❛ TRABAJAR JUNTOS ❜ | Norman The Promised Neverland

𝐈𝐈

Un nuevo día acababa de comenzar, hoy me levanté un poco más temprano que ayer, y eso se sintió como un gran logro para mi. Pues me costaba bastante levantarme de mi cama.

Me vestí, y cuando terminé, comencé a ayudar a los demás niños, pero lo raro es que esta mañana Emma no estaba por ningún lado. Comencé a asustarme, ¿realmente llegó ayer?

Salí de la habitación bastante nerviosa, y al ver salir a Norman de la otra habitación con tanta tranquilidad, lo tomé de los hombros bastante furiosa y comencé a cuestionarlo.

—¿Dónde está Emma? —le cuestioné, y antes de que pudiera hablar hice otra pregunta—, ¿Volvió bien ayer?

—Está abajo —dijo quitando mis manos de sus hombros.

Corrí escaleras abajo hasta que me topé con Emma, pero no la Emma de siempre, esta era una Emma apagada y triste, mirando a la nada y confundida.

—Emma —le hablé—, ¿estás bien?

Se quedó quieta un rato y sin decir nada, antes de responder.

—Si, todo está bien Mia —sonrió, pero con una sonrisa fingida que pude notar fácilmente.

—Te voy a traer un agua —la llevé a una silla para que tomara asiento, luego, me agaché a su altura para que me viera—, seguro con eso te sientes mejor.

Asintió con una sonrisa débil, no quería forzarla a hablar, pero cuando Emma se ha sentido triste, lo que hace es contarlo todo, pero esta vez era diferente.

Entré en la cocina y serví un vaso de agua. En la cocina estaba Ray y Don, y cuando salió Don, aproveché para hablar con Ray.

—¿Sabes qué le pasa a Emma? —pregunté.

—No, pero yo también lo he notado —siguió haciendo lo suyo—. Norman también está raro.

Ray y yo nos acercamos a la puerta de la cocina, y desde ahí vimos como Norman se acercaba a Emma con una sonrisa, pero cuando vió que Emma estaba triste, se acercó a su oído.

En el momento que Norman se alejó, Emma cambió, volvió a tener su sonrisa de oreja a oreja, pero seguía habiendo algo raro en ella.

Ray y yo nos miramos, y acordamos que hablaríamos después.

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El día estuvo transcurriendo normal, pero raro a la vez, no podía quitar mis ojos de Norman y Emma, los dos hablaban en secreto, miraban a todos lados y más acciones que eran tan extrañas en ellos.

Ray estaba sentado leyendo debajo del árbol, y como no había nadie más cerca, aproveché para sentarme al lado de el.

—¿Ya viste cómo están esos dos? —le pregunté.

—Tienes razón.

Mientras hablábamos, ellos entraron en la casa, hablando muy seriamente, algo que no es muy usual en ellos.

Y luego de un rato, me estaba quedando dormida al lado de Ray, cuando me despertó agitándome.

—Están yéndose al bosque —me dijo.

—¿Qué nos estarán ocultando? —lo miré con tristeza.

Quizás de Norman no me esperaría que me contara algo, pero de Emma, de Emma no.

Separador

Por la tarde, Ray me dijo que no me preocupara, que seguramente era algo difícil de contar para Emma, y eso hizo que me tranquilizara más.