Capítulo 17

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Sacrificio

Todos en el infierno conocían bien la historia de Alastor. Un venado demoniaco, que sin mucho esfuerzo logro ganarse el respeto de todos los que lo rodeaban. Era bien sabido que no debías molestarlo, que Alastor poseía un gran poder para la clase de demonio que era. Aquello, lo volvía especial.

Sin embargo, solo tres personas sabían que lo había llevado al infierno.
La primera de ellas lo acompañaba desde su vida pasada.
La segunda, le dio la oportunidad y el apoyo que nadie más estaba dispuesto a darle.
La tercera, le enseño algo que ni vivo pudo experimentar. Amor.

Solo tres personas sabían que en su vida anterior había sido un locutor de radio, quién tenía el horario estelar y las jovencitas deseaban conocerlo y casarse con él.
Alastor se había ganado el respeto tanto en la tierra como en el infierno.
En su antigua vida, su pasatiempo favorito era matar. Ver cómo la vida abandona el cuerpo de alguien, cómo la sangre mancha todo a su paso y el sabor metálico que deja en la boca. Alastor hizo muchas cosas para estar en el infierno.
Asesinó, torturó, mutilo, secuestro, comió y chantajeo a muchos seres humanos. Su madre y los cerdos de la granja de su vecino eran sus cómplices.
Pero no era suficiente, Alastor solía estar metido en cosas de magia negra, solía invocar espíritus o demonios con la fortuna de que le dieran algo sí él les daba algo.
Sus habilidades con el vudú y la magia que usaban los demonios para cambiar de forma, le permitió matar a sus víctimas en el bosque y posteriormente, después de haber acabado con la vida de su víctima y deleitarse con la escena, se transformaba en su animal favorito de caza, un venado.

La suerte no siempre estuvo de su lado, solía jugar muy cerca del fuego y la adrenalina que desprendía su sistema cada que estaban cerca de atraparlo era exquisita.
Pronto esa poca suerte se agotó, y en 1930, después de cometer el asesinato de la hija de un hombre importante, Alastor fue perseguido por los policías y sus perros.
Él odiaba los perros, y esa característica sonrisa que lo acompañaba estaba sustituida por el terror de ser atacado por esos seres peludos de cuatro patas.
Pronto un perro logro derribarlo y comenzó a morderle los brazos, liberando la sangre que a él tanto le gustaba probar. Pronto llegó el resto de esos asquerosos animales, y solo podían resonar sus gritos de dolor en todo el lugar. Con esfuerzo pudo transformarse en un venado y sin herido, corrió de sus atacantes con la poca fuerza que le quedaba.
Se había creído a salvo cuando los perdió un poco de vista, hasta que el sonido de una bala disparada espanto a las aves, quienes, siendo de noche, volaron asustadas de sus nidos.

Cuando Alastor abrió los ojos vio su propio cuerpo inerte sobre el suelo, con la ropa desgarrada por el ataque de los perros, y en centro de su frente, el disparo de un cazador que le puso fin a su vida.
Entonces una gran sonrisa se formó en su rostro, notó entonces que su aspecto era diferente, y aunque no podía verse, supuso que era mucho mejor que el cuerpo mortal que poseía minutos atrás.

Observo por unos minutos más su cuerpo sin vida, una ligera risa maniática salió de su boca, «Patetico», le dijo a su vieja forma, dió media vuelta y se alejo, notando por el rabillo de sus ojos que el cazador se acercó para entrar en pánico al haberlo matado, huyendo del lugar momentos antes de que llegara la policía y esos malditos perros.
Su destino era bien sabido, y aún con eso, paso a la casa donde residía con su madre, quién miraba por la ventana a la espera de su hijo.

«Lo siento mamá», susurro tras de ella y sin más, desapareció para entrar al infierno.

Alastor se sacudía el saco mientras estaba en el ala principal a la espera de Eva, sabía perfectamente lo que tenía que hacer para provocarla.

—¿Alastor? —Charlie se acercó al verlo estático—, ¿Está todo bien?

—¡Claro querida! —recargo un poco de su peso sobre su micrófono—, ¡Todo está de maravilla!

Todo por la libertad - RadioappleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora