III

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Mentira sigue a la mentira

Un fuerte sonido lo despertó esa mañana, era esa maldita alarma del infierno.

—apaga esa cosa del demonio teme quiero dormir—. Naruto como siempre odiaba que lo despertaran.

—demonios, no quiero ir a trabajar—. Sasuke se maldecía despues de haber apagado esa endemoniada alarma.

El azabache sin duda no quería levantarse de la cama y dejar a su mayor tesoro solo otra vez, no quería hacerlo.

—callate la bocota y largo quiero seguir durmiendo—.

—no quiero, quiero estar aquí contigo—.

—okey ya, ya desperté ¿feliz?—. se quejaba entre dientes por no haberlo dejado dormir.

—sabes que no me gusta despertarte pero despues de esto tendre que volver a ese departamento y quiero disfrutarte lo que mas pueda—.

—no me lo recuerdes, pero, ¿no hay alguna manera en la que te puedas quedar?—.

—dobe, eso es lo que mas me encantaría pero por ahora no tenemos opción y ya debo tener una excusa por no llegar ayer—. Odiaba decirle que no pero no tenia de otra.

Ambos estaban decepcionados al no poder estar juntos como realmente debía ser pero aun era demasiado pronto para que todo literalmente se fuera por el caño.

Entre muchas bromas por parte del rubio y varios coqueteos por parte del azabache los dos hicieron el desayuno conversando amenamente.

Por suerte naruto tenia un par de trajes de sasuke guardados en su armario, por lo que el buscar ropa no fue realmente un problema varias de sus cosas seguían en el departamento del ojicielo y era realmente un alivio saberlo.

Ninguno se quería separar del abrazo que tenian en la puerta del departamento, no querían hacerlo,por que sabían que pasaría un tiempo para volver a estar juntos y ninguno lo quería.

Cuando fue a llegar a su oficina su secretaria le había informado que su esposa habia estado llamando toda la mañana.
 

Por suerte antes de que su secretaria se fuera le dijo que en caso de que su esposa llamara que le informara que se quedaría en la oficina "trabajando", era una suerte que la pelirosa no se presentara en su trabajo reclamando por no haber llegado ayer.

Suspirando y una vez sentado en su cómoda silla de su oficina tomo el celular para contestar la llamada, todo su buen humor tirado por la borda.

—¿quien habla- —.

—¡¿como que quién habla desgraciado?!, ¡como te atreves a hacerme esto!—. Su voz no era suficiente para demostrar lo furiosa que estaba.

Alejando el teléfono de su oído—deja de ser tan dramática mujer, solo estuve aquí toda la noche trabajando no seas exagerada—.

—¡¿y aun así no te atreviste a contestar ni una mísera llamada?!, ¡estuve toda la mañana intentando hablar contigo!—.

—sakura, deja tus celos que no tienes ningún maldito motivo para tenerlos así que deja el berrinche, tengo cosas que hacer adiós—.

—¡no te atre- —. Apenas un par de meses y sentía que no daría más.

No sería capaz de pasar un año con esa mujer, solo quería a su dobe, él era el único que podía sacar lo mejor de el.

Quería gritar, desahogarse de alguna manera. Nunca pidió ese matrimonio sabía que lo que hacia estaba mal pero ¿pidio esto? La respuesta era no.

Sabia perfectamente que solo había sido un capricho de sakura, pero el que lo llevara a estos extremos le seguia sorprendiendo.

¿Atado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora