𝐗𝐈

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Habían pasado varios días desde que destruimos aquella granja, y durante ese lapso de tiempo habían ocurrido más cosas.

Después de que llegamos con las medicinas todos comenzaron a sentirse mejor, aunque todavía tenían algunos malestares, no se comparaba con como se sentían el primer día que llegamos aquí.

Me sentía mucho mejor al verlos a todos mejorar, y dentro de este lugar también habían más cosas con las que podía alegrarme.

Disfrutaba mucho de abrir cada puerta que no hubiera abierto antes de este enorme lugar, me gustaba también hacer grandes porciones de comida para todos los niños que despertaban con mucha hambre.

Solía subir y bajar todos los escalones, pero luego paré de hacerlo cuando casi me caigo rodando por las escaleras.

También me gustaba entrar en la oficina de Norman y abrir los cajones, limpiar el polvo de los libros y también leerlos para después dejarlos a la mitad.

Me gustaba este lugar porque me sentía como en casa nuevamente, era tranquilo y tenía gran variedad de cosas con las que entretenernos y divertirnos.

Me encontraba organizando el almacén donde guardábamos nuestra comida, para así tener un orden de dónde estaban los alimentos, hasta que de pronto alguien entró.

—Disculpe que la moleste —alguien habló atrás de mí, y cuando me di la vuelta vi a Vincent—. El jefe la llama.

Dejé inmediatamente lo que estaba haciendo para ir a donde estaba Norman, que seguramente estaba en su oficina encerrado como acostumbraba.

Subimos tantas escaleras y finalmente llegamos al despacho. Vincent se encargó de abrirme la puerta, un gesto que agradecí, y dentro estaba Bárbara y Cislo persiguiéndose entre ellos, quienes eran ya parte del equipo.

—Te estábamos esperando, Mia —Norman se levantó de su silla.

Me acerqué al escritorio donde se estaban reuniendo todos a ver algo que Norman nos enseñaría, y eso era el mapa nuevamente.

—Atacaremos otra granja —Norman mencionó, apuntando con su dedo un lugar en el mapa—. Podremos salir mañana en el mediodía.

—¿Cuánto tardaremos en llegar? —preguntó Cislo.

—Tal vez en un día y medio, igual que el anterior —respondió el peli blanco.

—¿Quiere que vaya preparando lo que llevaremos? —Vincent habló.

—Si, muchas gracias.

La pequeña reunión había finalizado, y ahora iba a ir con Vincent a ayudarle a empacar recursos para el corto viaje que tendríamos, pero fui detenida por Norman.

—Espera, Mia —habló una vez que se habían ido todos—. Necesito pedirte un favor.

—¿Si?

—Quiero que te quedes —me tomó de los hombros mientras lo miraba confundida—. No quiero que vayas a la granja, puede ser peligroso.

No entendí, ¿por qué no quería que fuera ahora? Ya había ido con el la vez pasada y nada malo había sucedido, tuve demasiado cuidado y no cometí ni un solo error.

—¿Por qué? —lo cuestioné.

Me guió hasta el sillón que había dentro y nos sentamos juntos.

—Este viaje puede ser más peligroso por la ruta que tomaremos —me explicó —, hay demasiados demonios salvajes y no querría que te pasara nada.

—Pero tendré mucho cuidado, te lo prometo —intenté convencerlo de que me dejara ir, pero nada parecía hacerlo cambiar de opinión.

—No, Mia —sonrió—. Ya tomé la decisión.

❛ TRABAJAR JUNTOS ❜  |  Norman The Promised NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora