PRÓLOGO

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Hanna Smith

El miedo recorre mi cuerpo mientras trato de esconderme de aquel hombre en el bosque, me encuentro semi desnuda después de haber escapado de la cabaña donde me tenía encerrada, la lluvia cubre por completo mi cuerpo y cabello empapándome lo cual lo puedo tomar como una ventaja de aquel hombre, no sé qué demonios es, pero parece ser que puede olerme a kilómetros de distancia así que el hecho de que ahora me encuentre mojada por la lluvia complica su búsqueda.

Salgo de mi escondite para seguir caminando tratando de salir de este maldito bosque, pero antes de si quiera poder avanzar un cuerpo desnudo de la parte superior, húmedo y fornido se interpone en mi camino.

Es él, me encontró.

Lo último que visualizo antes de caer inconsciente por un golpe en la cabeza que él me propino fueron aquellos ojos dorados mirándome fijamente.   

   

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