Capítulo 13

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— No sabía desde cuándo te gusta venir al mercado.

Sunghoon lo miro curioso, dejando de lado el puesto de mariscos que tenía enfrente. Sonrió con diversión y le contestó elocuente: — Hace tiempo que vengo, Jay. Sólo que tal vez no sales conmigo tanto como te gusta presumir.

El rostro de Jay se inundó en un fuerte sonrojo, pero siguió sin contestar, mirando atento todo lo que pasaba a su alrededor, no solía ir a ese tipo de lugares con frecuencia, sus padres nunca lo habían permitido, el olor a multitud combinado con carne y pescado de diferentes tipos no le terminaba de agradar, y le parecía interesante ver a Sunghoon tan cómodo en un lugar que no iba con él de ninguna manera.

Jay dejó la sorna y el sarcasmo de lado, y le preguntó: — ¿Hace cuanto vienes aquí?

— Hace más tiempo del que imaginas. La carne de pulpo siempre me sabrá mejor si la compro en el mercado.

Su primo contestó alzando los hombros, dándole la razón. Dejándolo atender sus propios asuntos, Jay se dedicó a observar los demás negocios y el tipo de gente que los atendía, era diferente a lo que había visto alguna vez, las personas no eran rígidas, ni tenían movimientos robotizados, algunos incluso parecían entablar conversaciones con sus clientes. Pudo ver a lo lejos un local que era atendido por una mujer con un bebé en brazos y una niña pequeña jugando a su alrededor. Se acercó, intentando pasar desapercibido a pesar de ser un chico alto, guapo y bien vestido.

— ¿Cuánto por los caquis?

La mujer, de ojos cansinos, le contestó: — ₩233.32

"¿Tan poco?" se preguntó ensimismado.

— Quédese con el cambio. — le dijo una vez le entregó casi ₩2000

— No chico, aquí no hacemos eso. — replicó valentonada.

Jay chistó: — No me haga ser grosero, señora. Por favor, acepte el dinero.

Y antes de esperar otra respuesta, se alejó del local, perdiéndose entre la gente.

— ¡Señor!

Jay se dio la vuelta y sonrió al ver a su mayordomo ir hacia él, claramente acompañado de su primo, a quién las personas le abrían el paso tras verlo ir con muletas.

"¿Quién diría que existen este tipo de personas?" volvió a preguntar para sí mismo.

— ¿A dónde fuiste? Llevamos buen rato buscándote. — Jay le entregó la bolsa de caquis —. ¿Y esto? — sonrió.

— Dáselo a la tía, dile que prepare algo rico.

— Claro, le diré que te prepare un buen bocadillo otoñal.

Se sonrieron, y comenzaron su camino de regreso, pues el sol estaba bajando y pronto se oscurecería, debían llegar a tiempo para la cena.

— ¡Niño insolente! — se escuchó a un par de pasos — Quiero que vuelvas a hablarme de esa forma, veamos si te atreves.

Jay y Sunghoon se acercaron sigilosos, cruzando la multitud.

— Lo siento, señor. — susurró apenas el niño parado frente al hombre, tenía la cabeza baja y un par de manchas de tierra en la cara.

— Otra vez ese maldito tono tuyo, seguramente eres extranjero.

El más joven esta vez no replicó, cosa que enfadó aún más al delgado y viejo hombre que lo retaba.

— Dime, ¿eres extranjero? — de nuevo, sin respuesta. Golpeó el hombro del chico y esta vez gritó con voz fuerte y resonante: — ¡Contéstame, insecto! ¡¿Eres extranjero?!

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⏰ Última actualización: Feb 07 ⏰

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