Capítulo 7

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Mansión de los Rabell:

Toda la familia estaba sentada alrededor de la mesa, los tres hombres que estaban en ella con su usual porte distinguido, sus caras rígidas a medida que todos esperaban a que llegara la cena. Todos usaban trajes de ejecutivos haciéndoles ver aún más importantes. La señora Rabell, que estaba sentada al lado de su marido, el cual está ubicado en la cabecera de la mesa, solo se centraba en esperar impaciente y un poco furiosa porque a esta hora la cena ya debería estar servida. Por otro lado, Ariana, la hija menor del matrimonio, solo se concentraba en mirar al techo pensativa, sin decir una palabra.

-¿Qué estarán haciendo en la cocina? La cena tendría que haber estado lista desde las siete -se quejó la señora Leticia.

-Se deberían haber retrasado -comenta simplemente el señor Alex.

-En esta casa, existen reglas que deben cumplirse y tienen que ajustarse a los horarios.

-No es para armar un alboroto por una sola vez que la cena se retrase, Leticia. -respondió tranquilamente su esposo.

-Pues, claro que debo molestarme, porque esto podría repetirse en una segunda y tercera ocasión...

Las miradas se dirigen hacia Marta, la madre de Hayla, que entra en el comedor con una bandeja en la mano equilibrando tres platos sobre ella, luchando para que ninguno se caiga al suelo.

Si pudiera describir a esta mujer, diría que Hayla es una versión de su madre un poco más joven. Aunque, a pesar de sus 53 primaveras, sigue luciendo excelente. Posee un cuerpo bastante voluptuoso, el cual ha sabido conservar muy bien. Su cabello castaño no resalta demasiado, ya que lo lleva recogido con un pellizco para el pelo. Sus canas son poco visibles, ya que se pinta el cabello para que éstas no se vean y su ropa es la misma que se pone prácticamente todos los días para trabajar: un vestido negro con algunos detalles en los hombros y en la parte superior del cuello en blanco, y un delantal alrededor de su cintura de este mismo color.

-¿Por qué se han tardado tanto? -suelta de inmediato Leticia, a medida que su entrecejo se frunce al darse cuenta de que no está su otra empleada. -¿Dónde está Sasha?

-Disculpe, señora Leticia. La cena se ha atrasado un poco porque Sasha tuvo que ir al hospital por un problema médico, así que estaba yo sola en la cocina. -menciona Marta a medida que va dejando los platillos en la mesa.

-¿Y a quién se supone que le ha pedido permiso para salir del trabajo, así, como si nada? -vuelve a atacar la señora Leticia.

Justo cuando la madre de Hayla iba a hablar, otra voz resuena en la mesa.

-Yo fui el que le dio permiso -las miradas se dirigen hacia el señor Alex. -Ella me explicó su situación y yo le dije que podía faltar hoy al trabajo.

-De igual manera, aunque Sasha no esté, no veo la razón por la que tardaste tanto, Marta. ¿Te podría haber ayudado tu hija no? Después de todo, ella es como otra empleada más de la casa. -el cuerpo de Marta se tensa un poco ante el comentario de su jefa, aunque decide quedarse callada para luego escuchar al señor Alex nuevamente.

-Hayla, no es una empleada en esta casa, Leticia. Que ayude a su madre con su trabajo es una cosa y que trabaje para nosotros es otra muy diferente.

-Pues, yo si la considero una empleada. Después de todo, de alguna manera tu hija, Marta debe recompensar el favor que estamos haciendo por ella que vastante dinero está gastando mi esposo para pagarle la universidad.

-¡Mamá!-se queja Ariana ante el comentario de su madre.

-¿Qué? Es la verdad

-¡Leticia, ya basta!-menciona su marido en un tono vastante exigente y furioso.-Hayla, no me debe nada, si lo hago es porque sé que es una buena chica que se merece un buen futuro.

Insomnio: El deseo de tenerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora