo unas incomodas seis veces, con el termino de las reparaciones de la aldea junto a los demás habitantes, mientras que la señora Ryoshin que tras preguntar ocho veces logre recordar que se llamaba Yukina nos decia a mi y a su esposo que tenia que descansar, pero su esposo me llevaba de nuevo a la construcción.

Aun que ya no solía hacer estas cosas solo por mi cuenta, ya que, Sopaipilla se a vuelto una gran compañera de viaje siempre quedándose en mi hombro llevándome bellotas ocacionalmente, o bueno más bien una bellota, las ardillas tienen tan mala memoria que confundía la misma bellota que me había dado hace media hora atrás con una diferente, al principio trataba de explicarle pero cuando comprendí que no lo entendía simplemente me rendí y la deje creer lo que quisiera. Sin embargo a la hora de entregar el correo o lidiar con demonios era bastante útil, tanto como distractora como ingeniosa.

-Buenas tardes, le traje su correspondencia- Le dije al anciano dándole la espalda con la caja frente a el que fue abierta por Sopaipilla quien le extendia un sobre-

Era una ardilla hábil...en el área incorrecta, pero bueno había que quererla como a cualquier animal o persona tal y como era y habría que cuidarla mucho en el siguiente invierno para que no cavara dos veces en el mismo agujero buscando la misma bellota...o que no olvidara donde escondió la bellota.

Así es como puedo describir esos tres meses, con altas y bajas y llendo y viniendo de la sede a la casa de los señores Ryoshin, aunque a veces Muichirou me mandaba a Ginko con su ubicación y si bien la mayoría de las veces me llevaba al lugar correcto en más de una ocasión termino guiándome a un lugar erróneo a propósito.

Entre medio también conocí a otros pilares mientras paseaba con Muichirou, en esa junta había un demonio que reconocí como el hombre antorcha del tren infinito ¿Que le había pasado?  Ni idea pero si se veía bastante guapo y ahí mismo tuve que llevar el mensaje de una persona muda a otra persona con un séquito que casi me mata.

También tuve la oportunidad de hablar otras dos veces con el patrón, solía hablar de mis padres con el y aunque no lo dijera en voz alta la señora Yasashi tenia razón aunque por momentos doliera, hablar de mi familia era reconfortante y más con alguien que los conocía, pero cuando intente hablar una tercera vez con el su esposa me dijo que ya estaba muy mal y podía creerle, el mal olor se sentia mientras te acercabas a la finca. En ocasiones también hablaba con Himejima-sama o con un tipo llamado Tomioka, era algo aterrador y raro y callado pero tenia bonito cabello y por otro lado estaba Genya, era hermano de uno de los pilares y Tsuguko de Himejima-Sama y era mucho más agradable de lo que aparentaba en un principio y hasta podía decir que algo tímido o reservado.

-Sonríeeee- Le dije a Muichirou mientras lo apuntaba con el lente-

-¿Cuanto rollo te queda has estado sacando fotos todo el día?- Me pregunto con una ligera sonrisa apoyando su mejilla en la palma de su mano y su codo en la mesa del pequeño restaurante en el que estábamos- Nos van a terminar sacando del local- Continuó divertido-

Suerte {Muichiro Tokito y tu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora