Capitulo 12

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No había nada. Todo a su alrededor estaba oscuro, estaba vacío y él tenía frio. Suspiró, sintiendo apretujados sus pulmones. De repente, el frio que lo envolvía se convirtió en una ardiente sensación de calor. Las llamas rozando sus pies lo estremecieron, de su boca comenzaron a salir lamentos, gemidos de dolor y desesperación, de su frente brotaron cristales de sudor frio, y la venda, que sorpresivamente había aparecido, le cubría la vista.

Gritó, pidiendo ayuda.

Nadie contestó.

- Riki.

Se incorporó sobre las mantas colocadas cuidadosamente en el suelo. Aún envuelto en la tensión provocada por su pesadilla, paseó sus ojos por toda la habitación, como intentando recordar dónde se encontraba.

- Riki. - lo llamaron de nuevo.

La mujer junto a él lo miraba con inmensa preocupación, pero al mismo tiempo con sus ojos inundados de entendimiento. Cuando el menor finalmente pudo observarla, ella le sonrió con ternura y acarició su cabeza.

- Ha sido un mal sueño, lo sé. No tienes por qué preocuparte, estoy aquí.

Riki quería sentirse agradecido por esas palabras, pero por más que lo intentara, nunca iba a poder ver a esa mujer como alguien más que la cuidadora de su abuela, y su vecina.

Shin Hye era una mujer alta y muy sana, aunque Riki nunca se lo había preguntado, parecía tener aproximadamente unos 40 años de edad. Era viuda, y su familia se había desentendido de ella una vez su marido había fallecido. Tampoco tenía hijos, había perdido al único durante el parto, y desde entonces su abuela había tomado la voluntad de acompañar a la pobre mujer durante su duelo. En ese momento, con la abuela de Riki enferma, Shin Hye había dedicado ya varios años de su vida a ver por el bien tanto de la anciana como de su desamparado nieto que había quedado drásticamente huérfano hace más de 10 años.

Era cierto que, a partir del tiempo en que Shin Hye estuvo con ellos, se había acercado al menor hasta el punto de querer figurar como una madre para él. Y la abuela le había pedido aceptar su cariño como una alternativa, preparándolo cruelmente para el momento de su muerte. Pero contrario a lo que ambas hubieran querido, Riki solo desarrolló sentimientos de rechazo hacia la mujer que tanto quería remplazar a su madre, y a partir de una fecha no especifica, comenzó a preferir pasar sus días fuera de casa, antes que acostumbrarse a vivir con Shin Hye. Pero claramente, y por bienestar de su abuela, no lo había conseguido.

- ¿Ha sido el mismo sueño de siempre? ¿Huh?

El menor únicamente asintió.

No solía hablar mucho, no estando en casa, prefería guardar sus opiniones y comentarios para sí mismo, siempre por el miedo de decir algo malo u ofensivo.

La mujer siguió acariciando su rostro, sin decir una palabra más. Riki se apartó del toque con fastidio, y se levantó de lo que podía llamar "cama". Se colocó una vieja chaqueta percudida y sucia y salió de la habitación.

Entrando en la otra habitación, donde había una verdadera cama en mejores condiciones, estaba su abuela, que llevaba casi dos días inmersa en un profundo sueño. Riki se acercó a la cama, eludiendo la mesa donde se sentaban a comer y pateando accidentalmente un par de cacerolas viejas que reposaban en el suelo.

Se sentó junto a ella y le besó la frente, sintiendo en sus labios la piel arrugada y fría. Lo inundó de repente un abrumador sentimiento de melancolía, quería llorar, como un niño pequeño que tras una horrible pesadilla lo único que deseaba era correr a los brazos de su abuela, quien tendría preparado un enorme tarro de leche y un pedazo de pan endulzado con una apenas un poco de miel.

Antes de soltarse a llorar, se levantó abruptamente y salió de su pequeño y arrinconado hogar. La luz del sol golpeó sus pequeños ojos y entonces se permitió lagrimear un poco, discretamente y sin soltar sollozos.

Comenzó a caminar, recorriendo las mismas calles de siempre. Era un escenario tormentoso, casas abandonadas, otras con apenas una persona sobreviviendo dentro de ellas, montones de basura por todos lados, animales desnutridos caminando por ahí, un repugnante olor inundando sus fosas nasales, sin saber de dónde provenía.

Ignorando su entorno, siguió caminando, alejándose del barrio, cruzó un par de calles y parques, durante el paseo encontró una moneda tirada en el suelo y sonrió victorioso, con ella compró un pan en una panadería cercana y lo degustó. Era su primera comida del día.

Finalmente llegó a un mercado, por el cual camino un par de minutos, atravesando negocios y saludando a los comerciantes. La mujer de un local de pescado lo saludó y él sonriente le deseó un buen día.

- ¡Ki-Ki! ¡Por aquí que ya vas tarde!

Una niña, de unos 6 años, lo llamó, y una vez estando cerca, le lanzó a las manos un delantal rojo, que Riki se colocó gustoso.

Solía trabajar en el mercado, ayudando a un par de abuelos con su negocio de pescado. Gracias a ello, los ancianos podían realizar actividades que ellos ya no podían debido a su edad, a cambio, Riki ganaba un par de monedas que le servirían para comprar algo extra de comida o a veces incluso pagar algunos medicamentos que necesitaría su abuela.

Los días podían llegar a ser pesados, a veces Riki simplemente estaba cansado de vivir como vivía, y por más fuertes que fueran sus deseos de cambiar el lugar donde habitaba y cómo, no era fácil. No tenía a sus padres, y había pasado mucho tiempo desde la última vez que pisaba un aula de clases, la escuela se había convertido en un triste y lejano recuerdo de su infancia. Con la partida de sus padres, se habían ido también los sueños de un indefenso niño, que ya no tenía amigos, y que únicamente seguía con vida por el deseo de alguna vez volver a ver a su abuela sana y con esa enorme sonrisa que parecía solucionar todos los problemas que existían, por más crueles que parecieran.

Para Riki, la compañía de Heeseung era preciada, porque estando con él se permitía volver a ser un niño, sin necesidad de cumplir con responsabilidades que no le correspondían, con él podía sonreír genuinamente, como experimentando apenas el calor de tener un amigo, aunque Heeseung no lo considerara realmente uno, Riki podía sentir, a través del tiempo juntos, que el mayor lo apreciaba, por más amorfa que fuera su manera de demostrar sus sentimientos.

















Hola, holaaa

No me reclamen nada, en mi defensa, estuve en mi última semana del semestre y apenas y tenía tiempo de dormir. Fui una triste alma en pena durante más o menos 15 días, estoy bien ahora, y tengo un par de días para ponerme al corriente con esta chulada. Debo admitir que es agotador escribir, no porque no me guste, o porque me sea tedioso, si no porque los capitulos están llenos de detalles que van formando la trama, por ahora parecería que no va tomando forma, pero tenganme un par de capitulos de paciencia y verán que habrá valido la pena.


No me canso de agradecer por todo el apoyo qie recibo aquí y en todos lados, gracia por leer, por votar, comentar y compartir, estoy inmensamente en deuda y estoy trabajando muy arduamente por poder cumplir con sus expectativas. Sigan disfrutando "GAMAN" y nos vemos en el próximo capítulo.


Con amor, Nini.

GAMAN || ENHYPEN (Retomada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora