Alastor está desesperado por obtener su alma de regreso, a intentado mil maneras de obtener el alma de Charlie y buscar un trato con Lilith.
Su plan cambia cuando al buscar la liberación, termina enamorando al Rey del infierno, quién le consigue lo...
Cuando Eva anunció que se hospedaría en el hotel por un tiempo, todos pusieron mala cara, pero ninguno cuestionó la desición. Mientras Charlie organizaba todo para no traer problemas entre la nueva inquilina y el resto de los inquilinos, Lucifer y Alastor seguían en la sala de juntas sin decir una sola palabra.
El Rey miraba el cuadro donde aparecía con Lilith y su hija siendo está una niña, en su mirada se podía reflejar el collar de perlas que había hecho exclusivamente para ella. Sus manos hicieron un puño al darse cuenta de una cosa. Su padre solo había cambiado su nombre, perm seguía siendo el mismo arcángel soñador que habitaba en el cielo, Luzbel y Lucifer no eran muy diferentes como pensó, siempre supo que eran la misma persona, pero creía que había cambiado, la realidad era diferente y ser usado en sus dos versiones le partía el corazón.
-¿Podemos hablar? -murmuró Alastor dando un paso al frente.
-No -apartó la mirada del cuadro y la fijo en su contrario-, y por favor no te me acerques.
-Manzanita...
-¡No! -camino al otro lado de la habitación-, abstente de decirme así -sus ojos se llenaron de lágrimas-, ¿Cómo pude ser tan pendejo para creer que me amabas?
-Lucifer -caminó en su dirección-, yo sí te amo. Sí, me acerque a ti por las razones incorrectas, pero...
-¡Que te calles! -sus manos apretaron con fuerza una de las sillas-, no quiero oír tus malditas excusas para que no te pateé el culo.
-Se que estás molesto, pero sí me dejas explicarte, se que podrás..
-¿Qué, perdonarte? -Alastor asintió y Lucifer soltó una risa cargada de dolor-, de verdad que eres un cínico. Vaggie y Husk tenían razón -el dolor en su voz hizo agachar las orejas del venado-, fui un imbécil.
El más bajo camino hasta la puerta y se detuvo por unos momentos.
-Y abstente de irme a buscar a mi habitación, sacaré mis cosas de la tuya y pondré las tuyas fuera de mi puerta. Hazte un favor, y no se te ocurra buscarme.
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En el área común, Vaggie miraba con cierta molestia a Eva, quién platicaba animadamente con unos inquilinos como sí ella fuera Lilith. Charlie por primera vez en todos los años que llevaba conociéndola estaba furiosa, y no solo con Eva, también con cierto demonio que vestía de rojo. Jamás la había visto tan molesta por algo, y supuso entonces que algo muy malo había sucedido para que ni el Rey hiciera acto de presencia.
Disimulo una sonrisa y camino hasta la sala de juntas, dónde antes de llegar pudo notar a Lucifer saliendo totalmente molesto y después a Alastor, quién mantenía las orejas agachadas.
-¿Y bien? -regañó Vaggie-, ¿En qué la cagaste está vez?
-No es de tú incumbencia -sacudió un poco la cabeza, disfrazó su dolor con una sonrisa y coloco las manos tras su espalda-, ¿Algo en lo que te pueda ayudar?
