Las nubes en el cielo reflejaban la alta probabilidad que había de una fuerte lluvia, el viento soplaba con fuerza, el ruido de la ciudad se sentía lejano, el tiempo parecía estar pasmado en unos mismos números.
Jake caminaba con pasos pesados, recorriendo las rutas que fácilmente reconocía y por las cuales había vagado un par de veces. Subió y bajó un par de escaleras, atravesó varias calles y saludó a unas cuantas mujeres, dueñas de varios negocios callejeros, que por alguna razón lo conocían y lo saludaban cada vez que tenían oportunidad. Jake se detuvo a dejarse mimar por un par de segundos antes de continuar con su recorrido, finalmente, no dejaba de ser un adolescente que había sido forzado a madurar demasiado rápido, aun así, celebraba el reconocimiento del cariño y le gustaba que las personas lo mimaran, aunque fueran mujeres viejas que solo veía de vez en cuando.
Siguió caminando, siguiendo una confusa ruta hasta llegar a una casa grande y vieja, que se ubicaba cerca del final del barrio. Se acercó a la pared que rodeaba el territorio del hogar y al no ser tan alta se encontró con un enorme y esponjoso animal de bigotes y cansados ojos.
— Hey, honey. — le habló con un sofisticado acento en inglés.
Lo acarició en la cabeza por un par de segundos, estando el animal fascinado por las caricias que le brindaba, comenzando a ronronear.
Jake sonrió: — Dejaré esto en la puerta, asegúrate de que coma bien, ¿Está bien? — el gato obviamente no le contestó, aun así, Jake replicó: — Perfecto, confío en ti.
Separó la mano del animal y del bolso negro que llevaba en la espalda sacó una bolsa con alimentos adentro, que además llevaba una cierta cantidad de dinero, abrió un poco la puerta del patio de la casa e inmediatamente dejó la bolsa en el suelo, junto a la puerta, después la cerró y despidiéndose del gato, se dio la vuelta para irse.
Continuo con su viaje y se dirigió a una de las zonas más lujosas de Seúl, que ya le era bastante conocida gracias a un cliente recurrente quien siempre requería de sus servicios.
Aunque le parecía que aquella ocasión no había sido el mismo cliente de siempre quién recibiría el encargo, pero eso poco le importó, pensó que entre más clientes él tendría más trabajo, y ¿Quién sabe? Quizá alguno de esos días él podría pagar su deuda.
Llegó al punto de reunión, un callejón un tanto oscuro y lo suficientemente separado del bullicio de las avenidas principales, esperó pacientemente por el cliente. No pasó mucho tiempo cuando un lujoso y muy brillante auto negro se detuvo frente al callejón en el que estaba, Jake se mantuvo firme y serio.
Pero su serenidad casi se fractura cuando vio a la persona que bajó del auto.
Jay.
Jake no supo cómo reaccionar, qué decir, no pudo siquiera pensar en una explicación, por más tonta que fuera. Jay se acercó a él, manteniendo sobré él la mirada igual de firme que la suya.
— Hola.
— Hola.
Se saludaron al mismo tiempo, antes de que Jay pudiera decir algo más, Jake le interrumpió: — ¿Qué estás haciendo aquí?
Jay no contestó.
— Hace un par de días casi me matas a golpes por hacer esto e involucrar a uno de tus familiares, ¿Y ahora?
— Si crees que estoy aquí porque quiero consumir de la porquería que traes en los bolsillos, estás muy equivocado.
Jake no contestó, su expresión de desconcierto le dio a entender cuán confundido se sentía. Jay finalmente dio explicaciones: — Estoy aquí por ti, Jake, porque no puedo evitar sentir lástima por lo que estás haciendo con tu vida.
Jay era malo dando explicaciones, tal vez tan malo como demostrando sus emociones, las palabras que había utilizado seguramente no habían sido las correctas y eso molestó a Jake de sobremanera.
¿Quién era él para opinar sobre su vida? ¿Qué pretendía estando ahí?
Había pasado mucho tiempo desde que alguien le había cuestionado sobre lo que estaba haciendo con su vida, y hacía mucho tiempo desde que él había dejado de pedir consejos u opiniones.
Su vida era incierta de todas las maneras posibles.— ¿Quién eres tú para opinar sobre mi vida? — se exaltó, cubriéndose su rostro de un intenso tono carmesí que reflejó su ira — Soy lo suficientemente mayor para saber cómo vivo y si yo quiero puedo decidir incluso cómo morir.
Aquello último era todo, menos cierto, porque Jake cada día se sentía menos dueño de su propia vida, y cada que despertaba se sorprendía por seguir ahí, a pesar de las circunstancias.
Jay mantuvo la cabeza fría, y contestó: — No lo digo solamente por ti, no te des tanta importancia. Te propondré un trato, dependerá de ti saber si lo aceptas.
El más joven no contestó, esperó una reacción más antes de poder decir algo.
— Jake, tú dejas de venderle eso a mi primo, y yo pago lo que podrías ganar haciéndolo, desde el precio de la mercancía, hasta tu trabajo como distribuidor. Día a día.
La propuesta tentó a Jake por un momento, por supuesto, como si aquello pudiera liberarlo de muchos pendientes y deudas que influían en no dejarlo dormir por las noches.
Por otro lado, Jay no se permitiría perder todo el dinero que ofrecía, pero sería únicamente por un tiempo limitado, ya después vería como deshacerse de él.Ambos, estando en medio de un dilema, se mantuvieron en silencio permitiéndose pensar.
Finalmente, Jake habló.
— ¿Tú crees que es muy fácil? Jay, si fuera fácil librarme de esto, lo hubiera hecho hace mucho tiempo. Y ahora, es demasiado tarde, tengo una deuda muy grande qué pagar.
— Jake, el dinero que te estoy ofreciendo no es poco, te aseguro que es más de lo que podrías imaginar.
— De eso estoy seguro.
— ¿Entonces? ¿Qué te detiene? ¿A qué le tienes miedo?
Jake sonrió irónico, dejando que la ira drenara de su cuerpo lentamente, evitando explotar. Respiró profundamente y contestó: — La deuda que debo no se paga con números, Jay, mi vida es mi deuda.
Aquella confesión desconcertó a Jay más de lo que le hubiera gustado admitir, pero no perdió la compostura a pesar de haber sentido una fuerte y helada ventisca acariciarle la nuca.
Se dio la vuelta, subió al auto y antes de marcharse, bajó el cristal de su portezuela, sin mirar a Jake, le dijo: — Espero que cuando nos volvamos a ver, puedas darme una respuesta.
— No quiero volverte a ver. — replicó, furioso.
— Eso ya lo veremos.
Y se fue.
Lo edito mañana, ahorita estoy literalmente DURMIENDO, bueno, quedándome dormida.
Linda madrugada, gracias por leer!!
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GAMAN || ENHYPEN (Retomada)
Fanfic"Gaman" es una palabra de origen japonés con un profundo significado. Significa la resistencia, capacidad y perseverancia de seguir adelante, conservar el autocontrol y la disciplina a pesar de las adversidades. Heeseung es un adolescente que atrav...