¿Atado?

XVII

Te escucho, mi silencio, si..

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Naruto no era idiota, y eso es algo que mcuhos pasaban por alto.

Él lo prefería así, no generaba demasiadas sospechas y gran parte de las personas se abrían a su personalidad extrovertida y sonriente.

Era una ventaja tanto como una desventaja pero nadie era perfecto.

Por eso seguía a sakura.

Por supuesto que no era como todos, tomo una peluca, maquillaje, lentes de contacto y ropa diferente.

No necesitaba escuchar lo que hablaba, grabarlo era más que sufuciente.

Ese hombre sentado frente a ella se veia demasiado raro, extraño, trastornado.

Esa sonrisa en su cara con una mascara tapando la mitad de su cara, pero veía cicatrices cerca de su boca y nariz.

No le daba buena espina, tendrá que llamar a su número favorito otra vez.

Los problemas nunca acaban con esta mujer, joder.

Disimuladamente observó mientras hacía gestos hacia su delicioso batido, averiguaría lo que le entrego escondido en las servilletas.

Por ahora sería suficiente.

Pidió a una camarera la cuenta y se fue alegando de la deliciosa comida y que volvería.

Cuando se subió a su auto solo podía pensar en arrancar y quitarse toda la ira que estaba guardando.

Sakura no sabía cuando parar.

Aunque tampoco era como si pudiera esperar algo de ella contando a la familia que tiene.

Si....

Se tomó el tiempo de investigar todo.

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El dolor era abundante en su cuerpo pero todavía no se sentía del todo satisfecho.

Otra vez fue lanzado al pisó sin piedad alguna por la otra persona con quien decidió entrenar.

—realmente no entiendo que te tiene tan enojado cachorro— le extendió la mano para ayudarlo a levantarse— no es que me queje de tirarte al piso pero no estas siendo como siempre.

—lo se, pero tengo ciertos problemas y uno esta siendo jodidamente molesto— se levanto a dolorido agarrándose un hombro.

—cachorro no soy idiota, se que la mujer que me pediste investigar es ese problema tan grande y no necesite de tanto para saber todo el problema—. Sin importar el lugar en donde estaba saco un cigarrillo y procedió a encenderlo en su boca.

—esa maldita mujer me pone de los malditos nervios, la mantuve vigilada por que no me daba buena espina y no me equivoque —. Golpeo un saco de arena que había en el lugar.

—perdiendo así la calma no conseguirás nada.

—¡ya lo se!, ¡maldita sea que lo se!—. Lanzó un par de gritos frustrados jalando bruscamente de su cabello.

Kurama solo observaba como perdía los estribos y golpeaba todas las cosas que encontraba a su paso.

Tomaba caladas de su cigarrillo en silencio sin decir nada y sin siquiera querer intentarlo.

—¿al menos tienes un plan B?.

—claro que lo tengo, no he dejado de hacer posibles movimientos sobre sakura y no me gusta para nada de todas las opciones que tomó—. Estaba agitado y sudor corría de su frente y cuello.