Capítulo 1

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Un nuevo enfoque

Sí bien era cierto que Alastor no era del tipo de demonio que se enredaba en líos innecesarios, también cabía destacar que siempre que hubiese algún beneficio personal de por medio haría lo que sea por obtenerlo.
Probablemente ese fue su mayor error ante los intereses de la reina y esposa de Lucifer, quién cómo él solía hacer, con engaños lo atrajo y ofreció algo que ningún soberano podría brindarle. Ese había sido su mayor error, y antes de la desaparición de Lilith, las palabras que ella había pronunciado rondaban por su cabeza cada que estaba solo en su torre y quitaba su sonrisa, transformando su habitual gesto en una mueca de molestia, o seriedad, dejando que su rostro descansará de la fastidiosa sonrisa que se obligaba a tener para "mantener el control".

Cada que la noche llegaba al pentagrama, se sumergía en la oscuridad de su habitación e ideaba mil planes para obtener el alma de Charlie. Tal vez estaba empleando mal esos planes, tal vez estaba tratando con la persona incorrecta.
Entonces obtuvo una luz entre toda su oscuridad, un canto literalmente celestial que venía del otro lado del hotel, perteneciente al residente angelical que se hospedaba en ese lugar, no para buscar redención, más bien, para no dejar a Charlie sola otra vez.

Probablemente necesitaba un nuevo enfoque debido a sus necesidades. Lo más seguro es que obtener el alma de Charlie sería básicamente imposible por muchas cuestiones -empezando por Vaggie-, seguido de su padre eu el resto de los residentes metiches dentro de las instalaciones del hotel.

La voz de Lucifer seguía sonando entre el silencio de la noche. Intrigado, camino con pereza hasta la ventana, justo donde si se paraba en cierto ángulo, podía observar la habitación del soberano del infierno.
Entonces entendió que debería hacer ahora.

Lucifer estaba cantando algo ligeramente triste, con un patito de goma entre sus manos. Su mirada tenía cierto brillo de melancolía y podría deberse a la ausencia de quién se suponía era su esposa. Alastor sabía dónde estaba.
Esto era una buena oportunidad para obtener su alma de vuelta, después de todo, ¿Quién no probaría del fruto prohibido?

Cuando la mañana alcanzo al infierno, Alastor no tenía el ánimo de siempre para levantarse de la cama, en realidad solo deseaba quedarse ahí, sin hacer nada

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Cuando la mañana alcanzo al infierno, Alastor no tenía el ánimo de siempre para levantarse de la cama, en realidad solo deseaba quedarse ahí, sin hacer nada. Pero el deber llamaba y su plan no se iba a ejecutar por si mismo.

Con algo de pereza se levantó de la cama y con un conjuro rápido se puso su habitual ropa de siempre. Tomo su micrófono, se puso los zapatos y camino hasta la entrada de su puerta, donde se detuvo a pensar un par de segundos, luego salió.
Caminó por el pasillo, notando algunos demonios dentro de sus habitaciones, otros platicaban afuera y unos pocos se hacían daño entre ellos. Nadie podía evitar no mirarlo, la presencia de un Demonio Soberano no era algo de poca cosa, había cierto respeto no escrito entre las mismas almas atrapadas en el pentagrama. Un Soberano podía hacer lo que le placiera con los demonios inferiores, por esa razón, todos paraban sus actividades cuando Alastor pasaba.

Todo por la libertad - RadioappleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora